Es la cuestión que ocupa el interés de la política andaluza, sobrepasada y casi anulada por la política nacional: si Susana Díaz ha decidido retirarse de la candidatura a dirigir el PSOE por no tener apoyos, razones estratégicas, por servicio a Andalucía o para manejar a su antojo un mando a distancia es la cuestión.
Según el grupo Joly, Alfredo Pérez Rubalcaba anunció su retirada para los días 26 y 27 de julio. Susana Díaz entabló una dura batalla contra la dirección de Ferraz y nadie sabe si ganó o perdió. Según Diario de Sevilla, Rubalcaba ha traicionado a Andalucía aupando con Elena Valenciano a Eduardo Madina. El País, que la entrevista, apunta a una retirada estratégica para saltar más alto en el futuro.
La presidenta andaluza puso dos condiciones para optar a la secretaría general. Una, el listón del 80 por ciento, esto es, que se lo pidieran los ex presidentes de Gobierno y de comunidades autónomas y secretarios generales de otras regiones para celebrar un "congreso de unidad", no como el de Sevilla de 2012, cuando Rubalcaba ganó por una veintena de votos a Carme Chacón. La segunda, quedarse en su puesto en la Junta hasta las próximas elecciones generales.
Pero en eso saltó la candidatura de Madina, amigo de Elena Valenciano, la número dos de la Ejecutiva de Rubalcaba, proponiendo un método abierto de elección del nuevo secretario general, pero antiestatutario y Rubalcaba anunció que consultaría para ver si tenía encaje. ¿Prueba de la traición de Rubalcaba a Susana Díaz o Rubalcaba no se enteró de nada? El propio ex presidente Zapatero pidió a Madina que retirara su candidatura para que Susana, hija política suya, no hiciera el ridículo. El otro candidato, Pedro Sánchez, dice que si Susana Díaz se presenta retirará la propia candidatura. El Mundo sin embargo lo tilda como "deserción" y "mascarada". Incluso llega a subrayar que "no ha estado a la altura del reto y se ha recluido en la comodidad palaciega de San Telmo. Le ha faltado el coraje que tuvo la generación de Suresnes."
Una espantá de Andalucía no sería soportable
Pero hay otra tesis: la dificultad de explicar la "espantá" de Andalucía si Susana Díaz hubiera sido elegida secretaria general. La nueva presidenta andaluza lleva pocos meses en el cargo y no ha ganado más que las elecciones europeas, con casi un 55 por ciento de abstención y su peculiaridad política. Para llegar a Ferraz primero y a Moncloa después, debe ganar unas elecciones andaluzas -que puede anticipar aprovechando la debilidad del PP andaluz-, y una vez ganadas, hacerse de hecho con el engranaje del PSOE nacional aplazando su salto a Ferraz en otro momento, probablemente después del "costalazo electoral" del nuevo líder.
Por ello decidió retirarse y así lo comunicó a Felipe González, a Griñán, a Luis Pizarro, ex vicesecretario general y mano derecha de Manuel Chaves, y a su consejero de Presidencia, Manuel Jiménez Barrios.
La teoría del mando a distancia
Los secretarios regionales que habían apoyado la candidatura de Díaz quedan al pairo y el PSOE comenzó a dar la imagen de un descontrol. Pero, claro, la agrupación más numerosa de todas es Andalucía y es la única que tiene posibilidad de ofrecer incluso cargos. Son 241 los delegados andaluces para el congreso de Madrid desde Andalucía, un 23,7% del total de los que elegirán al nuevo líder socialista. Le siguen el destrozado PSC con el PSC, con 106; Valencia con 90; Madrid, con 83 o la de Castilla-La Mancha, con 61. Además, Susana Díaz controlará a casi el 28 por ciento de los miembros del Comité Federal resultante.
Por ello, muchos temen que Susana Díaz espere con un mando a distancia a que se produzcan las previsibles derrotas electorales socialistas para entrar en Ferraz por aclamación y con la bandera de la reconstrucción y regeneración.