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Teniente general Merry, entre la pistola y la botella

El militar que mostró su pistola a Suárez para empujarle a dimitir se dio a la bebida la noche del 23-F, según los investigadores.

El militar que mostró su pistola a Suárez para empujarle a dimitir se dio a la bebida la noche del 23-F, según los investigadores.
Teniente General Merry Gordon en el Obituario que le dedicó ABC en su edición de Sevilla | ABC

Según se publica este domingo en El Mundo, la escritora Pilar Urbano narra en su nueva obra, La gran desmemoria (Planeta) algunos de los capítulos más destacados de la Transición. Uno de los más violentos es el que Urbano ambienta en el propio palacio de la Zarzuela, una tarde de enero en que cuatro militares hacen volver al Rey de una montería. Era el 23 de enero de 1981, exactamente un mes antes del golpe de Estado.

Urbano cuenta que cuatro tenientes generales se presentan en el palacio de la Zarzuela y encontraron que el Rey estaba ausente, cazando con unos amigos. Habían comunicado previamente su visita sin encontrar respuesta, por lo que decidieron acercarse a palacio. La gravedad de sus motivos obligaron al Rey a volver en helicóptero, para disgusto de sus compañeros de caza que vieron como el estruendo del despegue de la nave arruinaba la jornada cinegética.

En Palacio le esperaban el teniente general Merry Gordon (región militar de Sevilla), Elícegues (región militar de Zaragoza), Milans del Bosch (región militar de Valencia) y Campano López (región militar de Valladolid). Visiblemente molesto por la interrupción, el Rey les dice aquello de que "el Rey reina, pero no gobierna" y les emplaza a hablar con Adolfo Suárez a quien llaman en ese mismo instante.

Suárez se presenta en Palacio y el Rey le adelanta que "estos que hay dentro quieren verte a ti", antes de desaparecer. Allí quedó Suárez frente a los militares. Les advirtió de que el sitio para hablar con el presidente del Gobierno es el Palacio de la Moncloa, y no la Zarzuela. Entonces, Milans del Bosch le dice que debería dimitir cuanto antes por el bien de España. Suárez reclama a del Bosch que le dé una razón para ello. En ese momento, cuenta Pilar Urbano, es cuando Merry Gordon saca una pistola de su bolsillo, una Star 9mm, que le mostró al presidente sobre su mano izquierda "¿le parece bien a usted esta razón?", le dijo. En ese momento, y según el relato de Urbano, el Rey lejos de achantarse, presiona más al presidente: "¿Te das cuenta de hasta dónde me estás haciendo llegar?" y le repite que la solución para evitar el golpe pasa por un cambio de Gobierno.

Pedro Merry Gordon tenía 63 años cuando Tejero entró a punta de pistola en el Congreso de los diputados. Aquella noche de los transistores, el teniente general Merry siguió los acontecimientos desde su casa cuando recibió la primera llamada a las seis y media de la tarde, y el resto desde su despacho oficial, según su declaración oficial ante la Justicia Militar el día 17 de marzo de 1981.

Veterano de guerra y herido en diferentes batallas, según las crónicas de la época, Pedro Merry Gordon combatió durante la Guerra Civil y participó en la División Azul como voluntario frente a San Petesburgo donde le hirieron en diferentes ocasiones. Finalmente ascendió a general de división en 1970 y en 1973 fue ascendido a teniente general y destinado como capitan general de la VII Región Militar (Valladolid). Dos años más tarde, en 1975, se hizo con la II Región Militar, con sede en Sevilla.

Diferentes obras sobre los sucesos, reuniones, intrigas y operaciones que rodearon el intento de golpe de Estado le atribuyen a Pedro Merry un comportamiento llamativo en la noche de autos. Según dicen, aquella tarde hizo dejación de sus funciones por efecto del alcohol. Es decir, que algunos investigadores sostienen que estaba beodo en el golpe.

En defensa del honor de Pedro Merry salió su hija con una carta hace años enviada al diario El Mundo. En ella, señalaba que "es cierto que en sus últimos días ahogaba su pena y desconsuelo de forma ocasional con la bebida". Pero que en cualquier caso "yo vivía con mi padre cuando el 23-F y estuve junto a él en todo momento; y ya hubiese querido la periodista Maria Rionegro cuando escribió el articulo periodístico el pasado día 15.04.08, haber tenido la serenidad, la inteligencia y la sabiduría que siempre tuvo mi padre y mucho más en esos momentos de gran tensión y trascendencia para España . Y por testigo está S.M. el Rey de España que estuvo al otro lado de la línea telefónica".

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