El misterio de los comensales en la cena de Zarzuela
La infanta Cristina sigue siendo la protagonista de las portadas y llenando columnas.
"Sé lo que hacía mi marido, no a qué se dedicaba Nóos", dice El Mundo. "La infanta declaró que Urdangarin le dio la tarjeta para sus gastos, pero que hasta hace poco no sabía que se carga a una cuenta Aizoon". Tenía saldo ¿no? Pues entonces para qué preguntar. Casimiro García Abadillo dice que no cuela, que a su declaración le falta "credibilidad" y, para convencerle, Cristina tenía que haber incluido "algún reproche a Urdangarin, que, en definitiva traicionó su confianza y ha llevado a la institución monárquica a un gran desgaste". Con qué poco te conformas, Casimiro. A Santiago González, por el contrario, no le basta con "15 días de dormir en el sofá y una temporada de morros" porque el caso "excede a su condición de esposa, la de mujer: es una traición que ha puesto en riesgo a la Corona" y tenía que que haberse resuelto "con la renuncia a sus derechos como infanta". Y después si eso quedan un día y que se desahogue porque "comprendo muy bien su drama de mujer enamorada". Y que le cuente sus penas a Santiago, porque Federico Jiménez Losantos tiene un corazón de piedra y no le conmueven nada sus problemas maritales. "En este caso no sólo se juzgan conductas presuntamente delictivas sino que se mide el nivel moral del régimen Constitucional español, en el que se enmarca la Familia Real, o sea, el Rey y el Príncipe, porque el trapisondismo constituyente no dio para más (...) Vamos a juzgar mentiras porque la verdad es muy amarga: el Estado a prevaricar, la infanta a gastar y los pagafantas, pues eso a pagar. ¡Y chitón!". Insensible, Federico, que eres un insensible. ¿Y qué pasa con el amor?
Cuenta Ana Romero que "Doña Cristina regresa a Suiza tras el mal trago". Y santas pascuas. "Durmió en la Zarzuela y se marchó por la mañana tras cenar con su madre" porque papá sigue superenfadado y "se siente abandonada desde lo más alto". "Según distintas fuentes, Doña Cristina sigue teniendo el apoyo incondicional de su madre, la Reina Sofía, pero echa en falta de su padre y el de su hermano".
El País, sin embargo, dice que de eso nada, que papá ha recibido con los brazos abiertos a la hija pródiga. "La infanta rinde cuentas al Rey y alivia la tensión en la Familia Real". "Doña Cristina acudió a la Zarzuela para informar de su cita judicial". Y cenó "con sus padres, los Reyes" en un encuentro que "constituye un punto de inflexión en la relación entre la infanta y su familia". Pues de verdad que nos alegramos de que la familia esté bien. ¿Y de la pasta qué? Pues "Castro se toma tiempo sobre la infanta", "El Gobierno confía en una rápida desimputación" y "La fiscalía se afianza en su tesis de que Doña Cristina no cometió delito". ¿Les queda claro?
ABC dice que "La infanta y los peritos dejan a Castro sin argumentos". Bieito Rubido nos regala otro de esos editoriales que hacen brotar republicanos como setas. "Probablemente, la propia infanta hubiera deseado que se le aplicara el principio de igualdad, en toda su extensión, porque cuando no había sido aún imputada formalmente, ni menos aún acusada, ya había cargado con varias condenas no penales". Que no, Bieito, no te empeñes que no nos da pena. A Ignacio Camacho, siempre tan templado, le da por dramatizar. "El blindaje de seguridad evito un circo morboso de abucheos televisados pero la hija del Rey fue apedreada moralmente en las redes sociales y despellejada en las tertulias de bares y familias". ABC coincide con El País sobre la cena de la infanta. "Doña Cristina explicó su declaración a los Reyes en una cena en familia en Zarzuela". "Una cena familiar que estuvo aliñada con la sensación de alivio y de satisfacción que invadía a la infanta". Sí es que no hay nada más lindo que la familia unida, dijo no sé qué filósofo.
La Razón dice que "El juez no decidirá sobre la infanta hasta abril cuando cierre el caso". Y ha hecho una encuesta express. "Más de la mitad de los españoles cree que Castro declarará inocente a Doña Cristina". Marhuenda cree que es porque la declaración "ha reforzado su inocencia". Pues para mí que es que la gente no es imbécil. Cuenta Carmen Enríquez que Cristina tuvo una "conversación hasta la madrugada con el Rey". Que claro, sus padres andaban "atribulados por las consecuencias de los errores cometidos por su hija, llevada por una confianza ciega y quizá excesiva en su marido", que es un bandarra de cuidado, que te lo digo yo. "La conversación se debió prolongar hasta la madrugada y a lo largo de ella debió estar presente un incontable número de sentimientos y emociones", con besos, abrazos, perdones y todo eso. Y tras dar explicaciones "a unos angustiados padres" volvió a Ginebra “al lado de sus hijos y de su marido”, como debe ser. ”El hombre por el que hizo tantas y tantas cosas indebidas, guiada por una razón para muchos inexplicable. Tan sólo porque ella, una Infanta de España, 'confiaba en su marido”. Corin Tellado puede estar contenta. Su legado sigue vivo.
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