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Así se gestó la operación Aguirre-Cifuentes y la caída de González

Han sido momentos de enorme tensión para los actores clave del PP de Madrid. Una vez Rajoy dio luz verde, se precipitaron los acontecimientos.

Han sido momentos de enorme tensión para los actores clave del PP de Madrid. Una vez Rajoy dio luz verde, se precipitaron los acontecimientos.
Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes | EFE

La decisión fue tomada hace tiempo, según el entorno del presidente. Se destriparon las encuestas internas, se estudiaron todas las variables -incluido, aunque después se negara, el hipotético desembarco de Soraya Sáenz de Santamaría- y se mandó el dossier al despacho de Mariano Rajoy. Él fue quien dio la orden, el que de nuevo posó su dedo divino, aunque suela quejarse de que lo más difícil de su cargo es tener que elegir entre personas.

En La Moncloa admiten que el ambiente era espeso y había ido a peor en los últimos días. La situación en el PP de Madrid era alarmante: "Lo que hemos vivido ha sido un auténtico horror", reconocen sin medias tintas. Y Rajoy decidió dar luz verde a la operación Madrid cuando ya muchos creían que volvería a demorarse, incluso hasta después de las elecciones andaluzas. Un viernes, cuando él participaba en un mitin en Jerez, pasadas las ocho de la tarde.

Rajoy ya se había decidido por Esperanza Aguirre. Y ella, como mínimo, lo intuía. Sólo tenía que esperar a que llegara el momento. De ahí que en la recta final optara por un perfil bajo y se escucharan de su boca elogios hacia el presidente -por ejemplo, en la cena de Navidad del PP de Madrid, cuando defendió su política económica-.

En el PP, la tesis más extendida es que, si hubiera tenido otra opción, Rajoy se habría decantado por otra persona. Es mucho lo que les separa, para empezar la personalidad, diametralmente diferente. Pero, según cargos de su máxima confianza, el margen de maniobra era muy poco. No se podía arriesgar. El objetivo pasa por recuperar al votante descontento, a los "muy cafeteros", y Aguirre para eso es un valor seguro. También para taponar la fuga de votos con destino a Ciudadanos, el partido de Albert Rivera. "Lo dicen las encuestas, con ella la sangría es menor", reconocía hace escasos días un miembro de la dirección del PP.

Rajoy dio a entender hace días a algunos interlocutores que sería Aguirre. En Génova son conscientes de que ella también moviliza en negativo -esto es, al votante de izquierdas-, pero los sondeos auguran que Podemos ya ha sacado a este sector de la abstención. La clave, pues, pasa porque el votante del PP no se quede en casa o se sienta atraído por Ciudadanos.

Así pues, la opción Aguirre para el ayuntamiento era segura. Ella tirará del carro, pese a sus defectos. Pero faltaba la comunidad. Según Moncloa, González es un "excelente" gestor pero no un buen candidato. Hasta hace pocas semanas, el todavía presidente regional y muchos en el PP creían que tenía muchas opciones. Antes de Navidades, acudió a Moncloa y le dijo a Rajoy que quería ser candidato. Él le escuchó, pero no le dijo ni que sí ni que no.

Es verdad que siempre, desde el principio, se sugirió que Rajoy no tragaría con el tándem Aguirre-González. Pero en el PP acabó calando la idea de que dejaría todo como está, que no haría cambios. Por "previsible", apuntaban. Ahora, sin embargo, dicen que Rajoy se había decantado por Cifuentes hace bastante.

González no iba a ser y en el último mes se intentó desgastar su imagen hasta el extremo. En opinión de muchos, ha sido fuego amigo. Antes del aluvión de portadas en su contra, se empezaron a escuchar determinados comentarios en Génova y Moncloa: "Nacho tiene que resolver sus temas", tiene "cosas judiciales pendientes". Y entonces llegó el lunes 2, de nuevo el ático de Marbella, y su explosiva rueda de prensa como respuesta. Los puñales y los silencios se repitieron, y se comenzó a escuchar eso de "cadáver político".

Según algunos cargos consultados, González se dio cuenta de que Rajoy no iba a contar con él y optó por lanzarle un órdago. El recambio en el PSOE -con el adiós definitivo de Tomás Gómez- también tuvo que ver, según las fuentes consultadas. "Decidió pasar al ataque y presionar en vez de dar un paso atrás, como se le sugirió", deslizan. Pero el líder madrileño entendió que tenía que defenderse ante la "campaña en su contra"; quería dejar claro que él no se ve culpable de nada de lo que se le imputa y que la pelota estaba en el tejado de Rajoy.

Del lunes al viernes se vivieron todo tipo de presiones, por todas las partes. Cospedal habló varias veces con González; primero, para intentar tranquilizarle y, finalmente, para anunciarle que no sería el candidato. Entre medias, y tras un descarado y calculado silencio, la propia secretaria general y Aguirre tuvieron que salir a arroparle. Era un parche: González ya estaba muerto y sólo esperaban que Rajoy diera la orden.

Llegó el Comité Electoral Nacional, viernes 12:00 horas, Génova 13. En principio, de trámite. Su homólogo madrileño no se había reunido, por lo que no se esperaban sorpresas. Hora de comer, receso. Y empezaron las dudas, aunque el PP de Madrid insistía en que no habían sido llamados. Una de las claves es que ese formulismo no se iba a producir y sólo se hablaría con los actores clave. Con el paso de las horas, empezaron los síntomas, las llamadas, los agobios…

Antes de la confirmación -el mensaje del PP llegó a las 20:01-, Rajoy todavía jugó al despiste con los periodistas en Jerez y dio a entender que no había tomado la decisión. "Todavía estábamos trabajando en ello", le excusan. Cristina Cifuentes ya había sido informada y aguardaba impaciente. Le esperaban un aluvión de felicitaciones. Ella lo dijo claro: si recibía la llamada del presidente aceptaría y, en caso contrario, seguiría trabajando al 100% al frente de la Delegación del Gobierno en Madrid -cuya gestión ha sido muy aplaudida-.

No se esperan estridencias en el PP madrileño. "Supervivencia", repiten. Aguirre controla de forma férrea al partido y no habrá críticas. Se espera que González "se coma el sapo" y acepte el espaldarazo a su gestión que se prevé para los próximos días. También es previsible que Cifuentes obtenga algún cargo en la dirección de mayor peso. Actualmente el secretario general es González. En privado, admiten que "las rubias" -así se les ha apodado- han tenido algunos choques, pero están obligadas a entenderse. Tienen que repartirse trabajo e intentar lograr la mayoría absoluta: "Se necesitan".

Si sale mal, muchos auguran que Rajoy emprenderá una nueva operación, pero en esta ocasión para hacer limpia en el partido. De ahí que muchos hablen de "supervivencia" y apunten a que todo el partido, sin rechistar, va a echar el resto para buscar la victoria en mayo. Pase lo que pase, las cosas ya han cambiado y se abre una nueva etapa.

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