La dura infancia de Tania Sánchez: su padre no le dejó jugar con Barbie ni ver 'Melrose Place'

"Políticamente soy dura. Incluso temeraria". Así se define a sí misma Tania Sánchez ante Manuel Jabois durante una jornada de confidencias con el flamante periodista de El País.

El encuentro comienza en la cafetería del Clínico después de desplazarse juntos en coche hasta allí. Este detalle lo sabemos porque Tania "se maquilla en el coche ayudándose de un espejo pequeñito". Coqueta, dice "dejándose caer en una silla de la cafetería del Clinico: 'No sé ni lo que me hice en la cara'". 'Estás guapísima, Tania, como siempre', se supone que le tranquilizó un caballeroso Jabois. Pero esto no lo dice.

De padre comunista, Tania Sánchez relata su infancia y recuerda "La Bola de Cristal, el marxismo para niños que inventó Santiago Alba Rico, la mejor televisión que hubo en España para su generación, nada que ver con la que vino después, en la adolescencia". Concreta que se refiere a "Al salir de clase, Melrose Place, Beverly Hills... Mi padre no quería que viese Beverly Hills, ¡no me dejaba! Yo lo veía igual, ¿pero qué era aquello? Una familia de clase media venida a más, que le pone a sus hijos unos nombres ridículos, Brandon y Brenda, y que lo primero que hacen es mudarse a una zona de millonarios, a una clase superior. ¿Por qué? ¿Es lo que hay que hacer siempre que te va bien? ¿Dejar atrás tu barrio, empezar en otro nuevo que esté a tu nivel?", se pregunta Tania.

Tania es antropóloga y "le fascina el funcionamiento de la sociedad". Una de las cosas que más le "asombra" es la institución del matrimonio, "la necesidad del rito para asegurar el amor". Pues siendo antropóloga debería saber que la institución del matrimonio no tiene nada que ver con el amor.

A Tania Sánchez, de 35 años, no le preocupa la edad. "'Cada año he sido más lista, más guapa y más formada. Cada vez mejor', ríe", dice un embelesado Jabois. "Uno de sus recursos favoritos es: 'Repítemelo otra vez que soy rubia natural'". Y eso que confiesa que "de niña le compraban Barriguitas y Nancy, que tenía un cuerpo proporcionado, pero nada de Barbie. 'Tiene cuerpo de top-model, no es real. No entraba en casa'".

Una infancia que explica muchas cosas.