El 10 de mayo de 1991 el Senado español fue testigo de un bochornoso espectáculo. En aquel momento, la Cámara Alta había convocado pleno para la votación de la ley del IRPF. Los senadores socialistas presentes hicieron gala de su compromiso con el partido y la norma al votar no sólo por ellos mismos sino por varios compañeros de forma simultánea. Algunos usaron los dos brazos al mismo tiempo y hubo quien empleó hasta los pies. En total, al final de la votación, se habían emitido 21 votos más que senadores había presentes en el pleno. Es decir 156 senadores emitieron 177 votos. Hay que recordar que el artículo 93, apartado dos, del reglamento del Senado afirma que "el voto de los senadores es personal e indelegable".
Pese al escándalo, captado por un fotógrafo del diario El Sol, el presidente del senado de entonces, Juan José Laborda, dijo que era una práctica habitual, que no había motivo de escándalo y que aquellos senadores no habían cometido fraude, porque lo hicieron siguiendo las instrucciones de sus compañeros. Textualmente, Laborda -quien finalmente accedió a que se repitiera la escandalosa votación una semana después- dijo "insisten -los senadores multivotantes- en que el derecho constitucional de votar no obliga a que el voto se efectúe con el marcador electrónico, sino que quien tenía la intención de votar solicitó a los senadores que votaron dos veces, que, puesto que no estaban en su lugar y eran ponentes, presionaran la tecla de votación". En aquel entonces, aquella explicación dejó perplejos a los expertos constitucionalistas. Ningún manual de jurisprudencia ni en derecho comparado había quedado nunca registrada semejante perla.
Laborda añadió sobre esto que "el Senado no es un cuartel militar ni un colegio", y además declaró que no pensaba que hubiera habido intención de producir irregularidades serias. Asimismo, aventuró a decir que si las irregularidades se confirmaban, "habría que tener cuidado para que no se convierta en un precedente en la mala utilización" del sistema electrónico de votación. Sin embargo, Juan José Laborda admitió que "desde el punto de vista jurídico" las votaciones habían sido correctas. Concluyó afirmando que "mi propuesta es que se debería abordar el problema desde el aspecto político".
Pese a que fueron varios los senadores que cometieron fraude con la votación de aquel día, dos destacaron entre todos por emplear las dos manos y hasta los pies para votar por sus compañeros. Se trataba de un jovencísimo Gaspar Zarrías y de Joaquín Galán. El objetivo de El Sol captó a Gaspar Zarrías votando con ambas manos a la vez. También a Galán votando con el pie.
Aquellas instantáneas no gustaron nada a los senadores socialistas que cargaron con dureza contra los periodistas. Escocidos por la denuncia de fraude no tuvieron empacho en llamar "Santo Oficio" a la prensa y llegaron a exclamar "¡Cuidado, que viene Torquemada!" cuando los periodistas regresaron a la cámara a cubrir la segunda votación. El senador socialista Daniel García Sánchez manifestó que "no todos los sinvergüenzas son periodistas, pero todos los periodistas son unos sinvergüenzas". Lo hizo en los pasillos y tras pronunciar la frase, se percató de la presencia de una periodista de Antena 3 a quien preguntó si le había oído. "He tomado nota y todo", contestó la reportera. "Pues ya lo has oído", concluyó el senador.
Finalmente el pleno del Senado aprobó la reforma del IRPF después de repetir la votación. En el momento de esta nueva votación había en la Cámara Alta un total de 213 senadores, cuyo principal motivo de comentario fue la actitud de los medios informativos por destapar sus prácticas de votación.
Zarrías es un hombre que ha vivido por y para la política desde los 17 años. Lejos quedan ya sus habilidades futbolísticas de las que dejó algunos destellos en los juveniles del Atlético de Madrid. Quizá de ahí su habilidad para emplear manos y pies con semejante agilidad. Pese a que su imagen no es precisamente la de un deportista, Zarrías jugó de extremo dando espectáculo cada vez que cazaba algún balón, como ha hecho en la política andaluza desde las siglas del PSOE.
Fue concejal en la localidad jienense de Cazalilla, pueblo de su padre. Fue borbollista (seguidores del entonces presidente de la Junta José Rodríguez de la Borbolla) que permaneció en la ejecutiva. El mismo año 1988 desempeñó por primera vez el cargo que le ha dado notoriedad (consejero de Presidencia), hasta el aterrizaje de Manuel Chaves en 1990.
En 2009 llegó a convertirse en presidente en funciones de la Junta de Andalucía, tras la dimisión de Manuel Chaves para ocupar el puesto de vicepresidente tercero del Gobierno de España encargado de política territorial. Después fue nombrado secretario de Estado de Cooperación Territorial en el Ministerio de Política Territorial hasta diciembre de 2011. Ahora es diputado del grupo parlamentario socialista.