Los últimos pasos dados por Pedro Sánchez en Cataluña generaron desconcierto y malestar en el Gobierno. El hecho de que el PSC votara a favor de la ley de consultas y no se sumara a la propuesta del PP en la que se pedía a la Generalidad cumplir con la Carta Magna le sirvió para que María Dolores de Cospedal le asestara la primera gran reprimenda pública. Si bien, en paralelo y en privado, Mariano Rajoy le recibía en la Moncloa para buscar consenso.
Para el presidente, es esencial que PP y PSOE sean un muro en la defensa de la unidad nacional. Y ante la posible fractura, se reunió en privado con Sánchez el mismo día que Cospedal -su número dos en el partido- le criticaba con vehemencia. El objetivo: que el líder de la oposición le reiterara su posición sobre que la consulta pretendida por Artur Mas es ilegal, con independencia de que Sánchez siga en su intención de reformar la Carta Magna.
El encuentro no estaba en la agenda pública, por lo que Moncloa ni confirmó ni desmintió y ni mucho menos informó del contenido del despacho. Si bien, deslizaron las fuentes consultadas, Cataluña ocupó la mayor parte de la reunión, que fue adelantada por la Cadena Ser.
Así, Rajoy y Sánchez -cuya relación es cordial: "se entienden"- coinciden en que Mas se ha de someter a la ley y cualquier intento de burlarla debe recibir réplica por parte del Gobierno. Ambos coinciden en que, a priori, con los recursos ante el Tribunal Constitucional será suficiente, pese a que se tengan previstos "todos los escenarios". El líder de la oposición reiteró que abrir el melón de la Constitución, pero el jefe del Ejecutivo considera que no es el momento.