El primogénito de Pujol deja en evidencia a Mas: "El 'president' es mi amigo y no me ha dejado solo"
El padre se escuda en el "dicen, dicen, dicen"; la madre, en que "no tenemos ni cinco; y el hijo culpa al BBVA de mover su dinero en paraísos fiscales
Jordi Pujol Ferrusola, el "cerebro" que manejó la fortuna oculta de los Pujol, el "legado" del abuelo Florenci, atribuyó la situación procesal de casi toda su familia a la presión del Estado. "Me lo decía mi abuelo, si algún día Cataluña llega a la situación que algunos queremos (la independencia), irán a por los líderes", afirmó JPF ante la incredulidad de algunos diputados. A partir de ahí, el hijo mayor de Pujol y Marta Ferrusola intentó desactivar todas las acusaciones que pesan contra la familia del expresidente regional con una mezcla de anécdotas personales (le preguntaba a su abuelo, que era como un amigo, sobre la situación en la que quedaría su tía María Pujol y don Florenci le decía que no se preocupara) y acusaciones contra el BBVA, entidad de la que aseguró que era la que movía su patrimonio por los paraísos fiscales y que le ha "echado" como cliente de su oficina de toda la vida, en la avenida Diagonal con Casanova.
El colofón fue cuando afirmó que "Mas es mi amigo, nunca me ha dejado solo y no necesito hablar con él para saber que me responderá si lo necesito". El mazazo y el aviso a navegantes casi pasó desapercibido para los diputados de la comisión Pujol. Un par de horas antes, su padre, en el mismo escenario afirmó que Mas había dicho la verdad cuando afirmó que se había enterado del caso Pujol el día de la confesión, en un intento por limpiar la imagen de su "hijo político". En cambio, el primero de sus hijos reivindicó una amistad de la que Mas prefiere no hablar.
"Dinamizador económico"
El mayor de los Pujol se reivindicó como un "dinamizador económico", que sus negocios nada tienen que ver con la política, que en diez años facturó con todas sus empresas 22 millones de los que pagó 7,5 a Hacienda, que trabaja principalmente fuera de España. JPF estuvo sobrado, nada nervioso, se permitió hacer bromas y dispuso de su abogado, Cristóbal Martel, sentado en el lugar de los diputados, irregularidad que el presidente de la comisión, el diputado antisistema David Fernàndez, consintió, como que fueran los Pujol quienes decidieran qué preguntas tenían a bien responder.
Jordi Pujol i Ferrusola dijo que sus "contratos verbales son perfectamente legales" e hizo frente a las ironías sobre sus conocimientos en toda clase de negocios con una andanada contra el propio presidente de la comisión Pujol (hay diputados presentes en 25 comisiones parlamentarias y no deben ser expertos en todas las materias de las que tratan; Fernàndez matizó que en su caso eran 29), contra Miquel Roca, una de sus bestias negras políticas, y contra la dirigente socialista Laia Bonet, recién fichada por la empresa Aguas Ter-Llobregat para su área de relaciones institucionales: "Seguro que no es una gran experta en temas de aguas y la han fichado por otras razones, pero no precisamente por su currículo".
El colofón del 23-F
Jordi Pujol Ferrusola parecía sentirse cada vez más cómodo. Tenía la "documentación" a mano, recurría constantemente a la transcripción del interrogatorio del juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, se permitía bromear sobre la cita de La Camarga (entregó en el parlamento un dvd que "no está manipulado, con la grabación íntegra") y se extendía en evasivas con apariencia de contestaciones, profusión de detalles para intentar justificar un incremento de patrimonio fruto de su trabajo en solitario y de sus grandes visiones de negocio.
Resultó también un digno heredero de las dotes oratorias de su padre y del carácter resuelto de su madre al poner punto final a su comparecencia con un mitin sobre los tres grandes momentos de la vida de su padre, marcados, según su hijo mayor, por la coherencia, el amor a la patria (catalana) y la responsabilidad familiar. Así, citó el paso por la cárcel en 1960 por la autoría de un texto que acusaba a Franco de ser "el gran corruptor", el 23-F del golpe de Estado, en 1981, y la confesión sobre el fraude fiscal continuado, el pasado 25 de julio de 2014.
En esos tres grandes momentos, Pujol pudo escaparse y no lo hizo, aseguró su hijo. En el primer caso, porque se lo debía a los amigos; en el segundo, a Cataluña entera; y en el último a la familia, vino a decir un JPF que sorprendió a los diputados por sus ganas de hablar, aunque fuera para presumir de su colección de coches deportivos y finalmente soltar un discurso melodramático sobre los tres "sacrificios" de Jordi Pujol.
La Camarga y los coches deportivos
En el apogeo de su larga comparecencia dijo que sólo había ido tres veces a Andorra con su examante Victoria Álvarez, que Rubalcaba rechazó la grabación de La Camarga (la conversación entre la examante y la dirigente popular Alicia Sánchez Camacho) "por incongruente", aclaró que está separado de Mercè Girones por vía notarial y no ante el juzgado, y que su gran problema había sido trabajar sólo, sin un equipo de abogados y economistas ("veinticinco por delante y veinticinco por detrás", dijo), en una clara alusión a Josep Pujol Ferrusola, integrado en Indra.
Jordi Pujol i Ferrusola se mostró especialmente soberbio y crecido cuando repasó el listado de sus coches deportivos: "Me gustan los coches viejos; hay gente a la que le gustan los cuadros, los barcos o las casas. A mí me gustan los coches". Además, aseguró ser un gran comprador, que los doce coches que dijo poseer los compró a precio de ganga, de gente con problemas económicos y que sus últimas acusaciones fueron un Mercedes y un Ferrari Testarrosa en 2012. Este último, según dijo, lo compró casi sin querer a un amigo que "derrapaba" en el plano económico. También le lanzó un perdigón a su tío Cabana. "Yo no voy en Barcelona con el Ferrari como dice mi tío. Tengo los coches en una planta de Teià".
En resumen, y según los diputados de Ciudadanos y del PP, una sucesión de "mentiras, mentiras y mentiras" frente al "dicen, dicen, dicen" con el que el patriarca de los Pujol trató de despachar todas las acusaciones. La intervención en la comisión Pujol de Marta Ferrusola dejó varios titulares, como el de que la familia no tiene "ni un duro", que los hijos "van con una mano delante y otra detrás" (cosa que contradijo su propio hijo), que ella no sabe nada de bancos y que "Cataluña no se merece esto".
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