'La Razón' reta a los yihadistas con una viñeta de 'Charlie Hebdo' en su portada
La prensa está conmocionada con la última masacre de los islamistas, esta vez en Francia.
El Mundo titula: "La yihad golpea a Francia". Casimiro García Abadillo atribuye el atentado al "auge del islamismo radical que viene golpeando desde hace años en todo el mundo". Dice Casimiro que "se podrá cuestionar" si Charlie Hebdo era "ofensiva para un creyente musulmán, pero eso es algo que debe resolverse en el terreno de las ideas o los tribunales. Una cosa es respetar los diferentes credos de las personas y, otra, imponer la censura o tratar de acallar con el terror a quien expresa opiniones diferentes a las propias". "El golpe asestado ayer por los islamistas en el corazón de Europa merece una reacción serena, pero contundente", dice. Y aprovecha para atizar al partido de Le Pen, que siempre está bien visto, venga a cuento o no. "No perderá la ocasión de usar la matanza como coartada para alimentar sus tesis xenófobas". García-Abadillo también critica a los gobiernos europeos que, acojonados, "han tratado de escurrir el bulto en las acciones internacionales de castigo a los yihadistas, todo indica que por el temor a una respuesta violenta en sus respectivos países". Que ya se sabe cómo las gasta esa pandilla de locos. Tampoco se olvida de las comunidades musulmanas, a las que pide que "exterioricen de forma más clara su rechazo al yihadismo", que lo hacen con tantos remilgos que no se les oye. "El atentado contra Charlie Hebdo lo es contra todo nuestro sistema de valores, el que con todos sus defectos, ha alumbrado las mayores cotas de libertad del individuo, de dignidad de la persona, de libertades y de respeto a los derechos humanos. En su defensa no podemos dar ni un solo paso atrás". En un artículo, Rubén Amón se lamenta de que este crimen "fomenta la aprensión al islám", que "demoniza sin matices a los musulmanes", esos chicos tan simpáticos. "Gracias a la brutal escabechina de ayer el peligro de Francia no es la islamización, sino la lepenización". Pues voy a quedar fatal, pero a mí me dan mucho más miedo los del turbante y la metralleta.
"Ataque terrorista a la libertad de prensa en el corazón de Europa", dice El País evitando en todo momento mencionar el detalle de que eran islamistas. Publica un editorial conjunto de varios periódicos europeos en el que dice que el atentado no es sólo un ataque contra la libertad de expresión sino "un ataque contra los valores fundamentales de nuestras sociedades democráticas europeas". Y les mandan un mensaje a los asesinos. "Continuaremos informando, investigando, entrevistando, editorializando, publicando y dibujando sobre todos los temas que nos parezcan legítimos, en un espíritu de apertura, enriquecimiento intelectual y debate democrático". Que lo sepan. Otro editorial, este ya en solitario, dice que "los asesinos de París han disparado contra el corazón de nuestras libertades individuales y colectivas" y que "hay que seguir trabajando por la causa de la democracia". Eso sí, aconseja a los franceses que "manejen con cuidado las emociones creadas por la tragedia de forma que no desate reacciones incontrolables", básicamente que se guarden muy mucho de meterse con los musulmanes, que en el fondo son buena gente. Y, cómo no, no puede evitar su momento ególatra. Allá por 1978 "El País fue víctima de un atentado terrorista en plena transición de España a la democracia. Aunque los autores de la matanza de París son otros" y no tiene ni las más remota similitud, pero es que lo suyo es un engreimiento patológico que debería ser tratado por un psiquiatra.
"Ataque a la libertad", titula ABC. Un contundente editorial dice que "Europa no tiene tiempo para seguir especulando sobre la respuesta a la amenaza yihadista", que la tenemos en casa. "Las democracias deben defenderse sin perder sus principios básicos, pero sin ser rehenes de prejuicios timoratos sobre el uso de la fuerza de la ley. Ahora, los gobiernos deben preocuparse por cómo proteger a sus ciudadanos más que de lo que puedan pensar las élites buenistas y bienpensantes", que no estamos para andarnos con pamplinas. "La masacre de París revela la inhumanidad de los enemigos de la libertad y pone a las democracias ante la responsabilidad de defenderse en sus propias fronteras frente a unos terroristas que conviven con sus ciudadanos, que disfrutan de sus libertades y que han sido transformados por el veneno del fanatismo en enemigos implacables a los que hay que combatir donde estén. Es la legitima defensa de las democracias". Jaime González advierte de que nos dejemos de "psicoanálisis de las motivaciones y las causas" y "proclamas multiculturalistas", que "estamos ante una guerra no convencional que está siendo ejecutada por nuestros agresores siguiendo un nuevo y espantoso manual". Gabriel Albiac también lo tiene clarísimo. "Es una guerra. Que se gana o se pierde. Ninguna guerra termina en tablas. Europa, de momento, pierde. El islam gana. Porque Europa prefiere dejarse matar a dar batalla (…) No odio tanto a los asesinos islámicos cuanto a los estúpidos políticos europeos que han tolerado llegar a esto". Hasta Jose María Carrascal está dispuesto a coger el fusil. "Nos han declarado la guerra. Y está visto que nos queda un largo camino por recorrer hasta ganarlo o más exactamente, para impedir que nos maten". ¿Y con ese espíritu piensas ir a la trinchera?
La Razón, temeraria, reta a los asesinos con una portada de la Charlie Hebdo con una viñeta sobre Mahoma. "Todos somos 'Charlie Hebdo'". Dice el editorial que el atentado "supone un ataque directo a la libertad de expresión", una "agresión dirigida al corazón mismo de nuestra sociedad". "El yihadismo supone la mayor amenaza geoestratégica para las sociedades democráticas desde el comunismo", así que más vale que nos vayamos poniendo las pilas. "El yihadismo islamista es, sin duda, uno de los fenómenos potencialmente más peligrosos a los que hoy se enfrenta la sociedad. Y lo es, principalmente, porque lleva en sí mismo la semilla de la intolerancia, la xenofobia y el totalitarismo; lacras de las que ha conseguido liberarse con esfuerzo de siglos el pensamiento occidental, de raíz judeocrisitana, haciendo de nuestro modelo de convivencia un ejemplo de libertad, progreso y tolerancia. Por ello, la lucha contra el terrorismo islamista debe preservar esos valores, sin los que es imposible entender la historia de Europa, y rechazar soluciones fáciles y populistas que no distinguen entre el bien y el mal". Pues no sé si con tantos melindres no nos van a matar a todos. Francisco Mahuenda firma un artículo en el que dice que "lo sucedido no tiene nada que ver con el Islam". Fíjate, y todo el mundo diciendo que ha sido un atentado islamista, hasta su propio periódico. Dice que es que "estamos ante criminales que desprecian la vida humana. No son más que indeseables de la peor calaña". E islamistas, Marhuenda. "Las democracias afrontan una guerra muy difícil". "No bastan buenas palabras, porque están llenos de odio a los que no piensan como ellos". Pues eso, pasemos de las buenas palabras.
La Vanguardia dice que "el yihadismo golpea el corazón de Europa". En el editorial sufre un ataque de elpaisitis y se ponen de protagonistas de la historia contándonos lo bien lo que lo hacen. "Las maneras periodísticas de Charlie Hebdo tienen poco que ver con las de La Vanguardia, que se caracteriza por un afán de rectitud en las informaciones y por su presentación imparcial y respetuosa, tanto para sus protagonistas como para los lectores". Y por no tener sentido del humor. Ni abuela.
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