La reunión en el Kitty's, el pub irlandés de la zona alta de Barcelona propiedad de Sergi Lougnhey, amigo de Jordi Pujol Ferrusola y exjefe de protocolo de su padre, se ha convertido en una auténtica trampa para elefantes; una pesadilla para algunos de sus intervinientes. La filtración del singular encuentro, que congregó a militares, políticos y empresarios, ha puesto en un complicado brete al teniente general Ricardo Álvarez-Espejo, inspector general del Ejército y responsable de la región militar en la que está encuadrada Cataluña. No fue el único militar que asistió al conciliábulo, pero ha sido el primer comensal del Kitty's en sufrir los efectos de la filtración.
En el Ministerio de Defensa se aduce que Álvarez-Espejo no hizo sino cumplir con los protocolos y obligaciones de su cargo, que la reunión se planteó como un acto distendido, informal y confidencial entre diferentes representantes de importantes sectores de la sociedad catalana y que sus antecesores en Capitanía había mantenido reuniones similares y con los mismos invitados o de parecido perfil. De hecho, la filtración al periódico catalán "economía digital" se atribuye a un hecho inédito que persigue entorpecer el proyecto de reinstalar en Barcelona un museo del Ejército como el que existía en la montaña de Montjuich hasta que se decidió traspasar al Ayuntamiento de Barcelona las instalaciones militares allí emplazadas.
El anuncio del "nuevo" museo en Barcelona, que hizo el propio Álvarez-Espejo durante la celebración de la Pascua Militar en Barcelona, ha puesto en pie de guerra a todos los partidos separatistas y en especial a la Generalidad y el Ayuntamiento, que contemplan la iniciativa como poco menos que una invasión. Álvarez-Espejo, que lleva un año en Barcelona, ha hecho todo lo posible por abrirse a los representantes políticos del electorado catalán, sin distinciones. Quería infundir un espíritu de acercamiento entre las Fuerzas Armadas y la sociedad, ha asistido a todos los actos institucionales de la Generalidad y, en este caso, se le ofrecieron toda clase de garantías de confidencialidad.
La invitación partió de Jaume Lanaspa Gatnau, de la Fundación la Caixa, y el argumento era que se trataba de unas citas habituales, una especie de Club Siglo XXI a la catalana y sin medios de comunicación, lo que deshizo cualquier reticencia a la reunión en la que también estaban el consejero de Mas Felip Puig, empresarios considerados afines al proceso como Salvador Alemany, exdirectivo del Barça y actual ejecutivo de Abertis, así como el fiscal jefe de Cataluña, José María Romero de Tejada, y hasta un general de la Guardia Civil, Ángel Gozalo.
En el apartado político, además del consejero Puig, figuraban los portavoces adjuntos del PP y Ciudadanos, Enric Millo y Carina Mejías respectivamente, así como el primer secretario del PSC, Miquel Iceta.
Sólo el Ministerio de Defensa ha accedido a explicar las razones para asistir y el comportamiento de Álvarez-Espejo en la reunión del Kitty's. Ni Justicia, de quien depende el fiscal jefe de Cataluña, Romero de Tejada, ni Interior, Ministerio ante el que habría de responder el general de la Benemérita Gozalo, han dado de momento explicaciones sobre lo que se ha dado en llamar el "Contubernio del Kitty's" ni sobre las intervenciones del fiscal y del general de la guardia civil durante el cónclave. Se remiten a las agendas privadas.
Otras fuentes aseguran que las reuniones en el Kitty's son habituales y que en ellas habría llegado a participar el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, antes de acceder a su actual cargo, así como otros políticos conservadores e incluso ministros en ejercicio.