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'El País' acusa a Fernández Díaz de organizar una policía política

Media prensa se enreda en una guerra de cloacas y la otra media en la batalla por Madrid.

El País le arrea un estacazo a El Mundo con el ático de Ignacio González como excusa. Tras la publicación ayer en El Mundo de la conversación entre el presidente madrileño y un policía, hoy entra a saco Cebrián. "El comisario del caso González tiene 12 negocios millonarios", titula. El policía Villarejo, al que imaginamos en blanco y negro con un sombrero y un pitillo en la comisura de los labios, "participaba en sociedades privadas con un capital total de más de 16 millones". La información la firma Javier Ayuso, el que fuera jefe de prensa de Juan Carlos I, el ingrediente que faltaba para la peli. El editorial exige al ministro del Interior que deje de hacerse el tonto y dé "explicaciones urgentes sobre actuaciones de policías que parecen claramente irregulares". Que a qué viene ahora sacar a relucir la grabación del encuentro entre González y los polis que "ha permanecido en la sombra más de tres años" justo "en medio de una batalla interna del PP". Cante, ministro, cante. "El ministro tiene que aclarar para quién trabajan esos policías, a quién representan y a quién reportan, puesto que parecen actuar al margen de los órganos regulares del Estado de derecho". "Personas a las que la sociedad dota del poder de usar placa y pistola no pueden hacer lo que les viene en gana, investigando a quien les parece y en medio de una inquietante confusión entre actividad pública y privada", dice poniéndonos los pelos de punta. Sobre todo por lo de la pistola. "La policía no puede ser utilizada para operaciones sucias" y el ministro "tiene la obligación de aclarar todo lo que pueda manchar la buena imagen de las fuerzas de seguridad ante los ciudadanos. Y si es él quien ha organizado o permitido una policía política, el ministro debe hacerse responsable de las actuaciones de sus subordinados y asumir las consecuencias". ¿Una policía política? ¿Fernández Díaz? Y luego decían de Rubalcaba. Menuda mosquita muerta. "En un estado europeo serio se persigue y depura a los policías que actúan por su cuenta o derivan en partidas de la porra. Lo que no puede nunca hacer una democracia es vivir bajo la sospecha de que sus fuerzas policiales actúan fuera de control". A Ignacio González le ha salido un amigo inesperado. Eso sí, un poco tarde.

El Mundo deja hoy tranquilo a Ignacio González para volcarse en la campaña de Aguirre. "Aguirre cuenta con San Gil y critica el derroche de Gallardón". "Rajoy da por superada la crisis madrileña", pelillos a la mar, aquí no ha pasado nada. Lucía Méndez dice que es que el presidente "no es capaz de entender la vida" -política, se entiende- sin Esperanza Aguirre. "Hasta un hombre tan aparentemente frío como Rajoy necesita algo de marcha de vez en cuando (…) Pide a los madrileños que voten como alcaldesa a una mujer a la que él no quiere como presidenta del PP de Madrid. Un cautivador y necesario toque de insensatez". O de pragmatismo. Al fin y al cabo él no tiene por qué votarla.

ABC también va por el PP de Madrid, pero por la Púnica. "Granados obtenía 900.000 euros por colegio". Ha entrado el periódico en una especie de esquizofrenia con Aguirre. Mientras en titulares deja claro que no le ha hecho ninguna gracia que sea la candidata -"Moncloa insiste en imponer la paz tras la tensión causada por Aguirre", "Sectores del gobierno y del PP, molestos con el comportamiento de la candidata por Madrid", su designación "no ha llenado precisamente de alegría"- sus columnistas están ilusionados. Bueno, Hermann Tertsch menos, que no es muy dado a manifestar su alegría. Percibe que "España es el único país que no tiene derecha". Como le oiga la izquierda. "El ridículo complejo del franquismo les tiene paralizadas las meningues. Cuando no es pensamiento débil es puro miedo". Pero un rayo de esperanza se ha abierto en su vida. "Si Aguirre consigue llevar a la vilipendiada derecha madrileña a votar, será porque la ha convencido de que ese voto es para mucho más que para la alcaldía de Madrid". Ignacio Camacho le alegra el día, ánimo hombre, que "Aguirre representa el antiarriolismo: incorrecta, combativa, osada. Una candidata del PP para los que les gusta el PP". Que para los que no les gusta ya está Rajoy, que le tiene un asco...

La Razón tiene un susto morrocotudo. "Alerta abertzale: los proetarras cambian Bildu por Podemos". "Pablo Iglesias se hace con el voto radical al apoyar la autodeterminación del País Vasco y a líderes como Otegi". ¡Te pillé!, dice Marhuenda. "Pablo Iglesias es capaz de ensalzar el patriotismo y de defender el derecho de autodeterminación en función de la comunidad autónoma que pisa. No es de fiar". Javier G. Ferrari pide que haya paz en el PP de Madrid, que "Aguirre puede ganar y gobernar Madrid salvo que la guerra interna por el poder en el PP de Madrid lo frustre. Una insensatez de proporciones cósmicas". Pero su periódico no le hace ni caso y mete cizaña empeñado en seguir a la gresca. "Génova apoya que Cifuentes quiera controlar el PP de Madrid" y "Rajoy utilizará sus instrumentos para que coja las riendas una persona de confianza de la dirección nacional". Pues como sea esta la forma de evitar la guerra interna.

La Vanguardia se va por los cerros de Úbeda para no abrir con el último show de los pujoles en el parlamento catalán. Esta vez la estrella invitada era Oleguer, el pequeñuelo de la familia. "Oleguer Pujol admite un 'debate ético' en su familia sobre el legado". Un debate ético en la familia Pujol, si es que son unos guasones de cuidado. No me extraña que les hagan ir todas las semanas al parlamento catalán, siempre te hacen pasar un rato divertido.

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