José María Aznar logró despertar del letargo al Partido Popular. A golpe de titular, de frase lapidaria. Los militantes de base vibran con él, y ha vuelto a ponerse de manifiesto. En Zaragoza, donde le esperaron por cientos desde una hora antes del inicio del mitin. Pero también en Logroño, en Ávila, en Madrid. Una mezcla de patriotismo y política de pata negra, enérgica y sin paños calientes. "Bravo", le gritó una señora. El presidente "de siempre", como resumió un cargo abulense.
En Génova contuvieron el aliento la primera vez que Aznar tomó la palabra. Había nervios, incluso temor, a que regañara a Mariano Rajoy en plena campaña. Pero no lo ha hecho. Se limita a ignorarle, poniendo en valor el proyecto de pasado, presente y futuro del PP y a los candidatos a los que arropa. Suficiente a ojos de la dirección, que cree que suma. Aznar, más político y contundente; Rajoy, centrado en su balance económico y que en Burgos, a la misma hora, defendió las mayorías absolutas del PP como "el pacto de verdad y de la sensatez".
El expresidente aún tendrá un mitin más en Toledo, pero el colofón se vivió este domingo en Madrid, ante un público extasiado. Aznar en estado puro. "Con la cabeza alta, con la mirada limpia, podemos decir que la mayoría del PP puede sentirse orgulloso de este proyecto", arengó a los suyos. "Con aciertos y con errores, tiene una hoja de servicios imprescindible al servicio de la libertad y de España. La unión de todo lo que está a la derecha de la izquierda, con un ADN perfectamente reconocible", insistió.
La palabra que más repitió en su tour electoral fue "España". "Estamos hablando de una gran nación, de un ideario nacional, de una nación que se siente y en la que se cree", destacó en Madrid. Él quiere un discurso más patriótico en el PP, sin tantos corsés, y lo articula. Y de ahí que exija firmeza contra los nacionalistas. Es, de hecho, el único punto en el que se ha permitido un recado directo al presidente del Gobierno. Lo ha repetido en cada acto: "A esos nacionalismos les tenemos que decir que aquí nadie puede saltarse gratuitamente la ley y que la Constitución está para defenderla". "Y si alguien tiene dudas, tenemos la obligación de aclarárselas con todas las consecuencias".
Los términos que se le escuchan a Aznar difícilmente están en el vocabulario de Rajoy. "Una España poderosa", dice en sus mítines, que termina con un "viva España", que después repiten los militantes. Ningún miembro de la dirección nacional le ha acompañado, aunque el lunes estará en Toledo para tratar de arañar votos para María Dolores de Cospedal, que roza pero no acaba de tener atada la mayoría absoluta en Castilla-La Mancha.
El papel de Ana Botella
El expresidente también pide más política. "Reafirmar principios y actitud" y " dejar claro y decir alto lo que se quiere y para qué se quiere", proclamó este domingo. Y fue entonces cuando puso como ejemplo a su mujer, la alcaldesa de la capital, en ocasiones vilipendiada internamente. De hecho, Aznar partió de la base de que han pasado "cosas, muchas, ingratas e injustas". Y resumió: "Madrid es el mejor ejemplo del compromiso necesario, en la ciudad de Madrid se reconoce al PP y nadie ha hecho, ni de lejos, lo que ha hecho el ayuntamiento para sanear las cuentas públicas de España entera".
Un homenaje encendido, porque sus entornos reconocen que han callado mucho. "Lo digo con orgullo y con el agradecimiento que es lo que se merece recibir del PP y de los madrileños", se reafirmó. La propia Ana Botella, que también tomó la palabra, se reivindicó ante Aguirre: "Esperanza, cuando seas alcaldesa, verás que ya hemos bajado los impuestos". "Ha trabajado como nadie y deja un legado como nadie. Querida alcaldesa, querida Ana, enhorabuena y gracias", concluyó este capítulo su marido.
"Estabilidad" y "perseverancia", recomendó Aznar. "Y Esperanza es un ejemplo de la continuidad histórica del PP", dijo sobre la hoy candidata al consistorio. Enfrente, situó al resto de opciones políticas que concurren a las elecciones, cargando especialmente contra Ciudadanos, Podemos y el PSOE. Y alertó ante la posibilidad de parlamentos muy fragmentados: "Los gobiernos débiles son la mejor receta para el empobrecimiento, que es lo que no queremos que ocurra".
Aznar fue muy duro con la izquierda, que vinculó con esa debilidad. "Que miren lo que está pasando en Andalucía. Si eso es lo mejor que tienen, Dios mío, cómo será lo peor", se mofó del PSOE, provocando la carcajada de los asistentes. Luego pasó a criticar a Pablo Iglesias, que no citó. "Tócate", tiró de ironía, tras decir que es "socialdemócrata" como se definieron "Marx y Engels". Y recordó quienes fueron sus herederos, como Stalin, "que asesinaron por miles".
El siguiente mensaje fue sobre la renovación. "No es agarrarse a lo primero que pasa, que no puede ser un concurso de modelos, ni tampoco un concurso de ocurrencias. No es cuestionar la inexperiencia por bandera o llevar la inexperiencia por bandera", argumentó, descartando a Albert Rivera y a Iglesias. "Es una mezcla inteligente de continuidad, perseverancia y estabilidad con la corrección de todas las cosas que no van bien y tienen que ser corregidas". En Ávila, soltó un nombre, aunque su equipo restó importancia al hecho: "Si alguna vez me tiene que renovar alguien, que sea Pablo Casado".
"Qué claro habla, cómo se le entiende todo", fue el resumen que hizo una militante en la capital. "Presidente, presidente", le han coreado allí donde ha estado. "Venid aquí, éste es nuestro partido, aquí tenéis que estar. Juntos podemos hacerlo, lo hemos hecho y lo vamos hacer", pidió a los votantes descontentos, a los que dijo comprender. "Votar a VOX es tirar el voto a la basura", advirtió Aguirre minutos antes del mitin en esRadio.
La estrategia de Rajoy
Mientras, Rajoy siguió con su estrategia. Nada de aspavientos, salvo para defender las mayorías absolutas. Las diferencias con el discurso de Aznar son muchas. El presidente se centra en su relato económico -un 80% de su intervención-, que adereza con críticas hacia "adanes, tertulianos y estrellas de televisión" y un elogio encendido a los barones del PP que visita. Tan poco titulares da que sugirió una bajada del IVA en 2016, y de inmediato abrió buena parte de los medios en Internet. "El mayor riesgo para la recuperación es volver a las antiguas recetas socialistas", suele repetir. No se dirige al votante enfadado.
"Rajoy no va a cambiar a estas alturas y Aznar tampoco. Pero creemos que ha salido bien", insisten en Génova. Los números empiezan a salir, según deslizan. Aunque con un matiz importante: "No hay que comparar los resultados del 24M con los de hace cuatro años porque el escenario es completamente distinto".