Albert Rivera: "Estuve en la UCI política"
El líder de Ciutadans confiesa los duros momentos de 2010 -"tuvimos que conjurarnos"- y asegura que sólo con partidos nuevos se reformará España.
En el primer libro de Albert Rivera, Juntos Podemos aparecen citados muchos de sus colaboradores. Entre ellos la eficaz jefa de prensa de Ciutadans Inma Lucas, quien nos recibe en un hotel de la calle Atocha haciéndonos un hueco entre cita y cita como tantas veces estos últimos cuatro años. Personas como ella han visto cómo una nave que parecía próxima a naufragar en 2010 puede recobrar vida hasta aspirar a ser, encuestas en mano, la tercera fuerza de Cataluña. Ahora su capitán vende decenas de miles de ejemplares de un libro político, se codea con el star system mediático, institucional y social (unas horas después de la entrevista la ínclita Ana Rosa Quintana le presentará en el Círculo de Bellas Artes) y llena pabellones por toda España con la presentación de Movimiento Ciudadano. Por eso hemos querido alejarnos de la actualidad más inmediata para conocer el origen de Rivera, que se remonta a un día de noviembre de 1979 en el que vino al mundo...
¿Cuál es su primer recuerdo político?
La entrada de España en la UE en 1986. Tengo muy presentes las imágenes del acto en el que se formalizó nuestro ingreso, junto al de Portugal y Grecia.
Usted es hijo de comerciantes. ¿En su casa había interés por la política?
No tengo tradición política familiar, aunque al ser comerciantes hay cosas como los impuestos o los servicios que obviamente se comentan, como en muchos hogares. Recuerdo que mi padre compraba el periódico los fines de semana, cuando íbamos a tomar el vermut. Luego los telediarios a mediodía y por la noche. Mi madre leía algún libro político, pero como le digo la inquietud era más práctica que teórica.
El primer cambio político importante que vive la gente de su edad es la victoria de José María Aznar en las elecciones generales de 1996, tras catorce años de gobiernos de Felipe González. ¿Cómo lo recuerda?
Tenía dieciséis años, tuve una sensación de fin de etapa que no se vivió con miedo. Mis padres habían votado a Felipe González y luego votaron también a Aznar. Fue una situación que se degradó. Igual que Felipe González supuso el ingreso en la UE que hemos comentado antes y una modernización innegable del país, la llegada de Aznar sirvió para reconducir una situación dramática de corrupción, de una crisis económica muy dura después de los JJOO de Barcelona y la Expo de Sevilla. Recuerdo las devaluaciones de la peseta de Solbes [Pedro], yo le pedía a mi padre que me lo explicase.
Mis padres votaron a Felipe González y luego a José María Aznar
A nivel internacional, aunque bien es cierto que algunos años antes, el gran corrimiento de tierras fue la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la URSS, tan de actualidad ahora por la cuestión de Ucrania.
Tenía diez años, no era muy consciente y también le preguntaba a mi padre: ¿esto es una ciudad europea dividida en dos? era la ingenuidad o quizá el sentido común de un niño. Nunca he visitado Berlín y me gustaría mucho, recuerdo que una vecina me trajo un trozo de muro. Era el símbolo de algo que no debe volver a ocurrir nunca.
¿Qué lengua se hablaba en su casa?
Normalmente el castellano. Mi padre habla catalán y castellano, mi madre castellano, ella es andaluza de Málaga y habla catalán como puede. Mis padres siempre han hablado entre ellos en castellano. Yo he conocido el catalán desde pequeño y lo he estudiado en el colegio. En mi casa el idioma nunca ha sido un problema realmente y con ese ejemplo puedo explicar muchas veces lo que ocurre. No ha sido un problema que surgiera en los hogares o en la calle, ha sido un problema político creado por el nacionalismo en las instituciones y en la escuela.
Usted presume de pueblo pero es barcelonés...
...¡De La Barceloneta! más barcelonés imposible...
