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El juez Castro, "dolido" ante la guerra declarada por el fiscal Horrach

La relación entre el juez y el fiscal pasa por sus horas más bajas. La amistad que hubo queda ya en el recuerdo.

La relación entre el juez y el fiscal pasa por sus horas más bajas. La amistad que hubo queda ya en el recuerdo.

Es un secreto a voces que desde hace meses la relación entre el juez José Castro y el fiscal Pedro Horrach está bastante deteriorada por culpa de la imputación de la infanta Cristina en el caso Nóos.

La tónica general, desde que surgió lo que a priori debía ser tan solo una discrepancia jurídica, se resume de la siguiente forma: mientras el representante de Anticorrupción envía escritos ‘bomba’ al juzgado de Castro defendiendo a capa y espada la inocencia de Cristina de Borbón el instructor recibe los golpes del que fuera su amigo con la mayor deportividad posible. De hecho, hasta el pasado viernes lo hacía sin pronunciar una sola palabra al respecto.

Sin embargo, el pasado jueves Horrach, que había cuestionado por activa y por pasiva la instrucción de José Castro respecto a la hermana del Rey, traspasó la línea roja de atribuir al juez una actitud delictiva.

En su último escrito, el fiscal afirmó que el instructor primero quiso imputar a la infanta y luego buscó la manera de hacerlo: "Cuando el puerto de destino está determinado antes de iniciar la investigación, basado en meras conjeturas, contamina de tal forma la marcha exploratoria que la convierte en un itinerario inamovible, en el cual los parámetros de imparcialidad, objetividad y congruencia que deben presidir cualquier actuación judicial quedan relegados", atribuyéndole al juez un delito de prevaricación consistente en dictar resoluciones injustas a sabiendas de que lo son. La prevaricación es el delito más deshonroso del que se puede acusar a un juez por el ejercicio de sus funciones.

Por eso esta vez, José Castro –Pepe como lo llaman sus amigos- ha estallado públicamente y ha retado al fiscal con el que hace años le unía una sólida amistad a llevarle a los tribunales y querellarse contra él si tan claro tiene que con el procesamiento de la Duquesa de Palma el juez está prevaricando.

El juez, "sorprendido"

Según fuentes del entorno del magistrado consultadas por este periódico, Castro está "dolido" pero también "sorprendido" de las primeras páginas del escrito de Horrach dedicadas exclusivamente a desprestigiar al magistrado. Esas primeros folios que no versan sobre sus discrepancias jurídicas "no le han gustado un pelo" al cordobés que ha recibido "con tristeza" el nuevo envite del fiscal.

Hasta hora Pedro Horrach lo había acusado con virulencia de hacer "meras conjeturas" en el proceder contra la infanta Cristina pero nunca se había atrevido a afirmar que el magistrado estaba prevaricando con su investigación a la esposa de Iñaki Urdangarín.

Sin embargo, aunque ahora parezca imposible de imaginar, durante años juez y fiscal fueron el símbolo conjunto de la lucha contra la corrupción en Baleares. Tanto Castro como Horrach son hombres honorables en la isla de Mallorca, ambos con fama de serios, trabajadores y honestos. También de incorruptibles.

Sus decisiones eran adoptadas siempre al unísono. Sin fisuras. No les tembló el pulso cuando tuvieron que sentar en el banquillo de los acusados al expresidente del gobierno balear Jaume Matas ni tampoco cuando hubo que imputar al yerno del Rey, Iñaki Urdangarín, y registrar la sede del Instituto Nóos.

Sin embargo, la inicial brecha jurídica que surgió entre ambos por la imputación de la infanta en abril del año pasado ha causado ya un daño irreparable en una relación que era de estrecha amistad.

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