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La odisea de los dos niños secuestrados en Bolivia

Los niños, un menor de once años y un bebé de sólo tres meses, fueron arrestados por motivos económicos, según ha informado la Policía.

Los niños, un menor de once años y un bebé de sólo tres meses, fueron arrestados por motivos económicos, según ha informado la Policía.
El niño ya en suelo español junto a los agentes que le rescataron | Policía Nacional

El niño de 11 años liberado el pasado lunes en Bolivia por la Policía tras ser víctima de un secuestro junto a su hermano, un bebé de tres meses, pasó por las manos de cuatro personas durante su rapto y ambos corrieron el riesgo de ser cambiados por dinero, en un país con un alto índice de tráfico de menores y de órganos.

En una rueda de prensa en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, los dos policías de la Sección de Secuestros y Extorsiones que han acompañado al menor en su viaje de vuelta a España han destacado que el móvil del secuestro era económico y que podía ser obtenido por la familia o por otros medios.

Manuel ha llegado esta tarde a Madrid tras siete días secuestrado, al igual que su hermano, si bien éste continúa en un centro de menores en Bolivia y dada su doble nacionalidad sus trámites son más complicados. Con todo, se encuentra perfectamente en espera de que alguien en España o Bolivia reclame la custodia, algo que ya ha adelantado que hará su familia española.

Extorsionados por narcotraficantes

La madre de los niños había sido captada en Bolivia por unos narcotraficantes para transportar y entregar casi un kilo de cocaína en España, pero fue detenida en Yecla (Murcia) el pasado día 16 con 35 gramos de coca y 16.000 euros en efectivo, según señaló la Policía Nacional.

Al no recibir el dinero, los narcotraficantes creyeron que estaban siendo engañados por la mujer, por lo que secuestraron a sus hijos para obligarla a efectuar el pago.

Los agentes que se desplazaron hasta Bolivia para participar en la liberación han relatado que tras la salida de la madre, los menores se quedaron solos. El mayor era quien se ocupaba de cuidar del bebé preparando biberones, "algo que veía como normal", hasta que vino una persona a cuidarles.

Según han expuesto, acto seguido, un secuestrador cogió al mayor y lo volvió a ceder a otras personas. Así hasta pasar por cuatro manos e, incluso, había amenazas de que iba a ser cedido a una quinta persona.

"¿Dónde hubiera podido acabar?, no se sabe", han dicho los policías, que han añadido que el bebé estaba ya en manos de otra persona. En todos esos cambios siempre hubo dinero por medio, ya que el móvil del secuestro era económico.

De ahí, que el peligro fuera que los captores, en caso de no recibir el dinero de la familia, "convirtieran los niños en dinero" en un país con tráfico de menores y de órganos, han explicado. Durante el secuestro, Manuel estaba desconcertado porque había dejado de ir al colegio, no tenía contacto con su gente más cercana y le habían separado de su hermano, han narrado los agentes.

"No sabía nada de lo que ocurría, pero le parecía raro que esas manos por las que iba pasando no eran conocidas", han asegurado los policías, que han revelado que los secuestradores le amenazaron con no ver nunca más a sus familiares y también con cortarle las orejas. Más delicada era la situación del bebé. Lactante y con problemas intestinales, tenía que beber una leche específica.

No obstante, gracias a la cooperación policial entre Bolivia y España, los investigadores lograron localizar antes de lo esperado a los niños, primero al mayor y poco después al bebé.

"Mis amigos policías"

Los secuestradores no opusieron resistencia pero sí se mostraron reticentes a desvelar el paradero de los niños, han dicho los agentes, que no han dejado de estar junto a Manuel desde su liberación. "Él dijo: 'Quiero irme a España con mis amigos policías'".


En el aeropuerto madrileño ha sido recibido por su tío y su padre, en un encuentro que los familiares han calificado de muy emotivo.

En declaraciones a los medios, el padre ha dicho que se lleva al pequeño a Murcia con su familia aunque no le ha contado qué ha pasado con su madre. "Hacía cuatro años que no le veía y ahora está muy maduro y cambiado".

El tío ha señalado que la idea de la familia es traer al bebé a España para que pueda estar con su madre en prisión hasta que cumpla los dos años. Ha mostrado además algunos de los mensajes que los secuestradores enviaron a la familia en los que amenazaban con cortarles las orejas y dañar a los pequeños.

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