...siempre se ha dicho que la Ciudad Condal es el talón de Aquiles del nacionalismo. En la primera campaña de Ciutadans en 2006 el mitin final tuvo lugar en un sitio emblemático de la noche barcelonesa, La Paloma y José García Domínguez -una persona de una generación anterior a la suya- escribió un artículo, "La Paloma y el Virolay" en el que contraponía a los excursionistas de fin de semana que terminaron en las garras del nacionalismo y los noctámbulos, que fueron más individualistas. No sé si lo recuerda.
Sí, en Cataluña se ha producido una fractura interna. Se ve en los votos, el área metropolitana de Bracelona o Tarragona concentra mucho más voto constitucionalista, mientras que a partir de la segunda corona y en el interior se concentra un mayor apoyo al nacionalismo. Es verdad que han avanzado en las ciudades gracias a los hijos, logrando mayor voto nacionalista o independentista en las ciudades. Es un análisis sociológico complejo.
Pese a todo Barcelona sigue siendo un lugar más diverso y abierto. Yo digo muchas veces que me parezco más a un ciudadano de Madrid que a uno del Pirineo catalán, lo mismo que le puede pasar a un madrileño con respecto a zonas rurales de Castilla La Mancha. Ahora que se habla tanto de balanzas fiscales, pues realmente los más parecidos son ciudadanos de Barcelona, Madrid o Valencia. Como le digo nací en La Barceloneta, luego viví en Pueblo Nuevo y más tarde me trasladé al Vallés porque mis padres abrieron allí un negocio, ahora he vuelto al centro. Siempre he estudiado y trabajado en Barcelona. Muchas veces recuerdo lo que decía Federico Jiménez Losantos en su libro [La Ciudad que fue] de aquella Barcelona de los setenta, efervescente, que a nosotros no nos han dejado vivir. Aquella ciudad con movimientos políticos y sociales y con liderazgo incluso en España. Pero se ha ido dejando caer en los errores del nacionalismo, mucho más desde que CIU ganó el Ayuntamienmto en 2011. Ojalá le podamos dar la vuelta al calcetín y recuperar aquella gran ciudad española y europea.
A nosotros nos han robado la Barcelona efervescente de los setenta
Un dato muy repetido de su biografía, de hecho es lo primero que aparece en la solapa del libro después de su nombre y su fecha de nacimiento, es su participación de joven en La Liga nacional de debate Universitario. Me reconocerá que es algo muy extravagante.
Muy friki [risas]
E incluso propio de un empollón.
Nunca he sido empollón, siempre estudiaba a última hora aunque se me ha dado bien. He hecho muchas más cosas, sobre todo deporte, dieciséis años de natación y waterpolo. Es verdad que desde fuera siempre te decían: "como es esto, ¿os cambian el sentido de debate para que defendáis otra postura?" yo se lo intentaba explicar a mis amigos, para convencerles de sus virtudes, es algo que te ayuda mucho en la comunicación oral. Yo defiendo, dentro del gran pacto por la educación que propugna Ciutadans, que en la escuela haya una asignatura de oratoria, como en EEUU. Los escolares tendrán en el futuro que dar conferencias, explicar proyectos empresariales, hacer entrevistas de trabajo y, por qué no decirlo también, intervenir en un Parlamento. Alguno sé dará por ofendido cuando digo en el libro que hay parlamentarios que son incapaces de hacer una pregunta de dos minutos sin leer, pero es la triste realidad. ¿Eso es parlamentarismo? La forma es tan importante como el fondo, porque si a quien tienes que transmitirle el mensaje no te presta atención no tienes nada que hacer, ustedes los periodistas lo entienden esto muy bien. España es un país muy atrasado aún en tomar conciencia de la importancia de la comunicación.
En el capítulo dedicado a la educación habla de su paso por ESADE. Comenta que no era de las personas de mayor poder adquisitivo. Se podría decir que aquella experiencia le vacunó contra los prejuicios contra la gente de dinero, o los pijos si se quiere.
