El verano pasado perdieron la vida en las carreteras 220 personas, una cifra que Tráfico quiere reducir estas vacaciones con medidas como un mayor control de la velocidad con radares móviles en los 1.500 tramos más peligrosos de la red viaria española, que en julio y agosto soportará 81,5 millones de viajes.
Una cifra que, según ha explicado en rueda de prensa la directora general de Tráfico, María Seguí, supondrá un incremento del 3,85 por ciento respecto al pasado verano y que se desglosa en 38,3 millones de desplazamientos en julio y 43,2 millones en agosto.
Dividida en cuatro fases -la primera comienza el viernes-, la operación especial de Tráfico para este verano volverá a incidir en el control de la velocidad y del consumo de alcohol y drogas, con los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, especialmente vigilantes en las carreteras secundarias.
Tanto es así, que los agentes destinarán el 80 por ciento de sus horas de trabajo a la vigilancia de esas vías convencionales, donde precisamente se producen el 80 por ciento de las víctimas mortales en accidentes de circulación.
Julio y agosto concentran el 21,4 por ciento de los desplazamientos de vehículos de todo el año, pero también el 19 por ciento de los fallecidos, como ha recordado Seguí.
No se alcanzarán los 88 millones de viajes de largo recorrido que se realizaron en 2007, pero los 81,5 de este verano supondrán 5 millones más que los de 2013, cuando se bajó al mínimo histórico, y un 43 por ciento tendrá como destino las costas del Sur y de Levante.
Las previsiones al alza del turismo permiten augurar un tránsito este verano de unos 2 millones de coches de extranjeros, a los que se suman los 600.000 de la Operación Paso del Estrecho, cuyos ocupantes podrán hacer uso de las áreas de descanso de Oyarzun, Horcajo de la Sierra, Valdepeñas, Loja, Villajoyosa y Ribera de Cabanes.
Y para que todos esos viajes tengan un final feliz, Tráfico intensificará la vigilancia es un momento "especialmente crítico", con un aumento de los desplazamientos y un parque "ya obsoleto" de vehículos, con una antigüedad media en este momento de 13,2 años.
Por ello, entre las tres campañas especiales de control que la DGT llevará a cabo este verano destaca la de vigilancia de las condiciones de los vehículos, que se desarrollará del 6 al 12 de julio no solo en los aspectos visibles de los coches, como los neumáticos, sino en la comprobación de la ITV.
La segunda campaña será de control de la velocidad (del 20 al 26 de julio), sobre todo en las carreteras secundarias, desde el aire, a pie y con radar móvil. Además, la DGT publicará el jueves los 1.500 tramos de estas carreteras que se consideran más peligrosos, en los que los conductores deberán extremar la precaución y en los podrá instalarse un radar. Son los tramos en los que se ha detectado una alta accidentalidad o infracciones de exceso de velocidad en porcentaje superior a la media.
Una tercera campaña pretende concienciar del peligro del consumo de alcohol y drogas al volante y se desarrollará en coincidencia con las fiestas que en casi toda España se celebran en torno al 15 de agosto.
Cuatro fases son en las que ha dividido Tráfico el dispositivo especial del verano. La primera, entre el 3 y el 5 de julio; la segunda, del 31 de julio al 2 de agosto; la tercera, del 14 al 16 de agosto; y la cuarta, del 28 al 31 de agosto. No obstante, todos los fines de semana del verano se montarán dispositivos especiales.
Tráfico completa su acción preventiva con una campaña divulgativa en televisión, cine, radio, prensa escrita y redes sociales en la que lanza el mensaje de que una pequeña decisión al volante (coger unas gafas de sol, por ejemplo) desencadena un efecto mariposa que acaba pagando toda la sociedad. Pequeñas cosas a las que la campaña da un valor desorbitado, es decir, el que costaría si fuera el origen de una accidente. Ese valor es 1.400.000 euros, que es el coste social de una víctima mortal.