Durante el interrogatorio, el juez utilizó una pantalla para mostrar, una a una, las facturas recogidas durante la instrucción que habrían sido cargadas a Aizoon. El juez va relatando cada gasto, incluidos los de combustible y comida, y la infanta Cristina, sistemáticamente, indica que "no sabe" por qué se han cargado a la sociedad que compartía con Urdangarín: "Señoría, yo no sé cómo han cargado las cosas".
En un momento, Castro le pregunta por la compra de libros de Harry Potter, también con dinero de Aizóon. Cuando le pregunta para quién eran, ella responde que "imagina" que eran "para nuestros hijos". "¿Tiene sentido que se carguen a Aizoon?", inquiere el magistrado. "No, pero puede ser también una equivocación, no sé, yo no hice la compra, la puede haber hecho un tercero y haber sido una equivocación".
La hipótesis de la equivocación no termina de convencer al juez, que le dice que "alguien tiene que decidir". "Yo no lo decido, lo decidía mi marido con sus asesores que le ayudan", contesta, señalando a Iñaki Urdangarín. "¿Esto lo ha hecho su marido?", insiste Castro. "Yo no lo he hecho", se limita a contestar la infanta.
Entre las facturas y gastos, el juez enumera el del personal doméstico, hoteles, restaurantes y carburante. Cuando se refiere a la piscina del palacete, Castro señala que "se compraron un montón de kilos de sal, parece ser" que para "una depuradora de piscina, 300 kilos, no creo que sea para la cocina". "Aizoon no parece que participara de la piscina, parece esto claro, ¿no?", añade. Ella insiste, sin inmutarse: "Ya le digo, Señoría, que no sé, no controlo Aizoon".
Las clases de salsa
El juez insiste con todos y cada uno de los pagos, como el safari a África, alquiler de coches e incluso un marco de foto. "Algo me dice que esto no encaja en la actividad de Aizoon, ¿no?", señala. "Aquí pone Cristina de Borbón envía a Washington a una señora que se llama Nuria Tres un paquete o algo", también con dinero de la sociedad. Ella vuelve a negarlo, pese a la evidencia: "Yo no hice personalmente el paquete, ni puse la dirección". Apunta que "muchas veces hacemos el encargo a terceros".
En el momento sobre las facturas de clases de baile se produjo algún momento de distensión, tras los minutos de interrogatorio infructuoso, aunque el juez dejó claro su hartazgo con la amnesia de la infanta. Castro le pregunta si recibió clases de salsa y ella contesta: "No lo recuerdo, igual bailamos salsa y merengue, pero no recibí ninguna clase". "Yo recibí clases de baile hace 30 años y todavía me acuerdo", contesta el juez.
"¿Sabe usted si su marido recibió curso de salsa y merengue?", continúa Castro. Aunque la infanta dice que lo desconoce, sí apunta que si las hubiera recibido, ella lo sabría. "Por la manera de moverse", responde el juez.