CiU, a un paso de la ruptura por el caso Pujol y la consulta
Ambos partidos actúan por separado en Madrid y se marcan estrategias opuestas en Barcelona para afrontar los efectos del escándalo de los Pujol.
Los efectos del "caso Pujol" no sólo afectan a la credibilidad del proceso separatista sino que han alterado el tradicional equilibrio de fuerzas en la federación nacionalista "Convergència i Unió". El partido de Josep Antoni Duran Lleida ya funciona al margen de Convergència, como se ha podido comprobar en la comisión en la que el ministro de Hacienda habló de la fortuna oculta de los Pujol.
El grupo nacionalista en el Congreso decidió intervenir por separado con el permiso del presidente de la comisión, el popular Gabriel Elorriaga. Así, en primer lugar replicó al titular de Hacienda el democristiano Josep Sánchez Llibre, que se abstuvo de hacer el más mínimo comentario sobre la situación fiscal de Pujol, su familia o las cuentas en el extranjero del clan. Acto seguido tomó la palabra el convergente Pere Macias, un parlamentario más bien discreto, que llegó a declarar ante Montoro: "Somos los más afectados por este caso y todo cuanto pueda decir o hacer el Gobierno para aclararlo nos parece bien". Tan sólo puso una objeción Macias, que "no se confunda el caso Pujol con las aspiraciones catalanas".
Mientras tanto y en Barcelona, Unió activa los contactos con el PSC de Miquel Iceta, tras la reunión del lunes con Duran. Convergència, por su parte, se suma a la petición de comparecencia de Pujol, que según ha transmitido por carta el propio expresidente de la Generalidad a la presidenta de la cámara, Núria de Gispert, no será antes del día 22, tras la Diada, el debate de política general en el Parlamento autonómico, la aprobación de la ley de consultas y la convocatoria del referéndum. También habrán declarado ya su hijo mayor y su exnuera ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, cosa que no incluye en el texto de la misiva el expresident.
Si en Madrid el diputado Macias parecía ausente, tampoco en la capital catalana ha encontrado Pujol excesiva solidaridad formal en el que todavía es su partido. El portavoz del Gobierno, el consejero Francesc Homs, insiste en la tesis de que el caso no debe afectar al proceso separatista. Convergència no pretende ponerle las cosas más difíciles al que sigue siendo su líder "espiritual", pero su tibieza contrasta con la defensa que se hace de Pujol en los medios periodísticos nacionalistas.
No obstante, los dirigentes de CDC no pueden disimular el estado de desconcierto y desorientación en el que les ha sumido "La confesión" de Pujol. Los de Unió, al contrario, actúan como si el expediente de Pujol no les afectara en absoluto, como si no hubieran formado parte de sus gobiernos y de una federación (primero fue coalicion) ideada, dirigida y presidida por Jordi Pujol durante décadas.
Además, las diferencias entre CDC y Unió se han extendido al seno del Gobierno autonómico, donde los consejeros democristianos plantean abiertamente que la consulta no se podrá celebrar porque iría contra la ley mientras que los convergentes les exigen silencio y unidad. Las relaciones entre ambos partidos han llegado a un punto crítico en el que la separación ya no es una hipótesis impensable sino la única opción de Duran de no verse arrastrado por el caso Pujol y la estrategia de colisión con el Estado de Mas.
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