Los dos puestos que se decidieron este sábado permitirán que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, comience a formar su equipo de 28 comisarios, entre los cuales España aspira todavía a colocar en un puesto de relumbrón a Miguel Arias Cañete. Sin embargo, la gran apuesta del presidente del Gobierno, la de colocar a su ministro de Economía, Luis De Guindos, al frente de los países del Euro tendrá que esperar. "Queda al menos un año", insisten desde Bruselas mientras que el Gobierno holandés desliza que el actual presidente, Jeroem Dijsselbloem, podría repetir mandato.
La decisión de quién pilotará el Eurogrupo compete a los ministros de finanzas de la zona Euro y no a los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiocho, por lo que este sábado no fue ninguna sorpresa que la candidatura de De Guindos, como el propio Rajoy había ya adelantado, quedara fuera de la agenda. Lo que sí fue llamativo fue el énfasis con el que el presidente saliente del Consejo, Herman Van Rompuy, defendió como un "excelente colaborador" al actual ocupante del puesto, el holandés Jeroem Dijsselbloem. Éste, por su parte, también sigue pendiente de su propio futuro en la Comisión Europea, por lo que siempre se ha mostrado dispuesto a apurar su mandato (que expira en junio de 2015).
Con todo, Van Rompuy citó a Merkel como máximo aval de De Guindos, en el que varios países, según sus palabras, ven un "candidato totalmente apto para el puesto".
Incluso antes de que arrancara el reparto de altos cargos, España había venido defendiendo que la UE premiaría sus reformas con algún puesto jugoso en la cúpula de poder europea. Molesto con su considerable pérdida de peso en los órganos de decisión europeo, el Gobierno decidió entonces apostar por De Guindos como exponente del mensaje, tan repetido en el entorno del presidente, de que "España está de vuelta" en Europa. Desde fuentes diplomáticas oficiosamente, hasta la propia canciller alemana oficialmente, el nombramiento de De Guindos se vendía como una victoria cantada, tan sólo pendiente de un pequeño detalle: qué hacer con el actual ocupante del puesto, cuyo nombramiento, por cierto, apoyaron todos los países menos España.
Jeroem Dijsselbloem dejó claro desde el principio que apuraría su mandato hasta mediados de 2015, pero el hecho de que su nombre sonara en todas las quinielas para una cartera económica en la próxima Comisión Europea parecía despejarle el camino al aspirante español. Sin embargo, a la vista de las últimas declaraciones del primer ministro holandés, Mark Rutte, ni el actual presidente del Eurogrupo tiene tan claro su futuro, ni se descarta en absoluto que pueda repetir en el cargo. También desde el entorno del propio Dijsselbloem se lanzan pistas de que el holandés pretende dar una batalla que el Gobierno ya había dado por ganada.