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Un año de la tragedia del Alvia

España recuerda este jueves el descarrilamiento de un tren Alvia en Santiago, un día antes de la fiesta del patrón. La investigación sigue abierta.

Hace justo un año, poco antes de las ocho de la tarde, un tren Alvia procedente de Madrid descarriló a pocos kilómetros de la estación de Santiago de Compostela. El accidente se produjo en Angrois, en una curva donde la velocidad estaba acotada a los 80 kilómetros por hora. El convoy de alta velocidad pasó por ese punto del recorrido a 180 kilómetros por hora y se salió de la vía, tal y como quedó reflejado en la espeluznante grabación de las cámaras de seguridad. La locomotora ardió y varios vagones volcaron. Pocas horas después se conoció la magnitud de la tragedia: 79 personas murieron y más de un centenar resultó herida.

Como en otras ocasiones, la solidaridad protagonizó los primeros minutos tras el accidente, cuando vecinos de Angrois bajaron a las vías a auxiliar a los heridos momentos antes de que llegaran los servicios médicos. Después, tras el recuento de las víctimas, llegaron las preguntas y muchos señalaron al maquinista, Francisco José Garzón, uno de los supervivientes.

Días después del accidente, y con Garzón formalmente imputado en la causa abierta en el juzgado número 3 de Santiago, se conocieron las circunstancias de lo ocurrido. Garzón recibió una llamada del interventor del tren, poco antes de que llegara a la curva, para recibir instrucciones sobre su llegada a La Coruña. Según señalaron Adif y Renfe, que apuntaron a la responsabilidad del maquinista, Garzón debió haber empezado a frenar cuatro kilómetros antes del lugar del accidente como marcaba su hoja de ruta. En este caso, no existía un sistema automático de frenado porque los Alvia no circulan a más de 200 kilómetros por hora. En la vía donde ocurrió todo, estaba instalado el sistema Asfa, que sólo se activa si el convoy supera dicha velocidad.

Las dudas sobre la seguridad del trazado, y sobre si la responsabilidad debía extenderse más allá de la persona que en esos momentos conducía el tren pasaron de los medios al ámbito judicial: el juez instructor, Luis Aláiz, optó por la posibilidad de que hubiera una causa múltiple como desencadenante del siniestro y decidió imputar también a once cargos que estaban en la cúpula de Adif en 2011, cuando entró en funcionamiento la línea entre Orense y Santiago. Lo hizo en contra del criterio de la Abogacía y la Fiscalía del Estado. En el auto se les acusaba de un delito contra la seguridad colectiva y por su posible participación en delitos de homicidio y lesiones.

La causa, sin embargo, ha sufrido un parón después de que en junio se produjera un cambio de instructor tras el traslado de Aláez. El actual titular del juzgado, Andrés Lago, ha solicitado una moratoria para estudiar el caso. Mientras la defensa de Garzón confía en que se mantengan las imputaciones de los responsables del gestor ferroviario, desde Adif confían en que la Audiencia Provincial de la Coruña responda de forma favorable al recurso contra las imputaciones.

Los homenajes

Entre tanto, en Galicia se celebrarán este jueves varios actos para recordar lo ocurrido. La Xunta dedicará la Medalla de Oro de Galicia a las víctimas, voluntarios y profesionales que colaboraron en el auxilio. Lo hará en una ceremonia en el Museo Centro Gaiás, a las 13 horas.

A las cinco, familiares y amigos recordarán a las víctimas en una misa funeral en la Catedral. A las 7, se colocarán rosas blancas para recordar a los fallecidos. Y por la noche, a las 23.30, los fuegos del Apóstol estarán dedicados a las víctimas.

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