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Sáenz de Santamaría advierte al PSOE de que hay líneas "que no deben traspasarse"

La vicepresidenta recuerda que Bildu plantea romper España, como así quedó constatado en el Debate sobre el estado de la Nación.

El Gobierno no quiere ni oír hablar de un adelanto electoral en Navarra. Así, una vez más y de forma solemne, la vicepresidente defendió a Yolanda Barcina en aras de la "estabilidad" e insistió en que las acusaciones de corrupción aún no están demostradas ante la Justicia. Una reflexión a la que incluyó una advertencia muy clara para el Partido Socialista, que sigue amagando con la moción de censura: existen líneas rojas "que no deben traspasarse".

El respaldo de Mariano Rajoy a Barcina es explícito. Lo demostró en el Debate sobre el estado de la Nación, cuando proclamó que "no ha habido corrupción" en Navarra y se alineó con Carlos Salvador, el único diputado que UPN tiene en el Congreso. Previamente, Salvador le imploró ayuda porque, argumentó, desde Bildu buscan la ruptura de España a través de Navarra.

Soraya Sáenz de Santamaría tiró de esta tesis, la fractura de la nación, para alertar de los riesgos de una alianza entre el PSOE y la antigua Batasuna. Lo hizo sosteniéndose en la intervención Mikel Errekondo, el portavoz de Amaiur, en el susodicho debate, en el que dejó clara su hoja de ruta. Por ello, sin citar expresamente a Alfredo Pérez Rubalcaba o a Roberto Jiménez -líder de los socialistas navarros-, les pidió tener en cuenta "lo que defiende cada cual" antes de pactar.

Voces del PP piden la ilegalización

En este tema, el presidente y su gabinete se están mojando. También desde el PP están siendo muy duros con el PSOE. Temen que Rubalcaba no pueda controlar a Jiménez y haya moción de censura, el peor escenario posible. "Se nos habría un frente muy complicado", confiesan. No pocas voces en el partido opinan que es el momento de "sacar las pruebas" recabadas por las fuerzas de seguridad para buscar la ilegalización de "los amigos" de ETA. Pero el Ejecutivo descarta este extremo por el momento, según se desprende de la declaración de Alberto Ruiz Gallardón hace ahora una semana.

En todo caso, el toque de atención es claro. Sáenz de Santamaría se preguntó "con quién se está dispuesto a pactar" y ensalzó la "presunción de inocencia" en tanto en cuanto un tribunal no diga que existió corrupción. Esto es, Rajoy sigue apostando por la inocencia de Barcina y no va a cesar el apoyo institucional.

Rechaza un diálogo con ETA

Por su parte, la portavoz rechazó de forma rotunda un escenario de negociación con la banda terrorista. "Tenga una cosa meridianamente clara", arrancó, preguntada por la oferta planteada por Íñigo Urkullu. "Este Gobierno no va a cambiar su política antiterrorista", aseguró, para a renglón seguido añadir que ETA "no va a conseguir lo que no ha conseguido” con las armas.

Para el Ejecutivo, el relato lo ha de escribir "los demócratas", y de ahí que también lanzara un aviso al lehendakari. A pesar de las buenas relaciones que mantienen Rajoy y Urkullu -se reunieron recientemente fuera de agenda-, afirmó que “nosotros también somos gobierno de los vascos” y actuarán para que los ciudadanos “no se vean perjudicados por los gobiernos regionales".

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