El Mundo abre con la corrupción de Bárcenas sin mencionar a Bárcenas. "La Udef vincula las donaciones al PP con campañas electorales. La Policía establece una relación entre numerosas aportaciones de los empresarios a la caja B y los comicios generales, autonómicos y locales". Bárcenas lo corrobora en su declaración ante el juez. "La gente es especialmente generosa en esos momentos". Casimiro dice que eso está muy feo, que es una "práctica perversa porque supone insuflar dinero a un partido cuando más lo necesita y que va a utilizar para sacar ventaja ilícita, pervirtiendo la limpieza democrática". Y dice también, intrépido y temerario que esto "refuerza la credibilidad de los papeles de Bárcenas y estrecha, por ello el círculo sobre los populares".
También cuenta El Mundo que "Susana Díaz esquiva al Parlamento y pone el fraude en manos de interinos". Y es que desde que IU le dejó la autoridad hecha unos zorros con lo de Utopía, no da una. Lucía Méndez dice, y dice con razón, que "lo mejor que puede decirse de los dos grandes partidos españoles es que son muy previsibles a la hora de reaccionar sobre la corrupción. Tienes dos varas de medir clarísimas. Si estalla por sus alrededores, denuncia una conspiración. Si es en casa del vecino, exigen responsabilidad y dimisiones".
El País abre con la corrupción del PSOE en Andalucía sin mencionar al PSOE. "La juez amplía el fraude de los ERE con otros 15 imputados". "Un empresario, un líder sindical y un exedil del PP, implicados". Hoy Alaya se libra de que la den hasta en el carné de identidad. Un editorial de esos eretorcidos que le gustan a El País habla hoy de Urkullu y se lo pone de ejemplo a Mas, a ver si aprende los modales de su compañero de separatismo. "Frente a la intentona de Mas de montar una consulta, Urkullu quiere negociar antes de votar". ¿Y negociar qué, se preguntarán? Ah, pues no se sabe, pero El País ve las palabras "negociar" y "dialogar" y se le hace el culo pepsi-cola. "No es lo mismo el proceso de negociación con el Gobierno de España, promovido por el PNV, que la autodeterminación reclamada desde la izquierda abertzale. Como tampoco es igual el método del diálogo-negociación-acuerdo-ratificación, propuesto por el lehendakari, respecto del preconizado por Artur Mas". Tras regañarle un poco por la "exageración retórica" de Aberri Eguna, dice que "otra cosa es que Urkullu se sienta mal atendido o comprendido por el gobierno de Mariano Rajoy". Ay, pobre, como Calimero, ¿qué le falta al nacionalista vasco? ¿El cupo se ha quedado pequeño? Menos mal que está El País para hacerle los coros en sus lamentos.
La Razón abre con Moreno Bonilla, que estuvo ayer en el periódico. "Rajoy es el que más ha ayudado a Andalucía". "Susana Díaz debe aclarar qué hizo ante las irregularidades con los cursos a parados". En la foto acompaña a Bonilla todo el que es algo o quiere llegar a algo en el PP. Soraya, Fátima Báñez, Ana Botella, Arenas, Floriano, ni Cristina Cifuentes se lo quiso perder. Pero falta Cospedal. La Razón le manda un recadito en forma de titular: "Arropado por su gente y por miembros del Gobierno". Marhuenda dice que ya está bien, que "la izquierda ha dado de sí en Andalucía todo lo que podía dar. Es preciso, pues, conseguir el cambio en Andalucia. Esperemos que Juan Manuel Moreno sea capaz de liderarlo. Capacidades y argumentos no le faltan". Pues no se te ve nada convencido, Paco.
ABC abre su portada con Ucrania. "EEUU prueba que hay militares rusos en el este de Ucrania". Bieito Rubido habla de la "pataleta laicista" de la izquierda con la Mezquita de Córdoba. "Los agitadores de esta campaña quieren eludir el debate jurídico para atizar la reacción visceral anticlerical (…) La mezquita de Córdoba, construida a su vez sobre una basílica cristiana visigoda, fue consagrada por la iglesia desde 1236 y nadie en su sano juicio podrá decir que la dedicación del templo al culto católico se ha hecho en perjuicio de su arquitectura musulmana". "Es una campaña puramente política contra la iglesia católica en la que la izquierda se asocia con el islamismo como aliado de conveniencia, sin reparar mínimamente en lo absurdo y contradictorio de cubrir semejante coalición de intereses con un manto de laicismo, por lo que todo resulta inverosímil". ¡Bien! Ya tenemos otra liada. ¿Y está vez dónde es la bulla?