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El etarra Martitegi, al juez: "Estoy orgulloso de ser militante de ETA"

El etarra se enfrenta junto a otros terroristas a 675 años por el atentado con coche bomba en el cuartel de Calahorra en 2008 y que dejó 7 heridos.

El etarra Jurdan Martitegi ha dicho este lunes en un juicio en la Audiencia Nacional estar "muy orgulloso" de ser militante de ETA, que asume las "acciones político-militares" de la banda "en su medio siglo de historia" y que no reconoce a este tribunal "para juzgar la resistencia vasca".

La Audiencia Nacional ha iniciado este lunesel juicio de Jurdan Martitegi Lizaso, Arkaitz Goicoetxea Basabe e Íñigo Gutiérrez Carrillo, para cada uno de los cuales el fiscal y la Asociación Víctimas del Terrorismo piden 675 años de cárcel por el atentado con coche bomba el 21 de marzo de 2008 en el cuartel de Calahorra (La Rioja), que causó heridas a siete personas, dos de ellas guardias civiles.

Los acusados han accedido a contestar solo a los abogados de las defensas, Martitegi se ha limitado a realizar las declaraciones referidas, Goicoetxea ha asegurado que sus declaraciones inculpatorias tras ser detenido no son ciertas y fueron fruto de malos tratos y amenazas y Gutiérrez ha negado su participación en los hechos. En el momento del atentado el cuartel albergaba treinta y tres personas, de las que al menos veintitrés eran guardias civiles.

Poco antes, el que fuera jefe del grupo 'Vizcaya' de ETA, Arkaitz Goikoetxea Basabe, se ha negado también a responder a las preguntas del fiscal, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la acusación particular de una víctima, para declarar a su defensa que no fueron "ciertas" las declaraciones que prestó ante la Guardia Civil.

"No fueron voluntarias, libres ni reales", ha aseverado Goikoetxea, sobre sus referencias a otros imputados y los zulos que ayudó a localizar en el monte de Pazuengos y que guardaban abundantes jeringuillas, explosivos y armas para secuestrar al exedil del PSE Benjamin Atutxa. Varios guardias civiles han asegurado que su declaración fue "libre y espontánea".

Tras su declaración, a la que el público ha respondido con el puño en alto, el tercer acusado, Iñigo Gutiérrez ha rechazado haber participado en el atentado cometido en el cuartel de la Guardia Civil en Calahorra en 2008 y ha añadido que ese día se encontraba con varios amigos.

Así se han pronunciado antiguos dirigentes de la banda terrorista horas después del último comunicado de ETA, en el que dice que el anuncio de desarme debe ayudar a "fomentar el clima para el diálogo y el acuerdo, así como a avanzar en otras cuestiones", y advierte de que los obstáculos pueden condicionar gravemente el proceso de sellado.

Una pareja encañonada y maniatada

En la vista oral, ha declarado la pareja de senderistas cuyo vehículo utilizó el grupo terrorista para cometer el atentado. "Salieron dos personas encapuchadas con pistola en mano, nos esposaron y nos quitaron las llaves del vehículo y los teléfonos móviles", ha recordado el hombre, para añadir que les introdujeron en la parte trasera de una furgoneta, mientras cargaban de "lo que parecían ser bombonas de butano" su Honda Civic.

Uno de los captores se despidió de otro con un "Gora ETA" y les trasladó a un escondite donde les conminó a permanecer durante media hora antes de desprenderse de las bridas que les maniataban. Tras ello, la pareja ha explicado que salió a pedir ayuda y una familia les socorrió.

En la vista oral, también ha declarado un odontólogo que ha relatado las lesiones y los desperfectos que sufrió su clínica en el momento en que se produjo el ataque, así como dos testigos de la defensa que han afirmado que el día del atentado estuvieron en un concierto con su amigo Iñigo Gutiérrez.

El fiscal Carlos Bautista sostiene en su escrito de conclusiones provisionales que Arkaitz Goikoetxea, alias "Dulantzi", y Jurdan Martitegi, "Arlas", formaban parte en febrero de 2007 del grupo 'Askatun Haizea', junto a los etarras Asier Borrero e Iñigo Gutiérrez Carrillo.

El grupo terrorista decidió el 21 de marzo de 2008 colocar un coche-bomba frente al cuartel de Calahorra, situado en la calle General Gallarza, para que hiciera explosión a las 14.00 horas. El artefacto estaba compuesto de dos barriles de cerveza de unos 50 litros cada uno con explosivo amonitol.

Los terroristas fabricaron la bomba en un piso de Ezcaray y lo trasladaron en una furgoneta, en la que se encontraron rastros genéticos de Goikoetxea, hasta Álava. Allí, hicieron una parada esperando al paso de algún vehículo para utilizarlo en el atentado. Siguiendo esta estrategia, los etarras retuvieron a una pareja que se preparaba para una jornada de senderismo, les encañonaron y retuvieron, maniatados con bridas y con los ojos cerrados, mientras cargaban su Honda Civic de explosivos.

Martitegi condujo dicho vehículo hasta la casa cuartel, mientras Gutiérrez realizaba labores de lanzadera y Goikoetxea y Borrero custodiaban a la pareja detenida, que fue liberada a las 14:20 horas. Aparcado el coche-bomba, Goikoetxea avisó a la DYA de Álava y a los bomberos de Calahorra, lo que sirvió para desalojar las viviendas y evitar una masacre.

El edificio albergaba a 33 personas, de las cuales al menos 23 eran guardias civiles. El ataque dejó siete heridos y causó daños superiores a los 4,7 millones de euros en inmuebles y vehículos estacionados en la zona. El ataque se produjo apenas dos semanas después de que ETA asesinara a tiros al exconcejal del PSE Isaías Carrasco en el portal de su vivienda en Mondragón-Arrasate (Guipúzcoa).

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