Según la Generalidad, todo está dispuesto para el 9-N: las urnas de cartón en los locales designados para la jornada, los voluntarios advertidos, las campañas de la Generalidad, la ANC y los partidos a pleno rendimiento y las bases independentistas en estado de movilización y agitación.
Sin embargo, hay un problema de última hora, un fleco no menor del operativo que la Generalidad ha "traspasado" a las organizaciones "cívicas" del separatismo y es que los Mossos d'Esquadra, la Policía de la Generalidad, no podrán hacer sus funciones como estaba previsto, por parejas y de uniforme.
La segunda impugnación impide colaborar a los Mossos, como es habitual en otras manifestaciones independentistas, por lo que los agentes están recibiendo "invitaciones" a sumarse voluntarios al tercer 9-N, un "mixto" entre la administración autonómica (que cede los locales, encargó las urnas de cartón y el diseño e impresión de las papeletas) y la ANC, Òmnium Cultural y los partidos separatistas.
A pesar de que la ANC se jacta de tener una sectorial de Mossos y otra de Guardia Urbana en Barcelona, sus socios no son suficientes para controlar y garantizar el desarrollo del 9-N, por lo que la Generalidad está utilizando instancias muy diversas para animar a los mossos a participar en un operativo declarado ilegal y cuya única compensación es un día de fiesta, además de quedar bien con sus mandos políticos y puede que facilidades para ulteriores traslados o cambios de servicio.
Es la hora, se les ha dicho, de prestar un "servicio a la nación", de dar un paso al frente y "disimulando" hacer de paisano lo mismo que estaba previsto que hicieran de uniforme.