El céntrico hotel Wellington, en Madrid, ha acogido este martes la presentación del informe Propuestas para una estratégica energética nacional, elaborado por la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES). Se trata de una actualización del que se presentó en 2011, complementando con los datos actuales el análisis de diferentes sectores del sistema energético nacional. Un completo análisis dirigido por Miguel Marín, director de Economía y Políticas Públicas de la Fundación, coordinado por Pedro Mielgo, presidente de Nero Green Capital, y que ha contado con la colaboración de César Dopazo, José Antonio Guillén, Juan Luis López Cardenote y Conrado Navarro.
Un completo informe que analiza de forma exhaustiva el marco de referencia del sistema energético español, detecta los problemas de los que adolece la política energética de nuestro país, analiza y diagnostica su situación actual y, por último, ofrece 40 recomendaciones para poder contar con una estrategia energética nacional.
La presentación en el Hotel Wellington, que ha contado con la asistencia de un notable y nutrido grupo de representantes del sector, entre los que destacaba la presencia del presidente de Sacyr, Luis del Rivero, ha corrido a cargo del secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, quien ha elaborado un discurso centrado en las críticas a la anterior administración socialista y sus políticas que, según ha explicado, han logrado convertir nuestro sistema energético en uno de los 10 más caros del mundo, cuando en 2003 era uno de los sistemas más económicos y eficientes de toda la Unión Europea.
Nadal ha criticado que seamos "el tercer país con el sistema energético más caro de la Unión Europea y estamos en el pelotón de los sistemas más caros de todo el mundo". Además, "tenemos un enorme déficit", tan grande que se convirtió en una prioridad con la llegada del PP al Gobierno. "Si hubiéramos trasladado todos los costes del déficit a la tarifa, la factura de la luz se hubiera encarecido un 42,5%", con lo que "nos hubiéramos salido de todos los ranking de precios de la UE". Y sobre este asunto ha querido enfatizar que "cuando elevamos el precio de la electricidad y del gas se destruyen puestos de trabajo".
Según ha comentado el secretario de Estado, las prioridades del Ejecutivo pasan por mantener garantizado el suministro, conseguir el mejor precio posible y mantener sostenible el medio ambiente. Tres objetivos irrenunciables que han de centrar, por igual, la atención del Gobierno. "Combinar estos tres objetivos debe ser el punto central de la política energética del Gobierno. En el pasado, el anterior Ejecutivo se centró sólo en uno de los objetivos", con los resultados que conocemos todos. Un déficit de tarifa desbocado. Y todo, repetía Nadal, porque "se llevó a cabo un debate energético basado en la ideología y no en los números". Entonces, el Gobierno planteó el problema en la diferencia entre "tecnologías buenas y tecnologías malas" e intentó "cambiar el mix energético a golpe de BOE".
Una estrategia, la del anterior Gobierno, que llevó a que el consumidor español esté pagando "la curva de aprendizaje" de la energía fotovoltaica "con una hipoteca a 25 años", ya que cuando en España se instalaron todas las centrales fotovoltaicas -los conocidos huertos solares- éstos eran carísimos, no como ahora, "que es cuando otros países los están instalando". Lo mismo pasa con las centrales "termosolares", ya que "tenemos más del 70% de las termosolares del mundo en España".
Sobre las cuentas de la energía, ha destacado que "es impensable que 13.000 millones de ingresos" estén generando más de "23.500 millones de gasto". Porque, para Nadal, el problema no son los 26.000 millones de déficit tarifario sino que éste crece a un ritmo de 10.000 millones anuales.
Así, ha señalado que el sistema energético contará con una ley de estabilidad presupuestaria que va a negar la posibilidad de que exista déficit y se establecerán normas claras y previsibles. Porque hasta ahora, dice Nadal, "se remuneraba de forma diferente a cada una de las instalaciones, ya no los sectores, dependiendo del éxito que cada uno hubiera tenido en los despachos ministeriales". Para Nadal, "sin estabilidad financiera no hay estabilidad regulatoria".
Finalmente, ha señalado que hay que reformar el sector gasístico creando un mercado del gas y volver a situar a España como un país que, aunque no tiene fuentes de energía propias, tenga una gestión tan buena de sus recursos que nos vuelva a convertir en un país competitivo. Lo que de momento se ha logrado a corto plazo es "frenar la sangría", evitando que la factura de la luz se encarezca un 40%. Tenemos que romper el aislamiento del mercado energético español, concluía.
El informe
En cuanto al informe, presentado también por Miguel Marín y Pedro Mielgo, ofrece cuarenta recomendaciones sobre eficiencia de los mercados, seguridad jurídica, independencia e innovación y visión estratégica. En la actualización del informe de 2011 se recogen los cambios ocurridos en el panorama energético nacional e internacional de los últimos años y se pretende aportar ideas para el debate energético.
Este informe hace hincapié en que España necesita definir una estrategia energética que parta de objetivos claros y estables y de unos principios coherentes con ellos. Dichos objetivos, señala el documento, son garantizar la seguridad de abastecimiento; contribuir a la competitividad y al crecimiento.
Los principios en los que se basa la política que propone este informe son los principios del mercado: seguridad jurídica como condición para la actuación eficiente de los agentes económicos, especialmente en lo relativo a inversiones a largo plazo; y organismos reguladores que ejerzan con excelencia su función supervisora, que han de ser creíbles e independientes y contar con los recursos necesarios.
Pedro Mielgo ha afirmado durante su intervención que "un buen termómetro de la salud cívica de una sociedad sana es la calidad de la discusión sobre las grandes cuestiones de interés nacional, y la energía es una de ellas". "Basta decir que la factura energética representa en los países de la OCDE entre el 4,5 y el 7,0 por ciento del PIB; que en España tenemos un grado de dependencia de las importaciones energéticas de los más elevados tanto de la UE como de la OCDE; que buena parte de las tensiones geoestratégicos actuales tienen que ver con la energía, y que la competitividad de las empresas depende, entre otros costes, del de la energía", ha enumerado.
El documento avanza en el análisis y diagnóstico de la situación actual del sector energético español. En este punto se describen algunos de los elementos novedosos que han incidido en él en los últimos dos años, tales como el incremento del déficit eléctrico, el aumento del precio final de la electricidad, la incorporación de las Terceras Directivas de electricidad y de gas al ordenamiento jurídico, el impacto de la crisis en la demanda de energía y el nuevo modelo de regulación, por citar solo los más relevantes.