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Fiasco en el intento de rebatir la estrangulación de Prim

El equipo ha sido incapaz de fijar con precisión ni siquiera cuántas son y dónde se encuentran las heridas de Prim.

El equipo ha sido incapaz de fijar con precisión ni siquiera cuántas son y dónde se encuentran las heridas de Prim.
Herida en el codo izquierdo | Ioannis Koutsourais

La presentación en las instalaciones de la Universidad Complutense de las conclusiones del pretendido equipo científico de la Escuela de Medicina Legal que han presentado como de las universidades Complutense y de Alcalá, aunque la Complutense ha hecho saber que no tienen su respaldo, ha terminado en un intento fallido de rebatir la estrangulación de Prim como auténtica causa de la muerte.

El equipo presidido por el doctor Bernardo Perea y compuesto por otros seis forenses en sus trabajos, tras ver la momia ha sido incapaz de fijar con precisión ni siquiera cuántas son y dónde se encuentran las heridas de Prim. Las conclusiones dicen erróneamente así: "Número 2: Presenta lesiones traumáticas en mano derecha y hombro izquierdo, con heridas típicas por arma de fuego". Las heridas están descritas con enorme frivolidad y ligereza, impropias de tanto derroche de experto, sin reseñar la amputación del dedo anular de la mano derecha. Y en concreto no tienen en cuenta la herida que atraviesa el codo izquierdo del general.

Y en la conclusión número cuatro se atribuye "a fenómenos post-mortem" sin explicar la razón, los surcos del cuello que definen claramente el estrangulamiento. En el presunto examen que por lo filtrado se suponía de poco "espesor científico" se ha descubierto que el peso real es totalmente volátil.

La Universidad Complutense de Madrid se ha deteriorado hasta extremos desconocidos. Por eso ha sido posible convocar un acto académico en la Facultad de Medicina por parte de un comerciante de vinos, y otro de gemas, que patrocinan a un grupo de forenses vinculados a la Escuela de Medicina Legal, esponsorizados, para presentar una mala copia del trabajo de la Comisión Prim de Investigación.

La cosa ha llegado tan lejos que el pretendido comité científico ha cometido la grosería científica de no invitar a la eminente doctora antropóloga forense María del Mar Robledo Acinas a este segundo examen de la momia de Prim, a pesar de que ella fue la primera que descubrió el verdadero mecanismo de la muerte del general y de que es compañera de los susodichos en la Complutense, porque, además, lejos de todo respeto y del fair play entre colegas, se le ha impedido asistir a la rueda de prensa. Pienso que mejor para ella, porque se ha librado de la vergüenza de ver al doctor José Antonio Sánchez, en la pre-jubilación, ofreciendo el patético espectáculo de explicar lo inexplicable sobre pliegues, fenómenos post-mortem y fotos que no se aclaran.

En esta ocasión se ha afirmado, contra toda evidencia científica, que Juan Prim y Prats, sin poderlo ratificar de ninguna forma, murió por una infección de las heridas de bala que recibió en la calle del Turco, cuando la primera autopsia realizada por la Comisión Prim muestra en su colección de impecables fotografías que las heridas no fueron curadas, que el general no recibió ninguna cirugía y que fue rematado a lazo antes de que las heridas pudieran infectarse.

El rectorado de la Complutense había desautorizado el acto en la Complutense con la boca pequeña, advirtiendo que la Universidad no lo respalda, pero ha dejado que se realice marcando una degradación académica.

En este momento, las irregularidades de la Escuela de Medicina Legal de la Complutense, que dirige Bernardo Perea, han provocado ya dos denuncias por presunta falsedad en peritajes en sendos juzgados de Madrid, y no obstante, han celebrado con flautas y tambores una rueda de prensa, si bien con exigua entrada para informar a instancia de parte de un encargo "avalado por la asociación Bicentenario de Prim 2014, compuesta por una colección de personajes ignorantes de Prim, a la que nada avala".

Los comerciantes que acaudillan este acto son Pau Roca, presidente de la Federación de Vinateros y Carles Tubella, gemólogo, con negocio abierto al público en Reus, comisario municipal del Any Prim, totalmente ajenos a cualquier acto académico.

Pau Roca es hijo de una familia patricia de Reus, adinerada y bien establecida que afirma ante testigos que Carles Pellicer, de CiU, alcalde de Reus, "come en mi mano", por lo que se siente legitimado para pasar por encima del convenio entre la Comisión de Investigación Prim y el consistorio reusense, en el que está firmado por ambas partes que los políticos no intervendrían en ningún caso en el resultado de la investigación científica, lo mismo que los científicos no iban a dirigir el tráfico en Reus. Eso debería saberlo como nadie el político Roca, que lucha ahora porque le metan en las listas del PP. Pese a esto, el comisario Carles Tubella, incumpliendo el convenio ha encabezado el "revisionismo investigador".

El nuevo examen de la momia de Prim no ha conseguido ningún hallazgo ni descubrimiento, por lo que el grupo de supuestos investigadores ha desenterrado una de las muchas viejas teorías de cómo murió Prim, con tal de que no prevalezca la novedad científica incontrovertible: que Prim fue rematado como indican las marcas de su cuello.

Pau sabe con quien se juega los cuartos. Su directora general es María José Rubio, que va de escritora, aunque en cuanto lean el siguiente titular de la noticia que ella misma acaba de mandar por Internet, verán como se desautoriza y cómo retuerce el lenguaje: "El general Prim -escribe-, falleció por la complicación infecciosa de las heridas de arma del atentado". ¡Qué frase tan mal construida! Es posible que la supuesta escritora no sepa escribir.

Cuando presenta al equipo de peritos que supuestamente han hecho un segundo reconocimiento de los restos de Prim, hoy una gloriosa momia, si bien atacada por los hongos que ya lo advirtió la doctora Robledo, procura presentarlos como al descuido. Primero a doña María José Anadón Baselga, directora del Departamento de Toxicología y Legislación Sanitara, especialista en Medicina Legal y Forense, a la que habrá llevado para mirar porque de Toxicología no se precisaba nada. En segundo lugar presenta a Bernardo Perea, director de la Escuela, del que no pone que es odontólogo forense, vulgo, dentista.

Prim tiene los dientes bastante bien para una momia de su edad. Aunque nosotros descubrimos que además del hueco en los incisivos, tiene un par de muelas careadas. Pero no precisa de la ciencia de Perea, porque de momento no las va a usar. Perea no sabe nada de criminología ni de historiografía criminal. Y la señora heredera de aceites Toledo predica que es el mejor equipo del mundo. En principio, aunque a estos dos doctores les acompañan otros cinco, no parece a tenor de lo obtenido que haya habido trabajo para todos.

La unión de estos expertos no tiene nada de multidisciplinar, palabro que nos ha copiado la señora Rubio. Nosotros en la comisión decíamos lo de multidisciplinar, Mariajo, hija, porque éramos médicos, periodistas, sociólogos, juristas, criminalistas, criminólogos, biólogos, antropólogos forenses, profesores de investigación criminal y fotógrafos científicos. Es decir verdadera cantidad y variedad. O sea que nos ha copiado la idea y la terminología, pero ha dispuesto de un equipo médico forense como para hacer la autopsia a un cadáver reciente y no a una momia de 142 años, en un contexto histórico. Sin nuestro rigor histórico y médico.

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