El País ha dedicado en los dos últimos días sendos reportajes con periodistas empotrados a los dos candidatos favoritos para ser elegidos mañana secretarios generales del PSOE: Eduardo Madina y Pedro Sánchez. De la lectura de las dos piezas se desprende una valoración sutilmente favorablemente a Madina, presentado como un laborioso y humilde militante, frente a Sánchez, poco más que un embaucador fruto del marketing político.
Algunas maldades que se desprenden de la pieza dedicada a Sánchez, por ejemplo cuando relata un encuentro con militantes en Cataluña: "a veces dramatiza demasiado la puesta en escena. Puede sonar un tanto sobreactuado. Y más cuando avanza el día y acecha el cansancio. […] Está muy trabajado, a eso no le gana nadie. En el turno de preguntas se dirige a cada militante por su nombre, que previamente ha apuntado en un papel". Es decir: un candidato lleno de trucos de político, todo lo contrario de la descripción que se hace de Madina durante un vuelo a Tenerife: "Una pasajera se acerca con una nota con peticiones. Se llama Ana, es enfermera `la cosa está muy mal´, le dice. Madina la lee y la guarda".
Que Sánchez sea considerado el candidato más apuesto se refleja así en la pieza: "Se mete en la furgoneta de nuevo. `Sácame guapo´, se despide del fotógrafo. Como si eso, justamente, fuera lo difícil". Y que Madina sea víctima de ETA así: "El candidato no mencionará el atentado en ninguno de sus discursos". Además, Sánchez es un candidato que duerme en casa de militantes, como él dijo en el debate a tres, en este caso en el domicilio de Alicia, una simpatizante socialista de Viladecans, aunque parece algo impostado ya que esa casa se llena de colaboradores a las 7:30, mientras Sánchez desayuno con su anfitriona. Parece raro que entre los gastos de campaña no hubiese para una modesta habitación e Hotel. Sin embargo Madina es un candidato al que la campaña le está costando un gran esfuerzo, y no sólo en kilómetros recorridos: "Él paga de su bolsillo los viajes y gastos de campaña." una afirmación que se remata con la confesión del generoso candidato: “El 14, después de que nos den las notas, miraré el recibo de mi tarjeta de crédito”. Y también aparece retratado así, en un párrafo con una indisimulada alusión a Pedro Sánchez: “Algunos políticos adoran los micrófonos y se arriman con interés a los periodistas. Madina no. Es tímido, desconfiado. No regalala sonrisas. Es evidente que detesta esa parte del guión del candidato. A este bilbaíno nieto de minero e hijo e socialistas le cuesta venderse”. Ni el mejor publicista superaría esta frase de la periodista Natalia Junquera.
Tampoco sale bien parado Sánchez frente a Madina cuando el reportaje y la jornada de campaña se acercan al final. Sánchez: "Sobre las 00.30, aparece en el restaurante japonés donde sus colaboradores toman los postres. Está muerto". Madina: "23:15. Madina aterriza en Madrid. Parece mucho menos cansado que por la mañana." En resumen: Sánchez está acabado al final de una extenuante jornada y Madina como si acabase de empezar.