El Mundo abre con internacional. "Tropas rusas luchan en Ucrania para evitar la caída de Donetsk". Además, no suelta a UPyD y entrevista a Sosa Wagner. "Rosa Díez considera tabú hablar de acuerdos con Ciudadanos". Casimiro le manda un nuevo recadito a Rosa Díez. "El debate en UPyD debe superar los personalismos", ¿oyes Rosa? Pero también le da un azucarillo y dice que "Rosa Díez hizo bien en trasladar el debate a los consejeros de UPyD y zanjar una polémica que algunos, como su numero dos, Carlos Martínez Gorriarán, llevaron demasiado lejos al considerar a Sosa Wagner poco menos que un traidor. La esencia de la democracia es la confrontación de ideas y en este sentido UPyD demuestra que es ya una organización madura en la que los personalismos han quedado aparcados en beneficio del proyecto común". A buenos entendedores pocas palabras bastan.
Sobre Cataluña dice que "Mas irá al feudo de ERC para celebrar una Diada muy reivindicativa", en concreto al "templo del secesionismo", un sitio que se llama el Fossar de les Moreress en el que hará "una ofrenda floral". Dicho así parece de lo más inocente y pacífico.
El País también abre con Ucrania -"Cientos de soldados rusos combaten con los separatistas en Ucrania"- y en la cuestión catalana sigue erre que erre. "Convergència asume que deberá acatar el dictamen del Constitucional". Hoy se agarra para sostener su teoría a que "un consejero de la Generalitat reconoce el papel de 'árbitro' del alto tribunal". Sobre el hecho de que el partido de Mas y el gobierno catalán rectifiquen todos los días sus titulares, dice El País que es que "son las dos almas que anidan en el seno de Convergència". El periódico de Prisa completa hoy su serie "Regeneración democrática" con una entrevista a Gallardón. "Gallardón propone que España pase de tener 17.621 aforados a 22". Jua, jua, jua, jua, jua, pero qué bueno es este Gallardón, me ha hecho llorar de risa, qué sentido del humor.
ABC dice que "La radicalización de CDC abre una nueva brecha en el gobierno de Mas". Al contrario que El País, ve que "CiU está sucumbiendo a la presión de ERC", que "es quien gobierna en plaza Sant Jaume", aunque admite que "hay un run run creciente: que en el gobierno de Mas va ganando fuerza, la percepción de que la consulta del 9 de noviembre no se celebrará". Ignacio Camacho se regodea con Pujol. "Con sus apuros personales a Pujol se le ha olvidado la misión histórica" y "ya no le importa el liderazgo moral ni el prestigio de su muy maltrecho partido (...) Le urge ocuparse de su propia estrategia legal, salvar su apuro y si es posible sus caudales, y no está para zarandajas propias de la política. A tomar por saco el soberanismo, la consulta, el derecho a decidir y la transición nacional; la independencia bien entendida empieza por uno mismo".
La Razón dice que "Mas celebrará la Diada donde los radicales quemaban fotos del Rey y banderas españolas". Allí "homenajean a los líderes de 1714" y se hace "una ofrenda floral en el lugar en el que se encuentra la fosa común donde se hayan los cuerpos de los que murieron en el la Guerra de Sucesión". Como colofón hay un letrero en el que pone: "En el Fossar de las Moreras no se entierra ningún traidor. Incluso perdiendo nuestras banderas será la urna del honor". Que cosa tan siniestra. ¿Así celebran los independentistas las fiestas? Pues hijos, por aquí ponemos una barra en la calle, cervecita, choricitos a la brasa, musiquita bailonga y nos echamos una risas. ¿No os da envidia? Y dice Homs que invita "a todo el mundo, piense lo que piense". No, gracias. Marhuenda se cabrea porque cree que este modo de celebrar las cosas "ahonda más en la brecha en la sociedad catalana excluyendo de la celebración de su fiesta grande a los ciudadanos que no comulgan con las ruedas de molino del soberanismo". Y a los que se lo quieren pasar bien.
La Vanguardia le resta importancia. "El Govern da un tono más reivindicativo a los actos de la Diada". Con este panorama no me extraña que la directora adjunta, Dolores García, salga pitando y le eche "una mirada a África". Yo haría lo mismo.