Con una población cercana a los 85.000 habitantes, un territorio sin margen de crecimiento de 19 kilómetros cuadrados y una densidad poblacional de 4.400 habitantes por kilómetro cuadrado, la ciudad autónoma de Ceuta se integró en la Corona Española en 1580, con la anexión de Portugal a la España de Felipe II. Marruecos, en aquella época, no era ni un conato de país, simplemente, no existía. En 1640, con la separación en dos países de la Península Ibérica, los ceutíes decidieron seguir siendo españoles, y nada ha cambiado desde entonces.
La frontera de Ceuta, que no sólo separa España de Marruecos, sino también a Europa de África, es, junto a su hermana de Melilla, la segunda frontera con las diferencias económicas más importantes a nivel mundial entre países vecinos. Sólo es superada en este aspecto por la línea fronteriza que separa a la industrializada Corea del Sur de la hermética Corea del Norte.
La delgada línea que separa tal abismo económico tiene en Ceuta una extensión de 8,5 kilómetros y está asegurada con un doble vallado de seis metros de altura, con una carretera asfaltada entre medias de ambas que permite a las Fuerzas de Seguridad moverse con rapidez de un punto a otro del perímetro fronterizo. Todo esto está apoyado por un buen número de torres de vigilancia, cámaras de seguridad y cámaras térmicas, que facilitan la detección de los inmigrantes que se acercan a la valla por las noches por el calor corporal que emiten.
Además, algunos puntos del vallado están reforzados con las polémicas concertinas, que según el PSOE deberían ser quitadas porque dañan físicamente a los inmigrantes que tratan de violar la frontera por esos puntos, pero que fueron instaladas en 2005 por el Gobierno Zapatero, coincidiendo con las obras de cambio del vallado perimetral, momento en el que se pasó de una altura de 3,5 metros a la actual de 6 metros.
"Desde las obras del vallado en 2005 no ha habido más intentos de entrar saltando. Ahora los inmigrantes se centran en las dos zonas más vulnerables: el paso aduanero de El Tarajal y la zona de la playa próxima, donde está el espigón", explican desde la delegación del Gobierno en Ceuta. El primero de los puntos, es competencia de la Policía Nacional. El segundo, de la Guardia Civil, como todo el perímetro vallado de 8,5 kilómetros.
Un número de agentes reservado
"El número de agentes que prestan servicio cada noche es reservado, pero es más que suficiente para proteger la frontera, dicen desde la institución gubernamental". Tampoco desde la Guardia Civil ni desde el Ministerio del Interior dan cifras sobre el número de agentes que participan. La cifra exacta es una incógnita.
"El número de agentes destinados en Ceuta no es malo del todo, aunque no cabe duda que vendría bien tener más medios y más efectivos destinados en la ciudad. Es habitual que se hagan más horas que un reloj, lo que también se hace en muchos puntos de España, pero allí siempre se termina echando alguna hora más que en otras zonas", cuenta a Libertad Digital un agente de la Guardia Civil que ha pasado unos buenos años prestando servicio en la ciudad.
En la seguridad de la frontera participan tres unidades fuertemente especializados del Instituto Armado. Sin base en Ceuta, pero desplazados en turnos rotatorios desde la península, la primera fuerza de choque son los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil, una unidad encargada de mantener el orden público, proteger a altas personalidades y contribuir en casos de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública.
Las otras dos unidades, sí tienen base en la ciudad. Se trata de los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS) y del Servicio Marítimo (SERMAR). Todos son apoyados cuando es necesario por el resto de agentes de la Benemérita destinados en la Comandancia de la ciudad autónoma.
Protocolo operativo
El hermetismo sobre su modo de preservar la frontera es similar al que se guarda sobre el número de agentes destinados en Ceuta, aunque por algunas declaraciones políticos e informes de los agentes se conoce más o menos cómo es por encima su sistema de trabajo. Inicialmente, los inmigrantes son detectados por los agentes de la Guardia Civil a través de las cámaras de seguridad, las cámaras térmicas o el helicóptero que el Instituto Armado tiene en la ciudad.
