La cumbre destinada a designar, al menos, los primeros nombres con los que comenzar el baile de altos cargos terminó en sonoro fracaso. Incapaces de llegar ni siquiera al acuerdo que presentaban como cantado -el de quién sucederá a Ashton al frente de la política exterior europea-, los líderes encallaron a causa, entre otros factores, del diferente enfoque en sus relaciones con Rusia. Si la candidata italiana aparecía a los ojos del "frente Este" y a los países Bálticos como demasiado cercana al Kremlin, sus alternativas tampoco concitaron el apoyo suficiente.
Pasados los sustos post electorales y con Juncker –guste o no a Reino Unido- elegido ya presidente de la Comisión Europea, Bruselas había inaugurado oficialmente el turno de unas negociaciones que, en realidad, llevaban meses abiertas entre las capitales y los altos despachos europeos. Como todos los Gobiernos, España llevaba tiempo manteniendo su pulso para arañar su cuota de poder y volver a casa con la presidencia del Eurogrupo para el ministro Luis De Guindos y una cartera de peso económico para Miguel Arias Cañete. Mientras que el terreno parecía allanado para De Guindos, al destino de Cañete le quedaba por sortear, en otros, el obstáculo de la necesaria paridad en una Comisión en la que, hasta el momento, sólo hay nominados hombres.
Sin embargo, ninguna de esas incógnitas fueron despejadas en las más de cuatro horas de cita oficial, ni en las otras tantas de preparación extraoficial. Y es que si en algo se pusieron de acuerdo todos los Gobiernos es en que todos los puestos están relacionados entre sí en una suerte de puzzle institucional formado por delicados equilibrios de partidos, nacionalidades y hasta género. Es el "paquete global" que mencionaba la canciller Merkel al llegar y que todos los líderes corearon en una suerte de "o todo o nada" tras el que esconden su fracaso por no haber logrado concitar el apoyo para nombrar siquiera a un nuevo jefe de la diplomacia europea.
Fue precisamente la política exterior la que hizo descarrilar las negociaciones. Cansados de la actitud de Rusia en el conflicto con Ucrania y de hacer advertencias ignoradas por el Kremlin, un buen grupo de países apuesta por endurecer el discurso. En ese contexto, el nombramiento de Federica Mogherini como responsable de Exteriores chirriaba en varias capitales del Norte y del Este, que le reprochan, como lo hizo abiertamente la siempre combativa presidenta lituana, que sea "pro Kremlin". La dirigente báltica dijo que la UE exigirá a su voz en el mundo " neutralidad en problemas geopolíticos a los que nos enfrentamos ahora en Europa".
"Fuerte y con experiencia" es el perfil del nuevo jefe de la diplomacia europea que exigirá Jean Claude Juncker, quien, precisamente, tiene mucho que decir al respecto. Este mismo miércoles, de hecho, su opinión será fundamental para inclinar la balanza de los líderes a uno u otro lado.
"No se ha hablado de nombres"
En declaraciones al término del encuentro, Mariano Rajoy negó que hubiera puesto encima de la mesa de negociación alguno de sus dos candidatos a ostentar puestos de responsabilidad. Esto es, a Luis de Guindos para presidir al Eurogrupo y a Miguel Arias Cañete para una Comisaría.
En todo caso, Rajoy sí admitió -y es la primera vez que lo hace- que "espera" tener el apoyo de sus homólogos para que Guindos logre dicho puesto. "Yo espero que sí pero este tema ni iba en el orden del día ni se ha tratado en la reunión", matizó pasada la una y media de la mañana.
Sobre los obstáculos que se podría encontrar Cañete -Juncker ha puesto énfasis en que los gobiernos nominen a mujeres para el puesto de comisario-, el presidente rechazó que abordara la cuestión con el luxemburgués. "No estamos en ese asunto, ni he hablado de nombres, ni de candidatos, ni de personas", llegó a decir. "No era la cuestión", insistió, si bien recalcó que "sobre ese asunto ya tendremos que ver noticias en su momento”. “No hay que adelantar acontecimientos”, se despidió Rajoy. Los líderes de la UE se vuelven a citar el día 30 de agosto.