Me considero bastante inclasificable, nunca he pertenecido a una tribu urbana. Cuando mis padres me plantearon hacer las pruebas me daba miedo llegar a un sitio en el que no me correspondía ni quería estar. La etiquetas funcionan así: si vas a ESADE eres un pijo, si vas a la Autónoma un alternativo... Acabé muy satisfecho, había mucha gente de clase media que sus padres hacían un esfuerzo económico importante y conocí a muchas personas de clase alta muy humildes, que nunca dirías las fortunas que tenían sus familias. También había, claro, y como en muchos otros ámbitos, nuevos ricos. En ESADE pagas por estudiar, pero si no lo haces te marchas, y yo eso lo he visto con gente que tenía cuatro años de carrera aprobada. Hay que decirlo en beneficio de esa universidad y en detrimento de otras donde se rebaja mucho el nivel de exigencia en el estudio. Yo tengo la suerte de haber conocido la educación pública, privada y concertada, lo he testado todo en carne propia. Me gustaría una escuela pública que adoptase muchas de las virtudes de la privada, como el esfuerzo y el mérito. Nunca he entendido eso de que la izquierda plantee una educación igualitaria por abajo, como tampoco que la derecha mezcle el tema educativo con la religión, aunque he de decirle que veo bien una asignatura de hecho religioso, o historia de las religiones.
En ESADE conocí de todo, pero también a ricos muy humildes
En el extenso capítulo de agradecimientos del libro aparece Fernando Páramo: "periodista, abogado, amigo y compañero de sueños e ilusiones, que me ha ayudado a sacar a la luz el sueño de escribir mi primer libro, siendo en todo momento mi escudero y asesor". No sé si es una colaboración que se extiende más allá del libro, si le ayuda también en la confección de sus discursos.
Es un periodista catalán emergente, de 26 años. Me ha ayudado en la documentación y en la revisión del texto, algo que a la editorial le pareció muy bien...
...se lo pregunto de otra manera: dado que la experiencia ha sido buena, no sé si piensa en prolongarla. Adonde quiero llegar es que en España parece haber todavía un cierto pudor por mostrar la trastienda de los discursos políticos. En Francia Nicolás Sarkozy no sólo no oculta sino que presume de Henry Guiano, el hombre con el que trabajó muy duro sus discursos en la campaña de las presidenciales de 2007 ["me agota estar con él" le confesaría a la dramaturga Yasmina Reza que le siguió aquellos días para escribir un libro] y el primer speechwriter de Barak Obama, Jon Favreau, que es por cierto de su generación, es casi una celebridad en los ambientes informados de EEUU.
Sí, he leído sobre ellos. Yo hasta la fecha ni me han hecho ni me han dejado hacer los discursos, me considero también un ideólogo de alguna forma, no sólo una cara. Tampoco tengo complejos y estoy creando un equipo de comunicación y prensa que me ayuda mucho. Pero no sería capaz de coger sin más un texto redactado por otra persona. Muchas veces he rechazado ofertas para escribir artículos de opinión por falta de tiempo, y en ocasiones algún colega suyo me ha dicho "¿pero tú escribes tus artículos?". Además siempre pienso que en lo que tardas en corregir un texto ajeno o adaptarlo a tu manera puedes redactarlo tú. Es un poco lo mismo con las redes sociales, yo gestiono personalmente mis cuentas de Twitter, Facebook e Instagram.
Nunca me han escrito los discursos ni me han gestionado mis perfiles de internet
Se queja en el libro de que los grandes partidos le cierran la puerta a su generación. Según lo leí comencé a elaborar un bosquejo de lista, a vuelapluma, y me salieron estos nombres: Soraya Sáenz de Santamaría, Susana Díaz, Alberto Garzón, Juan Manuel Moreno...parece que tienen algún predicamento en sus filas.
Eso tiene dos años, Susana Díaz no estaba ahí pero han cambiado los tiempos y hay que mover ficha, Alberto Garzón ha entrado en el Congreso por IU esta legislatura, Soraya Saenz de Santamaría lleva dos años de vicepresidenta...
...pero algunos más con responsabilidades importantes...
