Una imagen: hasta tres veces le pedía la número dos del PSM, Maru Menéndez, intervenir en la rueda de prensa de apoyo al secretario general, Tomás Gómez. Se negó las tres, dejando que fuera el líder cesado quien acaparara el protagonismo. El candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona, permanecía en un segundo plano, sin aplaudir ante las arengas de Menéndez y Gómez que eran constantemente vitoreadas por la ejecutiva madrileña y la militancia congregada en la sede de Callao.
Cuestionado por su defensa a ultranza ayer en un desayuno informativo en Madrid en el que calificó a Gómez como "el mejor candidato y el mejor presidente", que "es un ejemplo para todos y todas los socialistas", y por quien se atrevió incluso a poner "no una mano en el fuego sino las dos", Carmona se resistió a mojarse sobre si su presencia en la foto de la rebelión madrileña constituye un respaldo a la declaración de guerra del PSM, en fondo y forma.
Pero al término del acto, la última pregunta de Libertad Digital le solicitaba tomar partido, por una parte o la contraria. Y no lo hacía. Se limitaba a decir "lo mismo que ayer: que pongo las dos manos en el fuego por Tomás Gómez; que es un político honrado y decente". "Es una de las personas más honradas que conozco, sobre todo, como amigo".
Y es que el candidato socialista a la alcaldía de Madrid se mueve entre dos aguas. De un lado, el PSM, federación en la que se integra, por la que es candidato a la alcaldía de Madrid, y a la que le debe respeto (a sumar a su amistad personal con el propio Tomás Gómez); y de otro, la Ejecutiva Federal, que, ante un choque de trenes desbocado, podría pasarle factura su sublevación en las filas de alguien "políticamente muerto", según definen fuentes del PSM a este diario para hablar de Tomás Gómez.