Los Mossos d'Esquadra, junto a la Guardia Civil y a la policía federal mexicana, han liberado a un empresario catalán que fue víctima de un secuestro "virtual" en México durante 20 horas, un tipo de rapto en que los autores amenazan de muerte a la víctima a distancia a través del teléfono y hacen creer a la familia que está retenido valiéndose de la incomunicación del afectado.
En rueda de prensa, el inspector de los Mossos Jordi Domènech y el capitán de la Guardia Civil Álvaro Montero han explicado que, haciéndose pasar por policías, los secuestradores lograron que el empresario cambiara de hotel, de Queretano a San Juan del Río -a 54 kilómetros de distancia-, y quedara retenido en una habitación bajo amenazas de muerte, y aunque nunca estuvo en contacto con los captores, para la policía se trata de "un secuestro real" y avisa de que se ha producido en más ocasiones en México.
El 29 de septiembre el hermano del empresario presentó una denuncia en la comisaría de los Mossos en Mollet del Vallès en la que explicaba que su hermano estaba secuestrado en un hotel de México y que los interlocutores, que se identificaban como del cártel de los Zetas, les pedían un rescate de un millón de pesos mexicanos, 60.000 euros, a cambio de su liberación.
Otros casos similares
Recientemente en Argentina el expresidente de Racing, Fernando Marín, fue sometido también a un "secuestro virtual". El secuestro de cuatro horas de duración que fue perpetrado la semana pasada, empezó a las 6 de la tarde cuando los secuestradores tuvieron una conexión telefónica simultánea con él y con su esposa. Tal y como relató Marín en la emisora argentina Radio Mitre, en la llamada telefónica escuchó la voz de su hijo que decía, "papá, papá, me quieren matar". Según el empresario, durante las distintas llamadas realizadas por los secuestradores, "se escuchaba de fondo y de forma continua el sonido de un teclado de ordenador".
Y es que la tecnología que usaron en este caso de secuestro "virtual" consistía en el uso coordinado de cinco líneas telefónicas diferentes, para bloquear así el móvil de su hijo y conseguir engañar a los padres. Además, los secuestradores contaban con el software para conseguir manipular clips de voz y falsear así una voz parecida a la de su hijo.
Cuando Marín y su esposa pagaron el rescate, los secuestradores les dijeron que para localizar a su hijo le llamaran a "su número de siempre". La terrible pesadilla para el exdirector de Racing y su esposa fue finalmente una farsa, ya que su hijo nunca estuvo secuestrado físicamente.