Dentro del inmenso caso del fraude de la formación, destaca con luz propia el exconsejero de la Junta de Andalucía, Ángel Ojeda Avilés y no sólo por el montante de unas subvenciones obtenidas que están en torno a 50 millones de euros. Se trata indudablemente del modelo utilizado por el exconsejero para cobrar las subvenciones como fuera. De hecho, ocultaba las bajas en los cursos para evitar el descenso de sus ingresos, daba instrucciones para falsear la realidad, obtenía facturas falsas y pudo haber incurrido en destrucción de pruebas.
El Mundo cuenta hoy que hay testimonios y correos electrónicos que corroboran el modus operandi seguido por el entramado de Ojeda, en caso de que los alumnos dejasen de asistir a los cursos subvencionados. Ojeda, detenido el pasado 4 de agosto, está acusado de recibir de forma irregular unos 50 millones de euros en ayudas de la Junta de Andalucía para cursos de formación. Está imputado por presuntos delitos continuados de prevaricación y malversación de caudales públicos.
No caben ya dudas de que ocultó a la Administración autonómica las bajas de alumnos que se produjeron en los cursos subvencionados con la finalidad de cobrar íntegramente la ayuda. Además, los investigadores creen que falseó los listados de asistentes e incluso premió a los técnicos con 100 euros por curso ejecutado al "0% de caída de alumnos", como recoge un atestado de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional.
Según la Policía Nacional, Ojeda marcaba las directrices a seguir y premiaba a los "buenos empleados", En uno de los correos intervenidos se instruye a los monitores para ocultar a la Junta el listado de asistentes. "Sólo lo comunicaremos oficialmente si tenemos un sustituto y sólo cuando lo tengamos". Y sigue diciendo que hasta que no haya sustitutos, "mantendremos oficialmente" al alumno que abandone el curso, remarca el correo.
En cuanto a nombres ficticios, la instrucción es clara: "Es imprescindible empezar los cursos con los alumnos programados. Si no se tienen solicitudes suficientes para ello, habría que conseguir por cualquier medio que se nos puedan ocurrir nombres que cumplan con el perfil del curso, aunque luego no los realicen".
Para la Policía Nacional, está claro que se trata de cómo falsear el número de alumnos que realizan el curso y, si no es posible llegar a tal cantidad, los subordinados debían rellenar con nombres, no con personas, para obtener el máximo de dinero subvencionado.
Facturas falsas
Como en el caso de UGT, ya han aparecido facturas falsas realizadas a través de empresas instrumentales. La forma de desviar los fondos con las facturas falseadas incluía a los profesores que impartían los cursos de Ojeda, que eran obligados a darse de alta como autónomos. En calidad de tales facturaban a Humanitas, una de las empresas del exconsejero, entre 50 y 70 euros por hora y, después, la empresa instrumental facturaba a cada profesor alrededor de 30 euros por unos "supuestos servicios prestados". De esta forma, el pago real a cada tutor oscilaba en torno a unos 20 euros por hora, "retornando así la diferencia al propio grupo empresarial".
Se encontraron bolsas de basura en el sótano de la sede del entramado de empresas de Ángel Ojeda en el parque aeronáutico de Sevilla durante el registro llevado a cabo en agosto pasado. Y tambíen en la casa de Ojeda en el barrio sevillano de Heliópolis donde los agentes intervinieron tres lápices de memoria, un disco duro y diversos protocolos notariales y contratos privados.
Una de las cosas halladas en las bolsas están algunos correos electrónicos dentro de una carpetilla de color azul. Del registro practicado en su chalé sanluqueño, los agentes destacaron que Ojeda tuviera en su poder el decreto del fiscal jefe de Málaga en el que se hacía eco del informe de la Brigada de Delincuencia Económica y Fiscal en el que se detallaba que empresas controladas por el ex consejero habría recibido ayudas por más de 14,67 millones. También manejaba el auto de 16 de julio por el que la juez Alaya imputaba al exconsejero de Empleo Antonio Fernández en la causa de los cursos de formación.
Destrucción de pruebas
La Policía estaba sometiendo a vigilancia al exconsejero de Hacienda y Planificación entre 1987 y 1990 desde días antes de que se procediera a su detención, que tuvo lugar en la mañana del 4 de agosto en su residencia veraniega de Sanlúcar. La Policía desencadenó el dispositivo que incluyó la detención del ex consejero socialista ante la "actitud extraña" detectada en Ojeda y su círculo más cercano durante esos días previos.
Por ejemplo, en la noche del 29 de julio, se observó cómo salía del domicilio la que pudiera ser la esposa de Ojeda, "dirigiéndose hacia la zona donde tiene aparcado el Mercedes GLK mientras mira hacia ambos lados de la calle. Un momento después vuelve hacia el domicilio y, sin llegar a entrar, se observa cómo sale el que pudiera ser el objetivo Ángel Ojeda Avilés con una gran caja de cartón. Mientras tanto, la mujer se queda en la calle mirando hacia ambos lados de la calle haciendo, lo que se piensa que pudiera ser, una cobertura. Tras esto vuelven a entrar dejando la puerta del domicilio abierta".
Cinco minutos después, salía el propio Ojeda Avilés con una especia de bolso o maletín colgado del hombro y una gran bolsa en una de las manos. Seguidamente salía su mujer con una chaqueta blanca en el brazo y un bolso del hombro, encontrándose cerca de las inmediaciones del vehículo con otra mujer a la que saluda con dos besos, siguiendo su camino después.
La Policía calificó como "extraña" esa actuación, siendo causa determinante para precipitar la operación Óscar -saldada con nueve detenciones, entre ellas la del exconsejero - ante el riesgo de que se pudiese estar destruyendo pruebas.