El presidente de la Generalidad, Artur Mas, no se da por vencido y, pese al poco éxito europeo cosechado por sus pretensiones soberanistas en los últimos meses, este lunes emprende una nueva gira por las mismas instituciones comunitarias que ya le han recordado que una Cataluña sin España no tiene sitio hoy en la Unión Europea.
Es su séptimo viaje como presidente, pero el tercero en un año en el que Artur Mas ha recrudecido su ofensiva soberanista, convocado elecciones e insistido en llamar a los catalanes a un referéndum ilegal.
Sin embargo, el intenso lobby de Mas ante las instituciones europeas no ha logrado modificar el guión, que sigue insistiendo en que en la Europa actual no hay lugar para una Cataluña desmembrada de España. El propio Mas, que en abril se encontró cerradas las puertas oficiales y no logró ser recibido al más alto nivel (como sí logró, en cambio, el dirigente de Unió, Josep Antoni Durán i Lleida), reconocía en aquella ocasión ante la prensa que Bruselas ve sus pretensiones "con preocupación".
En los últimos días, la incomodidad se ha materializado en un puñado de declaraciones oficiales –las más sonadas, las del propio vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia- recordando las bases legales que harían imposible la Cataluña que Mas sueña y publicita.
Y si en los despachos oficiales le recuerdan los Tratados de la Unión Europea, en sus contactos con think tanks, periodistas o eurofuncionarios también ha recibido algún que otro revés. El pasado otoño, una periodista le pedía en una concurrida conferencia "honestidad intelectual" a la hora de explicar su proyecto secesionista a los catalanes.
Aun así, Mas insistirá este lunes y se encontrará con el comisario de Asuntos Sociales, Laszlo Andor, así como con el de Relaciones Interinstitucionales, Maros Sefkovic. Además, almorzará con el comisario económico, Olie Rehn, habitual azote de la austeridad y público defensor de "cuentas claras y reducción del gasto público" durante esta crisis.
En un esquema más informal, se verá con una representación de la colonia catalana, donde funcionarios europeos y catalanes con destacados puestos en las instituciones intercambiarán opiniones con el presidente Mas, semanas después del varapalo de Bruselas a su propaganda soberanista.
Fuentes presentes en ese tipo de corrillos en anteriores ocasiones aseguran a LD que de esos encuentros "se suele ir con muchas palmadas en la espalda, pero algún que otro rapapolvo también". En ese intercambio estará, por ejemplo, el portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch, que hace unos días advirtió a Mas desde la radio catalana que "no es lo mismo marcharse de la UE por la puerta que por la ventana". El veterano funcionario recordaba, además, que una hipotética Cataluña independiente debería emprender un proceso de años si quisiera ingresar en la Unión Europea una vez desmembrada de España. Con todo, catalanes poco amigos de las tesis secesionistas bromean con que, a pesar de la apariencia de pluralismo de esos encuentros, "hay una serie de proscritos que nunca están invitados".