El mismo día que su padre político, Jordi Pujol, declaraba ante una juez de Barcelona por evasión fiscal y blanqueo de capitales, Mas inauguraba el sexto y último busto que decorará el patio de los naranjos del Palau. Allí estaban ya los de Francesc Macià, Lluís Companys, Josep Irla y Josep Tarradellas. Se ha respuesto el del presidente de la Mancomunitat Enric Prat de la Riba y se ha inaugurado el de Josep Puig i Cadafalch, también presidente de esa institución, precedente de la Diputación provincial de Barcelona y de la propia Generalidad. No habrá más, ni de Pujol, ni de Maragall, ni de Montilla, ni siquiera de él, a pesar de que se jacta de ser el presidente de la Generalidad que más lejos ha llegado en la "construcción nacional".
Fue un acto más en la apretada agenda del presidente autonómico, pero con cierto simbolismo, como todos los de Mas, que oscilan entre lo histórico y lo mundial según los medios catalanes. Así quería poner de manifiesto que no hay sitio para Pujol en el futuro de Cataluña, que el patriarca del catalanismo contemporáneo está fuera de la historia, como en las fotografías trucadas de la URSS. La "decapitación" simulada de Pujol es la réplica de Mas al paseíllo judicial del fundador de CiU y su esposa, Marta Ferrusola.
El líder del proceso separatista, con su nombre y apellidos, su cargo y sus poderes en el sumario del caso ITV, que afecta a Oriol Pujol, el hijo al que tenía que calentar la silla, deberá comparecer en el Parlamento a petición de ERC, su "socio". No es probable que eso vaya alterar más el sueño de un hombre que ha confesado que duerme mal y presume de las denuncias por el 9N.
Mas confía en que el señuelo del proceso diluya cualquier implicación en las múltiples ramas de la corrupción en Cataluña, que la refundación de Convergència le libere de unas siglas muy tocadas. Ha ganado tiempo para esa tarea y cuenta con la sordina del proceso separatista para acometer las "incidencias" de los Pujol. Y por si no fuera suficiente, se compara con Alexis Tsipras, el primer ministro griego de Syriza, y afirma: "En otros lugares los procesos de regeneración tienen otros nombres y otros apellidos, pero en Cataluña, el principal motor de regeneración democrática es el movimiento soberanista". Estas palabras, que recoge el diario digital Crónica Global, fueron las más destacadas del discurso de Mas el lunes, en un foro periodístico de Barcelona. Así replicaba al tímido movimiento de ERC de aprobar los presupuestos de CiU y pedía al tiempo su comparecencia parlamentaria tras la aparición de su nombre en las conversaciones entre los implicados en el caso ITV.
Poco después daba un salto más en su carrera de paralelismos sin obstáculos durante el acto institucional organizado por el parlamento catalán en recuerdo del Holocausto. Su intervención, que consta en la web de la cámara ha sido el último episodio del habitual aprovechamiernto partidista de cualquier efeméride, pero con una utilización política del recuerdo a las víctimas que supera lo visto y oído hasta el presente. "No olvidar es también una inversión de futuro y un acto de justicia. Las armas de los violentos son aparentemente más poderosas, pero nuestras armas, la palabra, el diálogo y la negociación, son más sofisticadas, y nosotros somos más, y aquí es donde radica nuestra fuerza", declaró Mas en presencia de una nutrida representación de la comunidad israelí en Cataluña. También defendió la "identidad catalana" como "una estructura de orígenes diversos, ejemplo de convivencia que debe servir para hacer un mundo mejor". Con esas frases glosó Mas, considerado por TV3 un líder mundial, el "Día internacional en recuerdo de las víctimas del Holocausto".