Tanto el Gobierno como la Casa del Rey insistieron en transmitir la idea de que la decisión del Rey de abdicar la había tomado hace seis meses, durante la Pascua Militar, y que había elegido el momento que consideró ideal. Pero, según algunas informaciones, ni siquiera el príncipe lo sabía. Es cierto que en enero había comunicado su intención de irse, pero no había establecido ningún plazo concreto.
Según contaba este martes Mariángel Alcázar en La Vanguardia, el lunes de marras, el Rey se levantó a las 7 de la mañana como cualquier otro día. El ayuda de cámara le preparó la ropa y ordenó el desayuno. El ayudante de campo le preparó el plan del día que incluía un desplazamiento a Barcelona. Pero pasadas las ocho de la mañana, el príncipe regresó de su viaje oficial a El Salvador y su padre le pidió que fuera a su despacho. Y así, de buenas a primeras, le comunicó que dejaba el trono ese mismo día. El viaje a Cataluña se suspendió. Llamó al presidente del Gobierno y delante de él y de don Felipe firmó el acta de renuncia. A partir de ahí, los hechos se precipitaron.
El revuelo que se formó en Zarzuela no fue menor que el que se montó en el resto de España cuando el rumor de la abdicación cobró fuerza, poco antes de que Rajoy hiciera pública la decisión del Monarca.
Este miércoles en El País, Natalia Junquera amplía la información y señala que el Rey ni siquiera confió su secreto "al Papa" o a "los jeques y sultanes del Golfo a los que ha visitado en estos últimos dos meses y cuya relación es tan estrecha que se llaman hermanos". Precisamente, este martes, Junquera destacaba que la Reina y la princesa Letizia tampoco lo sabían y se enteraron cuando lo anunció en Moncloa Mariano Rajoy.
Según la reconstrucción que hace Junquera, el lunes llegó Rajoy a la Zarzuela a las nueve de la mañana para ver al Rey, con el que se reunió durante media hora. Luego llegó a Palacio un equipo de TVE, siempre según la versión de El País, que no sabía para qué había sido convocado. Antes del anuncio de Rajoy en Moncloa, el Rey llamó al presidente del Congreso Jesús Posada. Después, todo se precipitó y pasó la mayor parte del día despidiéndose por teléfono. Llamó a Isabel II de Inglaterra, pero también a Cándido Méndez o Cayo Lara, además de editores, empresarios y todos los representantes de partidos políticos.
El motivo del retraso de la comparecencia de don Juan Carlos, que en un principio se anunció a las 12:00 y no se produjo hasta las 13:00 horas, fue que el Rey se emocionó. "Hubo que interrumpir varias veces la grabación porque al Rey se le quebraba la voz al leer uno de los pocos discursos de los muchos que ha pronunciado en su vida que no le había escrito el gobierno. Su discurso más personal, el de su despedida". Ni La casa de la pradera.