Un alumno de un curso fraudulento de formación impartido de manera irregular en la provincia de Málaga contó su experiencia en su propio blog. El alumno, Javier Martín, ha autorizado a Libertad Digital a publicar el contenido de su experiencia. Este diario digital ha comprobado los datos del curso y además del referido en su relato, el beneficiario de la subvención, Juan Enrique Zumaquero Merino, recibió al menos otra adjudicación anterior de la Junta de Andalucía.
En el blog, se inscribe un artículo de 2011 sobre el curso de elaborador de productos cárnicos por parte de la Junta de Andalucía (Consejería de Empleo), el Servicio Andaluz de Empleo y el Fondo Social Europeo que se realizó en la empresa Embutidos Moreno Plaza S.L. de Alhaurín el Grande (Málaga). La descripción de lo ocurrido es realmente impresionante y revela el modus operandi en los casos de fraude. Lo contó de este modo el 26 de febrero de 2011.
Por todos es sabido que nuestro nuevo ministro de trabajo, Don Valeriano Gómez, comentó a bombo y platillo, nada más ocupar su cargo, que los parados españoles debíamos hacer cursos de formación y reciclaje para poder acceder al mercado laboral.Pues yo me apunté a uno y ahora os voy a relatar la manera en que funcionó.
Hacia el mes de febrero de 2010, vi un anuncio en el que se promocionaba un curso de elaborador de productos cárnicos por parte de la Junta de Andalucía (Consejería de Empleo), el Servicio Andaluz de Empleo y el Fondo Social Europeo. Me presenté al mismo y fui admitido en dicho curso, que se realizó en la empresa Embutidos Moreno Plaza S.L. de Alhaurín el Grande (Málaga).
El curso fue otorgado a Juan Enrique Zumaquero Merino, que para que os enteréis, os diré que éste es el que se lleva la pasta.
Empezamos el curso a mediados de Marzo y lo primero que nos enseñaron fue la higiene en el trabajo. Este módulo nos lo impartió Fernando Gallardo Fortés. Aquí lo que hacíamos era nada. Él llegaba a la hora que quería, nos decía que no tenía ganas de hacer nada, pero, que abriéramos los libros por si venía una inspección por parte de la Junta. Al poco tiempo nos comentó que le pagaban 600 euros a la semana por echar un rato con nosotros de unas 3 o 4 horas al día. Nosotros en cambio estábamos de 8 a 2 todos los días.
Luego vino Pablo, que era el que nos iba a impartir el módulo de riesgos laborales. Este individuo trabaja en una autoescuela y por arte de birli-birloque ahí estaba también chupando del bote. Éste, aparte de hablarnos de política sindical de izquierdas, no nos enseñó nada...
Luego vino Elena, que era la psicóloga, para darnos el módulo de inserción laboral y técnicas de búsqueda de empleo. Sólo puedo tener elogios hacia esta mujer por su profesionalidad, elegancia y belleza...
Finalmente llegó Esther, que era con la que íbamos a hacer las prácticas dentro de la fábrica, aparte de darnos la teoría. Ésta no era carnicera, era una simple charcutera de un barrio marginal malagueño que apenas sabía leer y escribir.
Por fin entramos en la fábrica a hacer las prácticas... Yo, después de casi 500 horas de prácticas, no soy capaz de hacer un chorizo; pero no por torpeza, qué va, sino porque allí lo único que hicimos fue mover palets, empaquetar, poner y quitar etiquetas y hacer todo el trabajo sucio de la fábrica. De esta manera la fábrica pudo dar vacaciones a su personal de plantilla.
Y os preguntaréis: ¿Por qué no lo denunciaste?...
Pues muy simple: porque este curso tenía un compromiso de contratación del 60% y está claro que si íbamos a la Junta a denunciarlo, pues lo más seguro es que yo fuera el primero en no poder entrar a trabajar...
El curso terminó el 9 de septiembre de 2010, y el compromiso de contratación debía de cumplirse en un plazo no superior a tres meses.
En este plazo contrataron a dos alumnos (Ana y Cristóbal) y del resto se olvidaron, a pesar de habernos dicho a mí y a otros tres compañeros que nos iban a contratar.
Conclusión: estos cursos tan anunciados por el Sr. Valeriano Gómez, sólo sirven para que cuatro chupópteros que están bien asentados en la Junta se lleven las concesiones de estos cursos y las suculentas subvenciones con las que cuentan sin importarles en absoluto las malas experiencias por las que tenemos que pasar los parados que nos apuntamos a estos cursos.
Aún así, tengo la confianza, o la quiero tener, que no todos los cursos que se imparten en España se realicen igual de mal que el que yo he tenido la mala suerte de dar.
Un saludo a todos, y al loro.