Frío. Emoción contenida. Y aún mucho desconcierto y rabia. Mariano Rajoy lo pudo sentir de primera mano; estuvo alrededor de una hora en la capilla ardiente, después se desplazó a la sede del partido en León para tratar de insuflar ánimos y asistió al funeral, en el que coincidió con José Luis Rodríguez Zapatero. Según los allegados, la familia de Isabel Carrasco todavía no puede creérselo y la consternación se trasladó al partido "al que dedicó toda la vida".
La ciudad se paralizó pese a ser un martes. En la Catedral, los vecinos paraban ante la esquela de su ilustre política y le arropaban en su último adiós. En la Diputación Provincial, uno de los epicentros del dolor, también se agolparon decenas de ciudadanos. Allí, se vivieron unos emotivos minutos de silencio al medio día: al poder político local y autonómico se unía el nacional -populares y socialistas llegaron prácticamente juntos-.
Rajoy conocía a Carrasco. Como él, era una mujer de partido. "Personalmente, a mí siempre me ayudó en los momentos difíciles. En los momentos fáciles siempre ha gente para ayudar", afirmó en el Palacio de los Guzmanes, sede de la Diputación. A su lado, María Dolores de Cospedal y Esteban González Pons. También Juan Vicente Herrera y Alberto Núñez Feijóo, entre otras muchas caras conocidas. Y la impresión era coincidente: "Aún no entendemos qué es lo que ha podido pasar".
La banderas ondearon a media asta en todas las sedes del PP, donde también se guardó un minuto de silencio. Ha sido "un acto cruel, inútil y absurdo", resumió el jefe del Ejecutivo. "Tenía un carácter fuerte, difícil, sí. Plantaba cara, por supuesto. Pero lo que ha pasado no tiene justificación. Estamos destrozados, nunca antes habíamos vivido algo así", exponía un cargo autonómico. Los populares de Castilla-La Mancha eran incapaces de salir del bache: "Nos llevará tiempo", admitieron.
"Isabel tenía el carácter que tenía, pero era una persona honrada, íntegra, que siempre ha querido lo mejor para la provincia", le recordaba su número dos, Marcos Martínez, en esRadio. Rajoy se sumaba a esta tesis: "Era una persona trabajadora y tenaz que dedicó su vida a la política". Y todavía añadió: "La recordaremos siempre porque su vida ha estado muy ligada a las siglas del PP". En el PP no disimulan que era "polémica" e incluso algunos recuerdan fuerte encontronazos, pero "esto es un acto de barbarie incalificable", repetían, mientras su hija (de 30 años) no podía contener el llanto.
Los comentarios en las redes sociales
En paralelo, en los pasillos de la Diputación y la sede popular, se empezó a escuchar una amarga queja ante los "inaceptables" comentarios que se han vertido en las redes sociales. "Es terrible lo que se está diciendo. Parece que no hay respeto por nada". En opinión de un veterano cargo popular, "nos lo estamos tomando a broma pero es algo muy grave". Si bien, desde la dirección nacional se puso el foco en que PSOE e IU cancelaron sus actos nada más conocerse la noticia. Además, y pese a algunos contratiempos, los equipos de campaña de Génova y Ferraz acordaron retrasar el cara a cara de sus cabezas de cartel para el próximo martes.
Al partido -a los cargos locales y regionales-, Rajoy lanzó dos ideas en un encuentro a puerta cerrada. La primera, que "hay que seguir adelante" porque "no hay otra". Y, la segunda, que Carrasco ha de quedar "en el corazón de todos para siempre". "Es un acto cruel y absurdo que no resuelve nada", se lamentó. Rajoy, que almorzó en el Parador con la cúpula de su partido, regresó a Madrid después del funeral.