A sus 55 años ha disfrutado de una intensa vida judicial. Pocas cosas le quedaban por conseguir a Carlos Lesmes en el mundo de la Judicatura actualmente. Una de ellas era ser presidente del Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial, el máximo exponente de la Magistratura, algo que ha logrado este lunes con amplío respaldo del órgano de gobierno de los jueces.
Madrileño de cuna, aunque extremeño de adopción -su familia la mayoría de profesionales de la medicina procede de esa comunidad- estudió la Carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid.
Desde mediados de los años ochenta ejerció como fiscal en la Audiencia Provincial de Alicante, en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y en el Tribunal Constitucional ya que en 1984 aprobó tanto la oposición a la Carrera Fiscal como de la Carrera Judicial.
Tras su paso por el Ministerio Público, en 1993 comenzó su andadura como magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Valencia. De ahí pasó a la Audiencia Nacional donde llegó a presidir la Sala Contencioso Administrativa en 2005.
En marzo de 2010 entró a formar parte de la Sala Tercera del Tribunal Supremo donde ha permanecido hasta la actualidad. Como magistrado del Alto Tribunal fue el ponente de la resolución que trató de impedir que Sortu se inscribiera en la Registro de Partidos Políticos -decisión que tumbó el Tribunal Constitucional- o de la sentencia que anuló parcialmente el indulto al vicepresidente del Santander Alfredo Sáez.
En sus 29 años de vida profesional, Carlos Lesmes también ha conocido de cerca la política. Entre 1996 y 2000 fue Director General de Objeción de Conciencia en el Ministerio de Justicia cuando gobernaba José María Aznar. Del 2000 al 2004 fue Director General de Relaciones con la Administración de Justicia con José María Michavila era el titular de la cartera.
Sin duda, uno de los cometidos más duros de su carrera fue el 11 de marzo de 2004, con los atentados de Madrid, cuando tuvo que gestionar la identificación de todos los fallecidos en el 11-M. Lesmes dirigió entonces el trabajo de 40 médicos forenses llegados de toda España y que en 48 horas identificaron y realizaron las autopsias de los 192 fallecidos en el atentado. El magistrado permaneció todo el tiempo junto a los médicos en el pabellón 6 de IFEMA, recibiendo a muchos familiares que acudían buscando a sus seres queridos.
De ideas conservadoras, conoce en profundidad la Administración de Justicia y pocas veces pierde la paciencia con su trabajo. De carácter serio pero afable, está casado con Marieta -enfermera de profesión-y es padre de cinco hijos. De ideas profundamente religiosas bromea con el adjetivo de conservador: "En este país, si tienes convicciones religiosas te encasillan como conservador….y si encima tienes 5 hijos…ya tienes que ser del Opus.. Pero, ¿qué supone ser conservador?" ha manifestado a sus más allegados en alguna que otra ocasión.
Dice mucho de él y de su concepto de austeridad que tanto en la Audiencia Nacional como en el Tribunal Supremo renunció a tener coche oficial y acudía todos los días al trabajo en tren de cercanías, al igual que miles de madrileños.
Su tiempo libre le gusta dedicarlo a estar con su familia y al deporte ya que es un gran amante del paddel, la vela y la bicicleta de montaña. Ahora debe dirigir a los más 4.600 jueces de este país.