Errores como el cometido por el Ministerio del Interior este miércoles no son algo nuevo en los dos años y medio de gestión que lleva Jorge Fernández Díaz al frente de este departamento, lo que ha hecho enfadar en más de una ocasión a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado destinados a luchar contra el terrorismo.
El 25 de abril de 2012, Fernández Díaz desveló en los pasillos del Congreso de los Diputados que las Fuerzas de Seguridad francesas habían estado a punto de capturar a una importante dirigente de la banda terrorista ETA en las cercanías de Toulouse, pero que la operación de captura del yidahista Mohamed Merab la había frenado.
La terrorista Izaskun Lesaka, objetivo de la operación, se dio por aludida y consiguió huir del control policial al que era sometida por la Policía española. No fue detenida hasta finales de octubre de ese año, cuando fue arrestada a setenta kilómetros de Lyon acompañada por el también terrorista de ETA Joseba Iturbe.
Otro de estos casos tuvo lugar el 4 de julio de 2012, cuando las Fuerzas de Seguridad francesas detuvieron cerca de Pau al terroristas de ETA Juan María Mújika Dorronsoro, quien formó parte de un grupo etarra dedicado a labores de logística, transporte y entrega de material. Entre sus misiones, estuvo la de recoger y entregar a otro grupo etarra que debía atentar con él contra el expresidente José María Aznar, aprovechando alguno de sus desplazamientos al País Vasco con motivo de la campaña electoral de las elecciones vascas de 2001.
El ministro del Interior había adelantado la detención del terrorista horas antes, durante una entrevista concedida a la emisora Punto Radio, ya desaparecida. "Las cosas que tienen que ver con mi Ministerio , anticiparlas, pues puede ser imprudente, pero confío en que hoy pueda haber una buena noticia", dijo Jorge Fernández Díaz. "Por ejemplo", respondió al ser preguntado sobre si refería a una detención relacionada con ETA. Aquel desliz del ministro provocó que Francia se plantease congelar la operación policial.
El Sindicato Unificado de Policía (SUP) dijo entonces que "lo que ha hecho el ministro del Interior es, objetivamente, un chivatazo a un miembro de ETA, anunciando públicamente que va a ser detenido" y planteó si "¿estaba el ministro del Interior chivándose a ETA y frustrando así una complicada operación conjunta de las policías francesa y española?".