...sí, son gente joven y preparada. Pero ¿cuánta gente no llega pese a su talento?. En cualquier caso la mejor manera de conocer la valía son las primarias y eso no ha ocurrido ni con Díaz ni con Moreno Bonilla en Andalucía, deberían ser obligatorias por Ley.
En 2010 Albert Rivera era una cadáver político. Estaba pagando caro su error de...
[adivina enseguida]...europeas...
...de aliarse con Libertas, que le costó las críticas incluso de muchos fundadores de Ciutadans; su partido se había estancado...
...algunas encuestas nos dejaban fuera del Parlamento de Cataluña...
...efectivamente. ¿Llegó a pensar que se había acabado la aventura?
Sí que lo llegué a pensar, aunque lo compartí poco porque pensé que era mi responsabilidad como líder de un partido. La crisis interna fue muy dura, la salida de los diputados [Antonio Robles y José Domingo, los primeros que le acompañaron en la cámara catalana] el crecimiento de un partido que sólo tuvo un año entre su primer y su segundo congreso, etc. Estuvimos, como le digo, muy tocados, graves, en la UCI. Pero hicimos una conjura, me sometí a una moción de confianza entre los militantes del partido y cambiamos más de la mitad de la Ejecutiva. En noviembre de 2009 sacamos un documento que se tituló "Cataluña somos todos", desde entonces no hemos parado de crecer electoralmente. De los errores se aprende. También es verdad que cuando todo el mundo rema en la misma dirección, lo mismo en un partido que en una empresa o en una familia, las cosas salen adelante, y eso no había pasado cuando ocurrió todo lo que comentamos.
En 2010 llegué a pensar que mi carrera política se había acabado
También ayudó el escenario político de 2010, cuando en verano salió por fin la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto que tanto soliviantó al Tripartito y a CIU. Y no digamos nada de la deriva posterior de Artur Mas que se prolonga hasta hoy.
Seguramente, y más cosas: se aprobó una Ley que permitía multar con hasta un millón de euros por rotular en castellano, la reforma educativa que consagraba la inmersión ilegal, como han acreditado los tribunales... José Montilla hizo el trabajo sucio al nacionalismo. El PSC es responsable, que nadie lo olvide, de haber sentado en el Gobierno a gente como Carod Rovira, los mismos que ahora parecen equidistantes de ERC. Nosotros supimos leer la situación y analizar qué es lo que unía a nuestro electorado. También podía haber subido el PP y no lo hizo.
Usted vive, qué duda cabe, un momento dulce. Este libro está siendo un éxito de ventas, aparece en las encuestas de valoración pública y además puede aparecer, por ejemplo, en programas tan distintos como los de Federico Jiménez Losantos en esRadio o el de Antonio García Ferreras en La Sexta, curiosamente sin suscitar rechazo en las respectivas audiencias. Hay quien piensa que le pasa lo que a algunos futbolistas, que tiene que terminar en un grande.
Creo demasiado en lo que estamos defendiendo como para caer en los errores y los lastres de los partidos tradicionales. Si no hay partidos como los nuestros no habrá reformas en serio en España. Tenemos que forzarles. Tampoco me veo en eso personalmente.
Sé que lo de Jordi Cañas parece lo de todos, pero no lo es
Me gustaría hablar del caso Jordi Cañas, pero no tanto por el caso en sí, porque ustedes ya han dado explicaciones sobre la investigación que le ha abierto el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por una cuestión ajena a su actividad política, sino por cómo lo ha vivido. Si le ha supuesto revisar alguno de sus postulados, o de lo que usted ha dicho de políticos de otros partidos.
La verdad es que no, por una cuestión muy sencilla: aunque parezca lo mismo no es lo mismo. Yo entiendo que mucha gente pueda pensar que sí pero creo que no. Cuando una persona en 2005, cuando no existía nuestro partido, sin haber ocupado nunca un cargo público realiza una actuación y resulta que nueve años después, precisamente por su aforamiento como diputado, el caso va a un tribunal superior que lo investiga, evidentemente no estamos hablando de algo como el caso Palau o el caso Bárcenas. Yo no puedo saber lo que hacía en su vida privada cada uno de los que ahora son mis compañeros. Yo confío en lo que explica Jordi, en los documentos que he podido ver y que están en el juicio. Confío en que se pueda probar su inocencia. Pero para no enredarme en eso, insisto: no es lo mismo. Quien en el ejercicio de su cargo público esté imputado por un delito de corrupción política como, por ejemplo, el cohecho o la malversación, debería dar un paso atrás, defenderse judicialmente y volver a la política, o no en el caso de que sea condenado.
