Gran trabajador, preparado analista y con un "verbo plagado de anglicismos financieros". Así es Oleguer Pujol, el hijo menor del clan Pujol-Ferrusola, a ojos del diario El País. La cabecera en papel de Prisa le dedica este martes una página entera a Oleguer en una entrevista en estilo indirecto y con aroma intenso a publirreportaje. "Siento una necesidad imperiosa de contar que yo no tengo 3.000 millones de euros, ni 500, ni tampoco 89", confiesa el benjamín de los Pujol en las páginas de El País.
Precisamente, este diario negó hace dos años una información publicada por El Mundo y que atribuía a Oleguer Pujol Ferrusola la compra en 2008 de las sedes del Grupo Prisa en Madrid y Barcelona. Una operación que habría ejecutado desde Drago Capital. De este modo, el pequeño de los Pujol habría hecho ganar a Prisa 242 millones de euros y se habría convertido en su casero, al alquilar los mismos inmuebles al grupo de comunicación.
Ahora, en este publirreportaje -firmado por Jesús García- el diario de Prisa le describe como un hombre "casado y con dos hijos" que "ha trazado su camino lejos de Cataluña y de los núcleos de influencia pujolista". Por si no hubiera quedado claro que el mensaje que quiere transmitir es que el único vínculo entre Oleguer y su familia es el apellido, El País insiste en que la vida de Oleguer "ha discurrido al margen del devenir del resto del clan".
Y es que el benjamín de los Pujol está desesperado: "El nivel de dispersión sobre mi realidad ya es demasiado alto. Siento una necesidad imperiosa de contar que yo no tengo 3.000 millones de euros, ni 500 millones ni tampoco 89. No es justo", se queja Oleguer. Y de números debe saber, porque, tal y como le describe El País, "tras licenciarse en Empresariales por Esade, aterrizó en Morgan Stanley, Londres, como analista". Allí trabajó día y noche: "Duermes tres o cuatro horas al día, y no ves la luz", explica el empresario. Precisamente a su periodo en Morgan Stanley es al que atribuye los ahorros que luego invirtió desde Drago Capital, compañía que fundó en 2000 junto a su socio Luis Iglesias: "Drago es una gestora para invertir en inmuebles en España y Portugal. Presenta operaciones a un inversor, que a la vez te exige que pongas dinero, aunque mucho menos, para que te involucres en el proyecto", explica Oleguer.
Pero, ¿qué hay de la filial Drago Real Estate Partners radicada en el paraíso fiscal de Guernsey? Oleguer explica que la radicaron allí "porque los inversores, que eran APG, Pearl, Royal Bank of Scotland y Sun Capital, operan desde plataformas de esa jurisdicción". Añade que "como gestores, debíamos tener la estructura registrada en el equivalente a la CNMV de allí. Con ellos compramos cinco edificios en Portugal, suelo en Melilla y dos complejos de apartamentos turísticos en Canarias".
Eso sí, pese a que su vida ha discurrido al margen de Cataluña y de su familia, dice que "la persecución de mis apellidos es clara y está relacionada con el proceso político en Cataluña. Por mis apellidos se cuestiona mi actividad profesional". Imputado por blanqueo y fraude fiscal, Oleguer insiste en que "nunca he hecho ninguna operación en Cataluña ni he comprado edificios de la Generalidad o suelo por recalificar. He huido de cualquier vinculación. Tampoco he hecho negocios con mis hermanos".
La clave de su problema es que "conmigo se ha confundido manejar dinero con tener dinero. Tengo un piso de 60 metros en Hospitalet y otro en Barcelona, parte de una finca en el Pirineo, un Toyota Rap 4 y dos motos. Y poco más. Obras de arte no tengo", aclara por si quedaran dudas.
La fotografía que acompaña el publirreportaje tampoco tiene desperdicio. El empresario, provisto de un jersey y poblada barba, aparece de perfil mirando por un amplio ventanal de su despacho de abogados en Barcelona.