Los intentos de intrusión suelen conocerse cuando los inmigrantes están todavía a varios kilómetros del vallado lo que da tiempo, normalmente, a activar el protocolo operativo. Se informa entonces al Centro de Operaciones Complejas (COC), que es el encargado de dar aviso a la Comandancia de Ceuta, al Módulo de Intervención Rápida (MIR) de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), al Servicio Marítimo y a los especialistas subacuáticos del GEAS.
A partir de ese momento y dependiendo de dónde y cómo sea la amenaza de violación de la frontera, los efectivos de la Guardia Civil siguen las normas de los protocolos operativos de impermeabilización fronteriza. Unos protocolos que ni la Guardia Civil ni el Ministerio del Interior han querido hacer públicos, pese a la petición en los últimos días de varios partidos de la oposición y medios de comunicación, pues creen que su filtración podría favorecer a las mafias del tráfico de personas.
"Los protocolos operativos no se pueden hacer públicos porque las mafias que traen a los inmigrantes irregulares no sólo trabajan con el sistema de prueba y error para tratar de sobrepasar las fronteras españolas, sino que también están atentas a toda lo que se publica con el objetivo de intentar optimizar sus resultados", cuenta a Libertad Digital uno de los agentes de la Guardia Civil destinados en la ciudad autónoma.
"Cada vez que hay una noticia sobre un grupo de inmigrantes que ha conseguido traspasar la valla, las mafias lo publicitan a los cuatro vientos en las poblaciones africanas en las que tienen sus tentáculos comerciales. También publicitan como éxito cualquier noticia que hable de las intentonas de asalto. Hacen casi cualquier cosa por seguir consiguiendo clientes para su negocio y, además, ellos, no siempre participan en esas intentonas. En muchos casos, se dedican sólo a asesor a los inmigrantes sobre cómo deben intentarlo en esos metros finales después de llevarles hasta allí recorriendo miles de kilómetros por diferentes países africanos", continúa.
Asaltos promocionados en Mauritania
Estas afirmaciones van en la línea de lo expuesto el pasado jueves por el propio ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, durante su comparecencia en la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados: "se tiene constancia, por ejemplo, de que uno de los asaltos fue anunciado en Nuadibú, en Mauritania, cuatro días antes de que se produjese y que un grupo de inmigrantes cameruneses decidió entonces dirigirse hacia Marruecos con intención de participar en el mismo".
"Desde tan lejos como Nuadibú actúan las mafias migratorias. En esa ciudad del norte de Mauritania operan numerosas organizaciones dedicadas al transporte de migrantes hasta territorio marroquí por la vía terrestre de la frontera del PK-55/Guerguerat, en la que la acción conjunta del equipo de investigación del Cuerpo Nacional de Policía y la policía mauritana logró en 2013 desarticular dos poderosas organizaciones mafiosas", explicó el titular de la cartera de Interior.
Lo que sí parece claro es que existe un cierto malestar entre los agentes del Instituto Armado por algunas de las críticas hechas públicas en los últimos días por partidos de la oposición y ciertos medios de comunicación sobre la actuación policial la madrugada del 6 de febrero, cuando el intento de entrada ilegal en Ceuta de un grupo de más de 200 inmigrantes irregulares acabó con casi una quincena de ellos ahogados en aguas marroquíes.
"Nosotros estamos para cumplir las órdenes que se nos dan desde arriba y las leyes. Y esas órdenes, desde siempre, han sido que se trate de impedir la entrada de inmigrantes de forma ilegal, tal y como dice la ley. Si los políticos quieren cambiar la ley, y que a partir de ahora se deje entrar a todo el mundo, pues que cambien la ley y que las órdenes desde el ministerio sean esas. Nosotros las cumpliremos como las cumplimos ahora", dice el agente destinado en Ceuta.