Alberto Ruiz Gallardón se tuvo que enfrentar, sólo horas después de su dimisión, a la indiferencia del partido en el que ha militado desde que cumpliera los 18 años -entonces, Alianza Popular-. Ni la secretaria general ni nadie de su núcleo duro comparecieron para darle aunque fuera un impostado gesto de cariño público. No hubo comunicado oficial de Génova. Y en los argumentarios repartidos a los cargos de las distintas estructuras -dos en las últimas horas- únicamente se había incluido el tuit de Mariano Rajoy agradeciéndole su labor.
"Si algo demuestra la política una y otra vez es que nadie es imprescindible", reflexionaba un alto cargo, que decía no tener opinión porque él era "disciplinado". Desde el entorno del exministro se iba un poco más lejos, antes incluso de que diera el paso de marcharse: "la política es un conmigo o sin mí", y Gallardón llevaba ya largos meses afrontando una dura soledad. Como ministro, no recibía el respaldo ni de la Moncloa, a través de la portavoz, ni de Génova, vía María Dolores de Cospedal.
"He aprendido mucho de él, es una persona con gran visión política y sé que siempre nos ayudará donde pueda", dijo Soraya Sáenz de Santamaría sobre Gallardón. Con el presidente en China y siendo un comentario en Twitter su única referencia sobre la marcha del histórico dirigente, ella fue la encargada de darle el adiós oficial. Se sumaron otros miembros del gabinete, como José Manuel Soria o Fátima Báñez -que subió al atril al hablar del aborto, pese a que en teoría le habría tocado a Santamaría-.
Declaraciones que, sin embargo, no taparon la sensación de indiferencia que se respiró en los pasillos del Congreso. Algunos cargos incluso rehusaron hablar, como si el objetivo fuera que la crisis por la renuncia a la reforma de la ley del aborto y el portazo de Gallardón pasara cuanto antes.
En el PP, con los ánimos más templados, no eran pocos los que opinaban que Rajoy forzó la marcha de Gallardón. "Ha sido él quién le ha obligado a dimitir. No de forma clara y directa, pero sí le ha forzado a tomar la decisión. Como ha hecho con otros tantos", según un histórico dirigente. Un “cadáver político” que sumar a la lista, expresaron.
Desde la dirección nacional, sin embargo, veían razones para criticar al exministro: "podría haber esperado un poco, hasta la semana que viene". E insistieron: “ha provocado que el viaje a China de Rajoy se haya visto empañado”, y encima coincidiendo “con lo de Cataluña”. Unos y otros reconocieron cierta improvisación y nervios. Tras la dimisión de Gallardón, desde la Moncloa se lanzaron mensajes confusos hasta que se confirmó Rafael Catalá Polo se haría cargo de Justicia.
Cargos del PP contra el aborto
Por su parte, los dirigentes contrarios al aborto y que empiezan a deslizar su malestar por la decisión tomada por el Ejecutivo. Algunos, como Javier Puente Redondo -parlamentario por Cantabria, muy activo en las redes sociales-, ya avisaron de su decisión de participar en la manifestación que se está preparando para el próximo 22 de noviembre, y en la que se criticará a Rajoy. "La moral va por delante", arguyen. Cargos como Rocío López, Pablo Casado o Teodoro García, entre otros, han mostrado en distintos foros su disensión. Vicente Martínez Pujalte afirmó que el PP "tiene en sus genes la defensa de la vida", pero hay ahora quienes no lo tienen tan claro.
Mientras, en Génova aún calculan el coste de guardar en el cajón la reforma de la ley. En los citados argumentarios, aseguran que el Gobierno "sigue adelante con su compromiso electoral" y lo hace bajo la máxima de que "la maternidad debe estar protegida". Aunque, en la práctica, son conscientes de que poco tiene que ver con lo prometido. Según Pedro Arriola, el sociólogo de cabecera de Rajoy, el impacto de la retirada será bastante menor a la posibilidad de seguir adelante con el proyecto "sin consenso".