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El arzobispo de Granada explica su actuación en el caso de abusos de varios sacerdotes

Una víctima de abusos escribió al Papa explicando su drama. El arzobispo ha suspendido a varios sacerdotes. La Justicia investiga los hechos.

El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, ha explicado hoy que vive con un "profundo dolor" la investigación sobre un posible caso de abusos sexuales en su Archidiócesis y sobre la posibilidad de presentar su renuncia ha dicho que su vida está en manos de la Iglesia y del Santo Padre.

Así se ha expresado el arzobispo de Granada a la salida de la reunión de la Asamblea Plenaria de los obispos que se celebra en Madrid desde el lunes, a la que ha acudido este miércoles, después de que se conociera la denuncia por abusos sexuales de un joven que ha llevado al Arzobispado a apartar del ejercicio a varios sacerdotes.

La víctima, un joven de 24 años que actualmente es profesor en el norte de España, escribió una carta al papa Francisco en el que le contó el drama que vivió y los abusos que durante años, desde los 13/14 años, sufrió por parte de varios religiosos de un colegio de Granada.

El pasado 10 de agosto el propio Papa llamó telefónicamente al joven y le pidió perdón "en nombre de toda la Iglesia de Cristo" ante los abusos sufridos. Además, le instó a denunciar a los hechos a la Justicia para que todo se aclarara y los supuestos autores respondieran por sus actos delictivos.

De este modo, el pasado 15 de octubre presentó una denuncia ante el fiscal jefe del Tribunal Superior de Andalucía, Jesús García Calderón. En cuanto leyó la denuncia el fiscal ordenó a la Policía diligencias preliminares que verificaran los hechos y el día 20 ya estaba el caso en los juzgados.

A su vez, desde el Vaticano el Papa, en cuanto llamó a la víctima, ordenó igualmente una investigación de lo sucedido al Arzobispado de Granada, lugar en el que se produjeron los supuestos abusos. El caso que estaba bajo secreto de sumario se conoció ante la opinión pública tras varias publicaciones periodísticas. En los hechos habría varios sacerdotes acusados de los abusos y otros tantos más algún seglar investigados como encubridores.

Una vez hechos públicos el Arzobispado de Granada emitió un comunicado en el que daba sus versión de los hechos después de que varios medios de comunicación acusaran de mala gestión al obispo. En el texto, la diócesis aseguraba haber "seguido escrupulosamente el procedimiento previsto para estos casos por la disciplina canónica, que está a disposición de todos en la Home Page de la página web de la propia Santa Sede".

Entre las medidas que ya se habían tomado estaban la suspensión de los religiosos que habrían abusado directamente contra el joven. "Igualmente remitió las conclusiones de la investigación a la Santa Sede. Al mismo tiempo, y dado que el denunciante es hoy persona mayor de edad, y que por tanto sólo él tenía capacidad para formular denuncia judicial, una vez se supo que ésta había sido interpuesta, el arzobispado se puso a disposición de la autoridad judicial para colaborar en lo que fuese necesario, lo que ha venido haciendo hasta el momento", afirmaba el comunicado.

El arzobispo ha aclarado que hay nueve sacerdotes y dos seglares acusados, aunque ha precisado que en las indicaciones que recibió del Vaticano se le dieron instrucciones para "aplicar medidas cautelares a tres sacerdotes". "Los otros pueden ser conocedores pero no han intervenido", ha precisado, basándose en la declaración del joven.

Sobre las críticas por no haber tomado medidas contra el resto de acusados, Martínez ha aclarado que no lo hizo porque a mediados de octubre la "presunta víctima" le pidió que detuviese toda actuación para que pudieran actuar las autoridades judiciales. Además, ha comentado que, posteriormente, recibió una providencia del Juzgado en la que se le dijo que no hiciera nada para no interferir en dichas actuaciones judiciales.

Monseñor Martínez ha explicado que se enteró del caso de abusos a mediados de agosto, no por la Santa Sede sino por una carta que el joven denunciante depositó en el arzobispado en la que contaba que había escrito al Pontífice. En ese momento, según ha recordado, llamó al chico y estuvo con él dos horas hablando.

Según ha señalado, cuando la Santa Sede le envió una carta comunicándole que habían recibido una denuncia, él ya había recibido al chico y ya tenía los billetes comprados para viajar al Vaticano lo que le permite "intervenir antes". En cualquier caso, ha precisado que el papa Francisco no habló directamente con él.

En cuanto al hecho de que el joven se dirigiera directamente al Vaticano y no hablara primero con el arzobispo de Granada, Martínez ha indicado que no hay tiempo de preocuparse de si las cosas se han hecho "mejor o peor" y ha insistido en que "si es que eso ha sucedido, cualquier cosa que pueda hacer una persona que ha sido víctima, ni le "asusta" ni le "preocupa" porque lo que le "duele" es "el hecho".

Sobre el proceso, ha apuntado que el siguiente paso tras "verificar la verosimilitud de la denuncia" es el "juicio formal" en el que, según ha añadido, tiene que haber "todas las garantías y exigencias de defensa para todos y de poder establecer la verdad de los hechos". Este juicio formal no ha tenido lugar en el ámbito canónico, según ha subrayado, porque recibió antes la indicación de detener sus actuaciones.

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