El enfado de los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) del Cuerpo Nacional de Policía con los mandos que organizaron el dispositivo policial de las marchas del 22-M, que concluyó con casi setenta policías heridos, no se ha enfriado un mes después. Este martes, un centenar de antidistubios se han concentrado frente al complejo policial de Moratalaz, sede de la unidad, para volver a exigir destituciones.
Los policías volvieron a apuntar directamente hacia los dos máximos responsables policiales que ese día estaban dirigiendo el dispositivo y tomando las decisiones en la calle: el Jefe de las Unidades de Intervención Policial (UIP) a nivel nacional, José Miguel Ruiz Igurquiza, y el Jefe de la Primera UIP, Javier Virseda, responsable de los agentes de Madrid.
Al mismo tiempo, volvieron a censurar que un mes después de los hechos, y pese a las promesas de la Dirección General de la Policía, siguen saliendo a trabajar con material no adecuado, como escudos reciclados y reparados; cascos con la pantalla rayada y que se empaña con la respiración, impidiendo ver al agente, y que se les sale de la cabeza con un simple golpe; o sin protecciones en las tibias, entre otras quejas.
Esta concentración, convocada por Alternativa Sindical de Policía (ASP), se produce apenas veinticuatro horas antes de que el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, comparezca en la comisión de Interior del Congreso de los Diputados para explicar cómo han finalizado las investigaciones internas realizadas en el seno de la institución para dilucidar si hubo algún tipo de error en el dispositivo policial.
Las investigaciones internas debían haber concluido la primera semana de abril, pero fuentes policiales indicaron que se había retrasado debido a la gran cantidad de informes y testimonios que han sido recogido por la Dirección Adjunta Operativa, entre los que se encontraban los de bomberos y policías locales que trabajaron aquel día.
Las mismas fuentes indicaron que en la Dirección General tienen claro que sí hubo algún fallo y que el mismo no provino ni desde la Brigada de Información, desde donde habían alertado de la gran presencia de radicales antisistemas que se iban a desplazar a Madrid para el 22-M, ni tampoco desde planificación, ya que para esa jornada se había organizado un dispositivo policial más que adecuado. Por este motivo, no se descartaban destituciones entre los mandos de la UIP.