El incendio de la planta de la empresa Campofrío en Burgos ha dejado un drama humano detrás. Mientras el presidente de la multinacional, Pedro Ballvé, ha asegurado que en 2016 se inaugurará una nueva factoría en la ciudad castellana los trabajadores miran con incertidumbre el futuro.
Algunos miembros del personal administrativo, del logístico y del de recursos humanos han sido reubicados en otras plantas. El resto está en una situación de licencia retribuida y a la espera de conocer si habrá más reubicaciones o un ERE o un ERTE, como han denunciado los sindicatos.
Uno de los empleados ha hablado en el programa de esRadio, Es la Tarde de Dieter. Se trata de José María Carcelén, un padre de familia con dos hijos en paro que ha asegurado que la gran mayoría de los trabajadores están en "estado de shock" tras el incendio.
Sin embargo ha apuntado que es "bastante optimista" y está tranquilo por lo que puede ocurrir en los próximos meses. Además confía en las promesas de Pedro Ballvé. Durante la entrevista ha dado algunas pinceladas del drama familiar que podría haber ocurrido si no fuera porque su casero habló con él durante la concentración en la Plaza Mayor de la capital burgalesa.
Bastante emocionado ha relatado cómo José Antonio, el dueño del piso en el que vive de alquiler desde hace más de 20 años, se le acercó y le dijo que no se preocupase por la renta porque se la rebajaba. José María ha contado que lloró y que lo abrazó como si fuera su padre y ha añadido que "hay gente buena en todos los lados y, salvo de la muerte, se sale de todo".