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Pedro J. Ramírez desvela que los dueños de 'El Mundo' le piden 100.000 € por criticarlos

Pedro J. Ramírez dedica su carta de este domingo a lanzar una dura respuesta a las últimas declaraciones de Casimiro García-Abadillo.

La carta de un arponero ingenuo que este domingo publica Pedro J. Ramírez en El Mundo se dirige, directamente y con una singular dureza aunque también con no poca elegancia, contra el que fuera su segundo de a bordo durante años, Casimiro García-Abadillo.

El exdirector de el periódico de Unidad Editorial desvela además en el texto que los propietarios del diario, el grupo italiano RCS le han pedido, "a través del despacho Uría y Menéndez, el pago de 100.000 euros" que serían una "penalización" por las críticas que Pedro J. dedicó al editorial del pasado miércoles 22, en el que se decía que Ramírez había abandonado la dirección de El Mundo de acuerdo con la empresa.

Concretamente, el fundador de El Mundo dijo, como recuerda en su carta, "fui destituido del periódico que fundé junto a mis compañeros tras una brutal campaña del Gobierno", es decir, Ramírez no presupone que RCS compartía esta campaña.

Y te digo lo de la sede judicial porque te supongo enterado de que el propietario de EL MUNDO, el grupo RCS, me ha requerido, a través del despacho Uría y Menéndez, el pago de 100.000 euros como penalización por haber refutado ese párrafo del editorial en los términos antedichos. Invoca para ello, de forma inapropiada -verás que sigo versallesco- el contrato que, al poner fin a nuestra relación laboral y societaria de manera amistosa, alumbró al arponero. Pero eso sucedió una vez que, con mi expresa disconformidad, el Consejo de Administración procedió a destituirme «tras» -he aquí mi adverbio- esa «brutal campaña» iniciada por el propio Rajoy en sede parlamentaria. Recordarás que así lo especifiqué durante mis despedidas ante cientos de testigos, alguno tan cualificado como el propio consejero delegado de RCS Pietro Scott-Jovane.

Tampoco presupone que "el propósito de RCS sea intimidarme o restringir mi libertad de expresión", sino que más bien cree "que algún listo creerá que es la mejor manera de velar por sus intereses", quizá de cara a obtener más apoyo del Gobierno para la empresa.

También recuerda que el propio García-Abadillo admitió en en un chat con lectores de El Mundo, que "han cesado a Pedro J. porque en los últimos tiempos nuestro periódico ha publicado informaciones muy comprometidas que han afectado a instituciones, partidos políticos, sindicatos, etc. Los poderes fácticos de este país no soportaban a un director como Pedro J."

En cualquier caso, el propio Pedro J. explica que se va a negar a pagar y que los abogados le han asegurado que de mantenerse la negativa el asunto acabaría en los tribunales.

Duras frases contra García-Abadillo

Además, el texto de la larga carta tiene afilados arponazos dirigidos al actual director de El Mundo, al que empieza por reprochar los "nueve meses de incomunicación sólo interrumpida el día que te invité a almorzar en casa", además de asegurar que las frases que le dedicaba en la entrevista publicada por el propio periódico una semana antes "no fueran precisamente simpáticas".

Especialmente dolido se muestra por una afirmación que García-Abadillo pronunciaba en la entrevista, enmarcada en la sección La pecera del periódico: "Pedro J. es como un pez al que sacas de la pecera y lo pones en la mesa. Se muere. Ya no tiene el agua para vivir". De ahí viene también el propio título de la carta: "De peces y peceras".

No puede ser más gráfico Pedro J. para retratar el modo, una 'autoentrevista', elegido por Casimiro García-Abadillopara responderle:

Debo reconocer que me sorprendió doblemente la vía de comunicación elegida. Primero porque, siendo la línea recta el camino más corto entre dos puntos, haya hecho falta talar árboles, extraerles la pulpa, transformarla en gigantescas bobinas, imprimirlas en una nave industrial en lo que denominaste en tu discurso de la otra noche «el periódico de papel» y transportarlo hasta miles de puntos, incluida la Avenida de San Luis, donde están tu despacho y mi mazmorra, para franquear las pocas decenas de escalones que separan la primera planta de la segunda.

Pedro J. no se olvida de recordarle a su sucesor que fue él quién decidió todos los ascensos de García-Abadillo en los últimos 30 años: "Primero te nombré jefe de sección, después te nombré redactor jefe, después te nombré subdirector, después te nombre director adjunto, después te nombre vicedirector y por fin respaldé la decisión de la editora de nombrarte director", asegura.

También le reprocha que entre los muchos cambios emprendidos "hayas decidido poner fin" a una regla que durante 25 años el propio Pedro J. aplicó "a rajatabla hasta al mismísimo Umbral": que desde las páginas del periódico no se podía "ofender, criticar o zaherir" a los demás compañeros.

Las "relaciones con el poder"

Sin embargo, probablemente los más duros ataques del fundador de El Mundo sean para las frases en las que el actuar director asegura que el periódico es hoy en día "más incontrolable" que en su anterior etapa y que él tiene "pocas relaciones con el poder que me coarten".

La comparación es muy poco del agrado de Pedro J. que le reprocha a García-Abadilllo su cercanía con la vicepresidenta –"en mis últimos meses como director me sorprendió la presencia física en tu círculo íntimo de la omnipotente Sáenz de Santamaría- y "las omisiones en la última entrevista a María Dolores de las Mentiras" –obviamente, por Cospedal. "Supongo que te referirás a ambas cuando dices que hay ‘pocas relaciones con el poder’", asegura Ramírez, que afea a García-Abadillo que para justificar sus "pecadillos en apariencia veniales" tenga que magnificar "los imaginariamente míos".

"Proyecto belenístico"

Los últimos párrafos de la carta son para responder a otra frase de García-Abadillo en la citada entrevista: dijo que Pedro J. "montará un portal". Ahí recurre el exdirector a su mejor y más hiriente ironía: "Oye, no tengo ningún proyecto belenístico", dice no sin apuntar también que "si se diera el caso cuenta con que te invitaría a participar y te dejaría elegir la figurita con la que te sientas más identificado".

Cerrando ya la implacable misiva, Pedro J. tranquiliza a su sucesor sobre una preocupación que éste había expresado en la citada entrevista: "En relación a eso de que no te gustaría que dentro de diez años la gente identificara El Mundo como ‘el periódico de Casimiro’ (…) yo que tú tampoco me preocuparía demasiado. Francamente, ese peligro no lo veo".

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