Pero usted mismo está diciendo que Cañas puede no ser condenado. Lo cierto, y ese era el sentido de la pregunta, es que le condenen o no su carrera política está muy dañada y no parece que pueda remontar fácilmente.
Él ya ha dejado claro que si le acaban condenando por un delito de fraude fiscal dejará su acta de diputado [de momento ha dejado de ser portavoz del grupo]. Conozco a Jordi de sobra, desde hace mucho tiempo, en ese sentido estoy muy tranquilo. Yo me pregunto qué diputado en España sale a dar una rueda de prensa para informar del caso que le afecta y anuncia que si finalmente es imputado abandona su cargo. E insisto, no es un caso de corrupción política, que afecte a ninguna administración ni siquiera al partido. Es una relación laboral que se arrastra desde hace nueve años por la investigación de una empresa para la que trabajó. Sólo me queda pedir que el resto de partidos incorpore en sus estatutos lo que tiene Ciudadanos, que en el capítulo de corrupción política cuando sean imputados dejen el cargo temporalmente.
Estoy convencido de que hubo presiones para despedir a Pedro J
En otro capítulo del libro habla de los medios y me ha sorprendido que dedique una mención a la destitución de Pedro J. Ramírez como director de El Mundo, pero básicamente porque me imagino que ha sido una mención incluida cuando las galeradas ya estaban corregidas y el libro estaba a punto de entrar en imprenta.
[risas] Tocando la bocina, sí.
¿Han existido maniobras institucionales al más alto nivel para influir en la decisión que finalmente han tomado los accionistas de Unidad Editorial?
Creo que sí. Sobre todo viendo lo que dice Pedro J. en su vídeo de despedida de la redacción, que por cierto creo que es muy recomendable independientemente de que se esté o no de acuerdo con la línea del periódico. Viendo eso, la entrevista que hizo el otro día con Jordi Évole, conociendo cómo funciona el sistema de medios, sabiendo la bajada de subvenciones que ha tenido El Mundo en los últimos meses, teniendo en cuenta los temas que estaba tocando Pedro J. de corrupción que afectan a la línea de flotación del Gobierno y de la Corona. Me parece que Pedro J. ha disparado a muchos frentes con una situación económica muy débil de su medio.
En la reflexión que planteo en ese capítulo se concluye que es mejor un sistema como el anglosajón, con medios menos dependientes del dinero público que el nuestro, en el que ha habido una burbuja y eso obliga a rehacer el sector.
Ya que ha nombrado a Évole, si usted fuese directivo de una cadena, ¿daría luz verde a un programa como el del 23-F que tanta polémica ha levantado?
Como espectador de televisión me parece un buen producto, y ahí están los datos de audiencia. Lo que me pregunto es qué pasa con la gente que hace zapping o mucha gente mayor que no lo entendió, con algunos he hablado. Desde el punto de vista periodístico he escuchado opiniones de todo tipo, gente que sostiene que es una llamada a la reflexión sobre el mensaje mediático otros que dicen que degrada el periodismo. Está claro que ha conseguido audiencia y generar debate. Pero insisto en que no termino de ver qué pasa con los que no ven el programa entero, con los que no utilizan las redes sociales o no compran el periódico al día siguiente o consultan los diarios digitales. Yo no vi el programa, pero seguí los comentarios por las redes y tuvo un impacto enorme, le diré que había gente de mucho nivel que se lo estaba creyendo. Incluso gente que me lo decía en mensajes privados. Ya le digo que tengo contradicciones en esto entre el producto televisivo y la cuestión de fondo periodística.
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