Tal día como hoy, 27 de enero, pero de 2007, Libertad Digital contaba en su portada que la Ertzaintza identificó a siete menores por estar implicados en los destrozos sobre la tumba del dirigente popular asesinado por ETA en 1995, Gregorio Ordóñez. Según el Gobierno vasco, los hechos tuvieron lugar a primera hora de la tarde, cuando una patrulla acudía a un barrio de San Sebastián donde terroristas callejeros habían cruzado en la calzada varios contenedores de basura y observaron la sospechosa presencia de unos jóvenes cerca del cementerio.
La profanación de la tumba de Ordóñez se produjo un día después de que familiares y miembros del PP le rindieran homenaje en el duodécimo aniversario de su asesinato. Un día después de conocer los hechos, la Fundación Gregorio Ordóñez emitió un comunicado en el que aseguraban que el ataque cometido por un grupo de menores estaba inducido "por terroristas", lo que demostraba "la inhumanidad y la crueldad de quienes, todavía hoy, persisten en la dinámica de atacar la memoria y la dignidad de las víctimas".
Además, señalaron que "este macabro ataque simboliza el odio que permanece en un sector de la sociedad vasca que no podía tolerar en vida el discurse de Gregorio Ordóñez y que, desgraciadamente, persiste en su fanatismo, golpeando el corazón de la familia de Goyo". Por eso, realizaron un llamamiento a las instituciones públicas vascas para que "desmantelen, de una vez por todas, el fanatismo terrorista que sigue presente entre los individuos más manipulables de la sociedad, que son nuestros jóvenes".
La única respuesta que obtuvieron fue la del alcalde de San Sebastián que recibió a los padres de los detenidos por atacar la tumba de Ordóñez. Odón Elorza les ofreció "apoyo psicológico y moral". La Audiencia Nacional, por su parte, decidió imputar a los once implicados por hechos relacionados con la actividad terrorista, aunque finalmente la Fiscalía no adoptó ninguna medida cautelar contra los menores arrestados aquel 27 de enero.
El presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española destacó la "inhumanidad" de los sujetos que atacaron la tumba. Santiago Abascal aseguró que esos hechos corroboraban que en la sociedad vasca había un grave problema. Recordó lo que decía Gregorio Ordóñez al lamentar que "hoy con determinada política vemos cómo las ratas vuelven a salir de las alcantarillas y pisotear la memoria de la gente honrada como Goyo Ordóñez".