Rafá Zouhier, el 'superinocente' necesario para la versión oficial
Zouhier, expulsado este domingo a Marruecos, no fue condenado por los atentados del 11-M, sino por tráfico de explosivos.
Cumplidos los diez años de condena que se le impusieron, el marroquí Rafá Zouhier ha sido expulsado a Marruecos por las autoridades españolas.
Aunque fue condenado en el juicio del 11-M, en realidad no se le condenó por participar en el atentado, sino solo por tráfico de explosivos, sin relación directa con la masacre. De hecho, no ha tenido que indemnizar a las víctimas del 11-M, precisamente por no haber considerado el tribunal que tuviera participación en el atentado. Fue detenido el 19 de marzo de 2004 y fue condenado a 10 años de prisión, por lo que ya ha cumplido íntegra su condena.
¿Qué papel jugó Zouhier en las investigaciones del 11-M? Pues todo apunta a que el de simple intoxicador. Confidente de la Guardia Civil desde por lo menos 2001, se ganaba la vida, entre otras cosas, infiltrándose en bandas delincuenciales. Participó en el atraco a una joyería en Asturias el 18 de septiembre de 2001, como miembro de una banda de aluniceros, y pasó algunos meses en la cárcel de Villabona a raíz de aquel atraco.
La figura de Zouhier ayudó a explicar, durante el proceso de construcción de la versión oficial del 11-M, cómo se habría puesto en relación el exminero (y también confidente) Suárez Trashorras con los camellos marroquíes a los que se atribuyó la matanza: proporciona el lazo de conexión sin el cual resultaría difícil de explicar qué relación tenía entre sí la "trama asturiana" con los "moritos de Lavapiés".
Durante las investigaciones y el juicio, Zouhier no perdió ocasión de lanzar siempre el mismo mensaje: "¡Yo avisé a la Guardia Civil, pero no me hicieron caso!". Un mensaje sugerente, porque apuntaría a monstruosas negligencias o a ocultas complicidades que habrían "dejado hacer". Pero un mensaje que no era sino una hábil intoxicación, destinada a consolidar entre la opinión pública la idea de que efectivamente hubo un transporte de explosivos desde Asturias.
Muchos recordarán a este confidente policial por su papel en el juicio del 11-M. Fue llamado al orden en varias ocasiones por el juez Javier Gómez Bérmudez, una de ellas por declararse "súper inocente". Su abogado, Antonio Alberca, explicaba después que "en este juicio" declararse "inocente no basta". El abogado decía entonces que su cliente "no tiene una deuda con la sociedad" sino que "es la sociedad la que tiene una deuda con él" y que "gracias a personas como Rafá Zouhier podemos dormir tranquilos".
Durante el juicio sus enfrentamientos verbales con Gómez Bermúdez y el fiscal Javier Zaragoza fueron constantes. En su declaración Zouhier sostuvo que "si hubiera tenido algo que ver con los atentados" de Madrid "no me hubiera ido de fiesta" el día 10, el 11 de marzo de 2004 y hasta "el 14-M", y reiteró que él lo único que hizo "fue avisar gratis" del tráfico de explosivos.
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