Rosa Díez, con muchas horas de vuelo en la política, sigue actuando rápido ante la crisis desatada en UPyD tras los resultados de las elecciones en Andalucía, que colocan a la formación al borde del abismo. Después de la dimisión de cuatro miembros del Consejo de Dirección, incluidos los diputados Irene Lozano y Álvaro Anchuelo, Díez ha decidido reforzar a uno de sus fieles, Andrés Herzog, el único que junto a Ramón Marcos, el candidato a la Comunidad de Madrid, respaldó con su presencia en la sala de prensa a la presidenta del partido durante la difícil comparecencia ante los medios del pasado lunes.
Herzog, hasta ahora responsable de Regeneración Democrática y asesor del grupo parlamentario, será el portavoz adjunto del partido, cargo que de facto ya había desempeñado en varias ocasiones, particularmente en todo lo referido a la querella contra Bankia que él mismo, abogado de profesión, impulsó y en las negociaciones frustradas con Ciudadanos del pasado otoño.
Pero no acaban ahí los movimiento de Díez. El Consejo Político previsto para el sábado, sobre cuyo orden del día incluso dudó en la rueda de prensa del lunes, se convierte en extraordinario y con un único punto: debatir y votar una resolución política sobre la estrategia de UPyD de cara a las próximas elecciones. Es decir, que Díez, criticada estos días precisamente por haber abanderado una estrategia errónea, lanza un nuevo órdago ante los 150 miembros del máximo órgano entre congresos de UPyD, después de que los críticos, sin concretar demasiado, hayan vinculado el pésimo resultado en las andaluzas a errores de estrategia.
Bajo los eufemismos de unos y otros se esconde una única realidad, de la que en privado se habla sin tapujos, como ocurrió el lunes en la larga y tensa reunión del Comité de Dirección: la unión con Ciudadanos, siempre rechazada con desprecio por la inmensa mayoría de la dirección, es hoy por hoy la única tabla de salvación para UPyD, que de seguir su tendencia descendente podría estrenar el próximo año, 2016, con el diputado vasco Gorka Maneiro como único representante institucional relevante. De esa unión, por tanto, volverán a hablar el sábado los mismos consejeros que sometieron a una catarata de críticas a Francisco Sosa Wagner el pasado seis de septiembre por plantear una apertura de negociaciones con los de Albert Rivera. Aunque puede que, como ha sucedido en el Consejo de Dirección, muchos hayan cambiado de opinión. Otra cuestión es saber si, más allá de declaraciones retóricas, Ciudadanos está dispuesto a una unión entre dos partes cada vez más desiguales.