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La Infantería de Marina más antigua del mundo cumple su 477º aniversario

El Comandante General llama a usar "la máxima imaginación" para no perder capacidades con los recortes económicos.

La falta de formación e instrucción de las tropas que iban embarcadas en las naves de guerra españolas, pues en muchas ocasiones eran contratadas directamente por el capitán de la galera y su formación militar era muy relativa o, en otros casos, el hecho de que fuesen militares formados en tierra sin vinculación con el mar, hizo que las autoridades españolas se planteasen la necesidad de contar con tropas específicas adiestradas para la guerra naval.

El 27 de febrero de 1537, el Emperador Carlos I creó oficialmente las Compañías Viejas de la Mar de Nápoles, un cuerpo especial y entrenado para combatir "por tierra y por mar", que fueron asignadas de modo permanente a las Escuadras de Galeras del Mediterráneo. El objetivo era tener asegurados, al menos, 30 arcabuceros por galera de la mejor calidad posible.

Los primeros infantes de marina españoles y del mundo, componentes de una unidad militar desempeñando unos cometidos específicos distintos de las demás unidades de Infantería, fueron entonces arcabuceros de galera, que proporcionaban la potencia de fuego necesaria para poder acercarse a la nave enemiga e iniciar el abordaje. De hecho, sus arcabuces, predominando sobre la ballesta turca, dieron a España el dominio del Mar Mediterráneo en el siglo XVI.

A lo largo de la historia española, la Infantería de Marina ha estado presente en todos los escenarios donde era necesario defender los intereses nacionales. Su arrojo, disciplina y valor hizo a este cuerpo acreedor de lemas como "Valientes por tierra y por mar", de títulos como "El Invencible", dado al Tercio de la Armada en el siglo XVIII, o de privilegios como el de la Real Orden de 1886 que les permite "ocupar en campaña el puesto de mayor peligro, el de extrema vanguardia en los avances y de extrema retaguardia en la retirada".

"Es el verbo de la Historia Militar de España, porque allí donde se ha combatido por mar o en tierra, siempre ha habido un soldado de Infantería de Marina (...); que es el símbolo de la gloria de la Marina entera, porque sin sus grandes y preclaros servicios aparecerían más oscurecidos y flotarían aún más los días tristes que ha tenido la Marina de Guerra (...), un Cuerpo que no ha tenido un sólo día de descanso cuando la Patria ha estado en peligro, y que ha combatido, (…) por tierra y por mar, en todas las latitudes, en todos los campos de batalla y en todas las regiones...", dijo sobre ella el Conde Torre Vélez en el Parlamento español en 1904.

Servidores ilustres y héroes casi anónimos

A lo largo de sus 477 años de existencia, este cuerpo especial de la Armada ha estado compuesto por un importante número de nombre propios. Caso por ejemplo de Lope de Figueroa (1541-1585), capitán, maestre de campo general y capitán general de la costa del Reino de Granada, que participó en numerosas acciones de guerra, entre las cuales destacan la conquista de la isla de los Gelves (actualmente pertenece a Túnez), la guerra de La Alpujarra, y las batallas de Lepanto y la Isla Terceira (en las Azores).

También sirvieron en este cuerpo grandes ilustres como Miguel de Cervantes Saavedra (bajo las órdenes de Lope de Figueroa en Lepanto) o Pedro Calderón de la Barca. Y otros héroes casi anónimos como el granadero Martín Álvarez, que se distinguió por su valentía en la batalla naval del cabo de San Vicente (febrero de 1797), algo reconocido incluso por el enemigo inglés, lo que le valió su ascenso a cabo, para lo que tuvo primero que aprender a leer y escribir. En 1848, una real orden dispuso que siempre haya un barco de la Armada con su nombre.

Otros casos de valentía y heroísmo extremo fueron los de los soldados Rama y Cancela, que se defendieron hasta perder la vida de casi 2.000 insurrectos en su puesto de Holguín (Cuba) en 1895, con sólo su arma reglamentaria y sus machetes. O el caso del soldado Lois García, durante la Guerra Civil española, que arrojó con sus manos unos sacos de pólvora incendiados que había sido alcanzados por tropas enemigas y con ello salvó la vida de sus compañeros de barco y la integridad de la propia nave.

Un caso singular fue el de Ana María de Soto, la primera mujer que sirvió en la Infantería de Marina cuando estaba totalmente prohibido, y que participó, entre otras grandes batallas navales, en la defensa de Cádiz contra los barcos de guerra del recién ascendido contra-almirante Nelson. En activo entre 1793 y 1798 fue licenciada con pensión y honores cuando se descubrió que era una mujer.

Proyección de poder naval sobre tierra

Ahora, en el siglo XXI, la Infantería de Marina proporciona a la Armada y a las Fuerzas Armadas en su conjunto una fuerza de respuesta rápida en tiempos de crisis con capacidad para hacer misiones de proyección de poder naval sobre tierra, mediante la realización de operaciones militares en la costa, iniciadas en la mar (capacidad anfibia), lo que le dota de un singular carácter expedicionario.

Estas características le permiten atender a una gran variedad de misiones que van desde la fuerza de respuesta inicial en un conflicto, pasando por operaciones de extracción de fuerzas empeñadas propias o aliadas o evacuación de no combatientes, hasta la realización de posibles misiones de ayuda humanitaria. A esto, se une su capacidad de llevar a cabo operaciones de interdicción marítima y de protección de fuerzas navales.

En la actualidad, los militares de la Infantería de Marina se encuentran desplegados en misiones internacionales como la operación Atalanta de la Unión Europeo, de lucha contra la piratería en Somalia, la misión europea de entrenamiento militar en Mali, o la misión de la OTAN contra el terrorismo Active Endeavour.

Retos del presente y futuro

Tras la finalización de una pequeña parada militar conmemorativa de este 477 aniversario en la Agrupación de Madrid, el General de División Comandante General de la Infantería de Marina, Pablo Bermudo y de Espinosa, aseguró que uno de los grandes retos a los que se enfrenta este cuerpo de la Armada es alcanzar los objetivos que se le marcan empleando la "máxima imaginación" ante los recortes presupuestarios que se están produciendo a causa de la crisis económica.

"Tenemos que ser capaces de, con los recursos que se nos proporcionan, obtener el producto que estábamos obteniendo, y el nuestro era un producto de calidad, orientado a la disponibilidad permanente", explicó. "No podemos perder capacidades por falta de recursos económicos", continuó, tras lo que insistió en la necesidad de utilizar "la máxima imaginación".

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